Ellen DeGeneres. Alcanzó la cima en Hollywood, la acusaron de promover un “ambiente laboral tóxico” y ahora se despide
Auge y caída de una figura estelar: una historia icónica de la era de la cancelación, de la risa al desencanto sin escalas
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Inteligente, espontánea, divertida, ¿creíble? Ellen DeGeneres había construido un imperio y lo tenía todo. Pero no pudo sostenerlo. Porque la credibilidad parece la clave de la televisión en vivo. La audiencia debe creer en quien lo recibe; en el host, que hace tiempo dejó atrás la figura del presentador para convertirse en alguien igual o más importante que sus invitados. Claro que, cuando el personaje que la audiencia ve en pantalla revela un costado oscuro, se pierde más que la confianza. Más aún en tiempos de cancelación.
En plena efervescencia del movimiento MeToo, una iniciativa que promueve que las víctimas dejen de callar sobre abusos especialmente en ámbitos laborales, Ellen DeGeneres parece haber sucumbido ante las críticas a partir de que saliera a la luz, en julio de 2020, la acusación de exempleados de su programa acerca de que ella permitía y fomentaba un ambiente laboral tóxico en total contradicción al lema del show be kind (sea amable). Maltratos, racismo, desprecio, exigencias desmedidas y productores ejecutivos acusados de acoso sexual fue más de lo que el público fiel pudo soportar.
Aunque DeGeneres niega que el motivo de su decisión de no renovar su contrato para hacer su icónico show fueran las acusaciones en su contra, la verdad es que la histriónica y singular cómica enfrenta su hora más sombría, luego de haber conocido el esplendor. Lo cierto, también, es que su historia está llena de luces y sombras.
El emblemático The Ellen DeGeneres Show (de la cadena NBC) dejará de emitirse el 26 de mayo próximo tras 18 temporadas, más de 3116 episodios y unas 2400 figuras entrevistadas, de la talla de Hillary Clinton, Michelle Obama, Reese Witherspoon, Jennifer Garner, Bono y Ryan Gosling, por mencionar apenas un puñado. DeGeneres podría considerarse un caso de éxito único. Contra todos los pronósticos, supo convertir en una mina de oro su nombre propio sin resignar su identidad lésbica, representando las conquistas de un sector en plena lucha por sus derechos en Estados Unidos y en el mundo.
Comenzó su carrera como comediante de stand up en los años 80 y su popularidad creció en 1986 cuando captó la atención con un monólogo en The Tonight Show con Johnny Carson. Así empezó a participar frecuentemente de series y programas de TV. Su primer papel regular en una serie lo tuvo con Open House y después llegó Laurie Hill. Ninguna de estas emisiones tuvo demasiado éxito, pero los productores estaban cautivados por su personalidad. En 1992, la cadena ABC le dio el protagónico de la comedia These Friends of Mine, que esta vez sí fue un éxito. Considerada la versión femenina del reconocido Jerry Seinfeld, la cadena decidió entonces cambiar el título de la serie a Ellen para la segunda temporada. Allí sobrevino el primer hito.
En 1997, y a pesar de que los productores ejecutivos le dijeron que no era una buena idea, decidió sacar del clóset a su personaje durante un episodio. Dos semanas antes, en una entrevista con Time, ella había decidido hacer público: “Sí, soy gay”. Fue el título en la tapa junto a una foto mirando a cámara en una imagen que transmitía transparencia y conexión con el público. Pero decirlo a través de su personaje fue aún más fuerte que en la revista. Lo hizo frente a 42 millones de espectadores del programa, ante el personaje de Laura Dern, que fue su compinche para contarlo de esa manera. La audiencia generó un pico de rating con aquel episodio doble, ella ganó un Emmy el mismo año y el revuelo no se hizo esperar.
Pero grupos conservadores presionaron para que Ellen perdiera patrocinadores mientras estaba aún al aire y la estrella recibió cartas con amenazas de muerte. En 1998, más allá de la excelente audiencia que la acompañaba, solo le renovaron una temporada más de la comedia. Además, cambiaron su horario a la franja posterior a las 22, advirtiendo con una leyenda previa que se trataba de “contenido controversial”. Así, Ellen recibió un gran silencio como respuesta del ambiente ante su apertura y sinceridad. “No trabajé durante tres años, nadie me llamó, nadie respondía el teléfono”, contó la comediante una década después. A Laura Dern también la castigaron en Hollywood y no la llamaron por más de un año. No le importó. “Ellen, fuiste pionera”, señaló un tiempo después una de las musas de David Lynch y ahora ganadora de un Oscar por Historia de un matrimonio.
Ellen DeGeneres volvió a dedicarse por un tiempo al stand up y no fue hasta el año 2000 cuando resurgió de la mano de Disney-Pixar, que la convocó para crear la voz de Dory en Buscando a Nemo. Ella misma contó que cuando le llegó esta propuesta estaba a punto de trabajar para la cadena de restaurantes Olive Garden por falta de trabajo en el medio. Cobijada por esta oportunidad, en 2001 llegó The Ellen Show, aunque tampoco superó la primera temporada.
En 2003 se sobrepuso definitivamente con The Ellen DeGeneres Show, donde afianzó su éxito profesional y logró combinar su plenitud laboral con la personal cuando, en 2008, se casó con la actriz Portia De Rossi (Arrested Development, Scandal). DeGeneres consiguió todo tipo de halagos por su rol de showgirl y por su generosidad por brindar apoyo económico material y psicológico a distintas causas benéficas. Incluso, Barack Obama le dio en 2016 la Medalla Presidencial de la Libertad, considerada el más alto honor para un civil estadounidense, por su accionar como altruista.
Ellen publicó varios libros que fueron best seller, incluido uno sobre diseño de interiores, y se ha destacado en el mundo empresarial: es dueña de la productora A Very Good Production y tiene su propio sello discográfico, Eleven Eleven Records, y una aplicación gamer para celulares llamada Heads Up! Además, cuenta con una marca de indumentaria llamada ED y una colección de ropa infantil en colaboración con Gap, con fines benéficos.
Su pico de fama mundial tal vez haya sido cuando organizó la selfie más retuiteada de la historia, en la ceremonia de los Oscar de 2014, junto a Julia Roberts, Meryl Streep, Bradley Cooper, Jennifer Lawrence, Brad Pitt, Angelina Jolie, Channing Ttum y Kevin Spacey (luego también cancelado), convirtiéndose en la reina de las redes sociales, querida por todos.
Comienza la polémica
Lo cierto es que, más allá de la imagen que tuvo hasta 2020, no era la primera vez que Ellen DeGeneres se vio envuelta en controversias. Es pública su enemistad con la actriz Kathy Griffin, quien la acusó de haberla menospreciado y echado de un camarín en los premios Emmy de 2007 y que hasta hoy sostiene que la presentadora es conocida en Hollywood por su manera altanera y agresiva de tratar a todos tras bambalinas.
En diciembre de 2018, el New York Times le dedicó el título Ellen DeGeneres no es tan amable como crees poco antes de que se estrenara en Netflix Relatable, su primer monólogo en diez años. La nota retrata a una presentadora exitosa que construyó una imagen de alegría y diversión naif, pero que está harta de tener que ser así fuera del set, cuando le piden una selfie por las calles, situación que ella misma describió como un “incordio”.
En 2019, su amistad con George W. Bush fue cuestionada por sus fans. Los espectadores criticaron como una “gay liberal de Hollywood” se sienta en un partido de fútbol americano junto al expresidente “conservador y republicano”. Eso, unido a su negativa a cuestionar al gobierno de Donald Trump en su programa durante el período preelectoral, su defensa al actor Kevin Hart por una serie de viejos tuits homofóbicos y su comparación entre las semanas que estuvo confinada en su mansión de Los Ángeles por Covid y “la cárcel”, se acumuló en una sola dirección: erosionar su imagen.
Como si fuera poco, se dio una situación incómoda durante una entrevista con la actriz Dakota Johnson, a quien le recriminó no haberla invitado a su cumpleaños, y más tarde, la youtuber NikkieTutorials calificó a la conductora de “fría y distante” por no haberle dirigido la palabra salvo cuando las cámaras estuvieron encendidas. Como cereza del postre, el 20 de marzo de 2020 el humorista Kevin T. Porter, burlándose de la ya cuestionada apariencia de bondad del show, les solicitó a sus seguidores de Twitter que compartieran “las historias más locas que hayan escuchado sobre Ellen siendo mala”, y ofreció donar dos dólares por cada una a la red Banco de Alimentos en Estados Unidos. Con 2900 comentarios y 72 mil likes, la donación superó los 6000 dólares.
Durante abril, mayo y junio de ese año, varios sitios web publicaron historias que contribuyeron a sepultar la imagen de Ellen, como la de un guardaespaldas que se quejó de que no recibía ni el saludo y un niño que dijo que ella lo había tratado de gordo y estúpido.
Cuando el 16 de julio de ese año BuzzFeed publicó la acusación respecto del “ambiente laboral tóxico”, aparecieron nuevos datos, como los descuidos a los empleados del show en medio de la crisis por Covid. Entonces sí: la caída estrepitosa de la audiencia, que en un año fue del 43%: pasó de 2,6 millones de espectadores a 1,5. Ni siquiera las disculpas públicas y la desvinculación de los productores ejecutivos Ed Galvin, Kevin Leman y Jonathan Norman detuvo el aluvión de switch-off de sus fans.
Las explicaciones acerca de que el show se había vuelto tan grande que ella no tenía control sobre cada detalle molestaron aún más y finalmente la polémica derivó en el fin, con la última emisión anunciada para mayo donde figuras amigas como Jennifer Garner, Channing Tatum, Serena Williams, Zac Efron, Diane Keaton, Kim Kardashian y la pareja de Ellen, Portia de Rossi, estarán en el piso dándole su apoyo.