El palacio convertido en hotel que fue escenario de grandes amores y donde se rodaron películas memorables
En sus fiestas se conocieron Maria Callas y Aristóteles Onassis, y su arquitectura del siglo XV y estilo gótico inspiraron importantes films
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Todos lo saben y lo toleran. Sería, tal vez, más que eso. Es parte del atractivo. Te sentás en la terraza, aunque esté fría la mañana. Si te acodás en el costado izquierdo, justo hacia las afueras, vas a tener una vista panorámica casi desde la punta de Venecia. El canal a tus pies, los gondoleros se preparan lavando sus transportes. Te va a parecer que gritan entre ellos, pero, en verdad, solo conversan. Es que todo es estridente en Venecia.
Todos lo saben. Las gaviotas de la laguna van a venir a tu mesa en el desayuno. Se paran en la baranda. Te miran de perfil con un ojo solo. Cuando les demostraste tu confianza y creés que no va a pasar nada, justo ahí te roban la tostada. En el mini alboroto aparece el revoleo de las servilletas de los mozos. Y la historia recomienza.
Maria Callas y Aristóteles Onassis se conocieron en una fiesta en el hotel. Goethe, Dickens y hasta James Bond, todos han sido habitués del legendario Danieli. El hotel más antiguo de la ciudad de la laguna y, probablemente, uno de los hoteles más famosos del mundo.
Lindante al Palacio Ducal y con su misma estética, guarda en sus habitaciones decenas de historias intrincadas desde los tiempos de El mercader de Venecia.
Lleva el nombre de su fundador, Giuseppe Dal Niel, a quien se conocía en la ciudad como “Danieli”. Fue él quien adquirió los pisos del Palazzo Dondolo, de estilo gótico veneciano, que fuera antes propiedad de la noble familia Dondolo que dio cuatro Duxes (gobernantes) a Venecia, entre los que se encuentra Enrico Dandolo que conquistó Constantinopla. En esos tiempos, la orilla de la laguna se veía muy diferente. Estrecha, funcionaba como puerto de los navíos comerciales que llegaban desde Oriente. Era la entrada a la ciudad y el continente.
Data de 1498 la primera mención que se hace del palacio como lugar de prestigio para los viajeros. Es gracias a una estadía del príncipe de Salerno, Antonello de Sanseverino quien, junto con un séquito de 44 viajeros, se alojaron por toda una temporada. En 1536 el edificio fue comprado por otra familia noble, los Gritti (de quienes se conserva en la laguna otro palacio, también devenido en hotel con el apellido familiar) y luego perteneció a los Bernardo y los Mocenigo.
Cualquieras fueran las manos que lo lideraran, el Palacio Dandolo fue sinónimo de grandes fiestas que allí se celebraban. Allí, en 1629 tuvo lugar la recepción de la boda entre Giustiniana Mocenigo y Lorenzo Giustinian, para la que se encargó una de las primeras obras de teatro que se montó en Venecia: el rapto de Proserpina de Claudio Monteverdi y Giulio Strozzi.
Dal Niel primero alquiló un piso del lugar para abrir el Albergo Reale en 1822. Dos años más tarde compró el edificio entero, lo restauró y lo convirtió en el Hotel Royal Danieli. Adquirido por nuevos propietarios casi 50 años más tarde, los Genovesi y la Campi Bozzi & C, sumó electricidad, ascensores y radiadores de vapor, una innovación que no tenía casi ningún hotel del mundo.
En 1945 se demolieron las casas de la izquierda del palacio para ampliar el original que hoy se conecta a través de un puente interno sobre una de las lagunas laterales. Ese es el Palazzo Danieli Excelsior, una extensión del Hotel Danieli. Es en este espacio donde se encuentran hoy las habitaciones más palaciegas con vistas inigualables del Gran Canal. Anteriormente, se había ampliado con otro palacio en su lado derecho: Casa Nuova, del XIX.
Con aires vigentes de Casanova
Así como se sabe que el Giacomo Girolamo Casanova, el libertino aventurero que dejó en sus escritos más que sus romances, una radiografía perfecta de la cultura de su época, amaba los cicchetti de Do Mori, el local al paso que sirve hasta hoy las tapas venecianas a pasos del puente del Rialto, también es conocido su afán por ocultar amoríos entre los telones de brocato que cubren las ventanas de los cuartos del Danieli.
No es solo un hotel. Sus paredes encarnan historias míticas que atraviesan su particular arquitectura, el arte que cuelga de sus paredes de manera natural y su participación en cuentos de obras extraordinarias. Solo en cine, con muchas películas memorables ambientadas en sus espacios del siglo XV. La undécima película de James Bond protagonizada por Rober Moore, Moonraker (1979) con Roger Moore; El Turista (2010), progonizada por Angelina Jolie y Johnny Depp, film para el que se reprodujo en estudios la habitación del Dux del hotel que, en la historia, queda dañada luego de una escena; Un amargo despertar, de Vittorio De Sica (1973); Problemas en el paraíso, de Ernst Lubitsch (1931).
Además de ser el escenario de la mítica historia de amor entre Onassis y Callas, su encuentro en una de las tantas fiestas organizadas por las organizadas por Elsa Maxwell, participante del trío de columnistas de las celebridades junto a Hedda Hopper y Louella Parsons en Hollywood, el Danieli fue cobijo para otras tantos romances.
Eleonora Duse, célebre actriz de finales del siglo XIX, en 1895, estaba en el punto más alto de su popularidad y acababa de divorciarse. En la puerta del Danieli, se cruzó con quien se llevó a sugerir que había “visto el sol”. Era Gabriele D’Annunzio, poeta y novelista italiano, fundador del fascismo, temido por Mussolini y admirado por Joyce y Hemingway. Su historia es una puesta en escena de El triunfo de la muerte, del propio D’Annunzio, también ambientada en el Danieli. Vivieron juntos por 8 años en Florencia.
George Sand y Alfred de Musset vivieron en el hotel por algo más de un mes, hasta que el músico enfermó y la escritora se enamoró allí mismo, en el Danieli, del médico que atendió a su pareja, Pietro Pagello. De hecho, su habitación era la ahora famosa número 10, una estancia en esquina con vistas a las orillas de la Riva degli Schiavoni. Desde el balcón , Sand podía ver la puesta de sol, que luego describió en sus Cartas de un viajero.
Un trabajo conciente promueve la conservación de las entrañas del espacio. Meticulosamente restaurado por el diseñador de interiores francés Pierre-Yves Rochon, las Suites Palazzo Dandolo son un viaje al pasado, desde la legendaria Suite Real Dux Dandolo hasta las extraordinarias Suites Signature inspiradas en el glamour de las celebridades femeninas del cine, la moda y la música. Dandolo está dedicada, como ha sido desde los inicios del hotel, al Dux Enrico Dandolo, 41º Dux de la Serenísima República Veneciana. Un escenario que quita el aire en esquina del Piano Nobile de Palazzo Dandolo, sus balcones privados dan a la laguna de Venecia con vistas de 180° del Gran Canal. En el marco de su gótico veneciano de mármol rosado, columnas con hojas de oro y los candelabros de cristal de Murano, es posible vivir otra historia de amor, pero esta vez con Venecia que, desde el Danieli, parece concentrar todos sus lujuriosos atractivos.