El Messidor: un palacio francés a orillas del Nahuel Huapi que fue presidio para una expresidenta
En Villa La Angostura, la obra lleva la firma de Alejandro Bustillo, una de las figuras más prominentes de la arquitectura argentina.
- 5 minutos de lectura'
Es difícil imaginar que una única persona puede haber tenido suficiente tiempo como para obtener el Primer Premio del Salón Nacional de Pintura del Museo de Bellas Artes con un autorretrato, y a la par haber creado el hotel Llao Llao y el Centro Cívico, ambos de Bariloche. También, el conjunto del Hotel Provincial y el Casino de Mar del Plata, entre otras decenas de piezas memorables, como la casa central del Banco de la Nación Argentina y las casas de Victoria Ocampo.
Además tuvo tiempo para triunfar junto al arquitecto Angel Guido en el concurso de anteproyectos del Monumento Nacional a la Bandera. Ese fue Alejandro Bustillo (1889-1982), fundador del llamado estilo clásico nacional, es una de las figuras más prominentes de la arquitectura argentina.
A Bustillo recurrió Sara Madero de Demaría Sala, hija de Carlos Madero y de Sara Unzué. Primos entre ambos, Sara quería que Alejandro llevara adelante la idea de un palacete francés en la ribera del lago Nahuel Huapi. Eran tiempos en el que el hermano de Alejandro, Ezequiel Bustillo, presidía Parques Nacionales.
Entre algunas de sus ideas estaba la de disponer una serie de villas a la ribera del lago, entre Villa La Angostura y Villa Traful. Para eso realizó un loteo y convenció a algunos cercanos para que compraran los terrenos vírgenes. Debieron ir a licitación y Sara resultó adjudicataria de uno de ellos. En una entrevista que se publicara en el diario local El Pionero la propia Sara comentó que su marido no estaba tan entusiasmado como ella por la idea. “Vi esa belleza incomparable”, declaró entonces.
El pliego de la adjudicación ponía plazo de cinco años para la construcción de las propiedades, a fin de hacerse acreedores de manera definitiva del lote. La familia Demaría Sala inició una construcción modesta con troncos. En medio de la tarea Sara perdió a sus padres y ese vacío la impulso a convocar al arquitecto Bustillo.
Con su conocimiento previo de la zona y el terreno, y de las perspectivas posibles, rápidamente planteó las bases de lo que sería un palacete francés en medio de Villa La Angostura.
El primer dilema que enfrentó Bustillo fue el emplazamiento. Luego de elegir el mejor sitio para evitar que el terreno se derrumbara, la afincó frente a la península de Quetrihue, con fondo escena de la Estancia Huemul. Bustillo eligió piedra para darle vida a la construcción atendiendo al pedido de Sara que le temía a los incendios.
Allí comenzó la gesta de un castillo a escala en 1942, rodeado por jardines irrepetibles sobre las costas del lago Nahuel Huapi.
Con aire de revolución
En un paseo por San Isidro, Sara identificó una casa en piedra que le hizo visitar a Bustillo. Bajo esa idea trabajó el arquitecto, aunque la esbozó más grande. En algún momento Sara comentó que la había atemorizado el proyecto tan ambicioso de su primo, pero confió en su criterio.
El interior se trabajó en madera de ciprés de la zona. El jardín se diseñó poco, porque Sara prefería dejarlo natural, acorde al paisaje al que siempre calificó de grandioso. Apenas usó un par de rosales que le obsequió una vecina y que enmarcaron el ingreso.
También incluyó unas sequoias traídas de la vecina isla Victoria. Sin embargo, en el primer planteo general de la obra se proporcionó un estilo geométrico, propio de las residencias francesas. Entre las especies autóctonas que se encuentran aun hoy hay colihues, radales, pinos de diversas especies, arrayanes, castaños, abedules, robles, maitenes, nogales y ñires.
La leyenda dice que el nombre de El Messidor se inspira al décimo mes del año del calendario francés que impuso la Revolución de 1789, el “Mes de Oro” en homenaje a las espigas doradas que la temporada deja florecer en ese tiempo del año. Los revolucionarios eligieron ese nombre basándose en el tono de dorado de esos tallos. Sin embargo, lo cierto es que la familia de Sara ya tenía una casa en la costa atlántica con el mismo nombre y lo tomaron para replicar la estancia también en la montaña.
El diseño presenta dos plantas y un sótano. En la planta superior, con vista al lago, se encuentran los dormitorios y la terraza que fue un agregado posterior de Bustillo en uno de sus viajes y estancias. En la planta baja se reúnen el comedor, el living, otra salita de estar decorada con un cuadro de Juan Carlos Castagnino y otro de Antonio Berni, además de una biblioteca circular. Con bastante distancia, en el otro extremo de la casa, se encuentra el área de huéspedes, junto a la cocina y la despensa.
Vivieron allí en familia hasta que los dos hijos de Sara y José Demaría, Fernando y Sara partieran. Poco a poco la casa fue quedando grande.
Para 1954 se inician gestiones desde el gobierno de Neuquén con intenciones de adquirir la propiedad como una manera de conservarla. Para 1964 se finaliza la operación y El Messidor se transforma en la residencia oficial del gobernador.
Otra parte de la historia se vivió en la residencia. En ocasión del golpe de Estado de 1976, la entonces presidenta Isabel Perón fue subida a un avión Fokker que, de inmediato, el mismo 24 de marzo en la madrugada, la trasladó a El Messidor con su asistente y sus dos perros. Comenzaban entonces los meses que pasaría recluida allí incomunicada, sin calefacción y vigilada por 300 efectivos.
Hoy el castillo se puede ver, en ocasiones de visita, circulando en vehículo por los senderos interiores sin detenerse ni descender. En 2012, en sus jardines posaron para las fotos los reyes de Holanda, Guillermo y Máxima con sus tres hijas, cuando viajaron a Villa La Angostura para pasar las fiestas con la familia Zorreguieta.
Ricardo Alfonsín tomó el sitio como lugar de reposo luego de su renuncia a la presidencia. Aquí fue la mítica historia de la “picadura de abeja” que declaró haber sufrido el entonces presidente Carlos Menem.