El hombre que arriesgó su familia para confirmar que Vilas fue número uno del mundo en 1975 y 1976, aunque el desenlace no fue el esperado
Escritor del único libro argentino integrante del Hall de la Fama del Tenis mundial y decano del periodismo en los courts, Eduardo Puppo ha dedicado una vida buscar la verdad, un hito que casi le cuesta su familia
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“Tienes que dedicar horas porque siempre hay algo que puedes mejorar”. Ese ha sido el lema del último baluarte del tenis mundial que arremetió con éxito a todo lo que se puso en su camino. Cuando Roger Federer dijo adiós, refrescó estadísticas del pasado que intentan establecer un ranking histórico de los mejores. Aunque, como señala Luis Vinker en el más reciente libro sobre el mito argentino, Guillermo Vilas, el número uno, el poema de Kipling que encuadra el ingreso al court de Wimbledon, desenmascare la condición de impostores del ganar y el perder.
Para Eduardo Puppo, “el Gran Willy”, retirado, no atravesando hoy su mejor momento pero siempre leyenda, puede enarbolar aún la frase de Federer. Para Puppo aún puede mejorar.
Periodista, historiador e investigador especializado en tenis, Eduardo nació el 14 de septiembre de 1957 en San Isidro. Si Vilas fue el inventor del tenis argentino, Puppo está bastante cerca de llevarse el título en materia de periodismo nacional sobre los courts. En 1980, con 23 años, lanzó la primera publicación local especializada en ese deporte: Tie-Break, informativo tenístico, cuyo primer ejemplar se imprimió en la escuela salesiana Juan Segundo Fernández. Su primera cobertura periodística internacional fue en el Abierto de los Estados Unidos de 1983, en Nueva York. Su primer programa radial propio lo compartió con Guillermo Salatino en Radio Belgrano, para esa misma época. Desde entonces trabajó como periodista en 17 países diferentes en más de 100 viajes al exterior para coberturas internacionales, con más de 60 torneos del circuito Grand Slam y 80 etapas de la Copa Davis. Fue jefe de prensa de torneos de tenis en la Argentina y de varios tenistas locales como Gastón Gaudio, Guillermo Coria, David Nalbandian y Guillermo Cañas.
Impulsó la instrumentación del Salón de la Fama del tenis argentino, puesto en marcha el 2 de septiembre de 2011, con la introducción de los 184 primeros tenistas de relevancia en toda la historia.
Hace una década lanzó una obra editorial monumental: la tetralogía Historia del tenis en la Argentina. Tres tomos de papel en coautoría con el decano periodista Roberto Andersen, de quien se cumplieron este año 100 años de su nacimiento. Con más de 1600 páginas, 5700 fotos y el aporte de más de 500 colaboradores que ofrecieron su opinión sobre el tenis argentino, entre los que se incluyen nombres como Martina Navrátilová, John McEnroe, Ilie Nastase, Björn Borg, Ion Tiriac y Mats Wilander. Esta proeza fue introducida a los pocos días en el Hall de la Fama del tenis mundial con sede en Newport, Estados Unidos.
Vincha bien arriba
Este monumento llamado Puppo, obseso, prolijo, un microcirujano de los datos y los hechos, se embarcó en una utopía en aquello de hacerlo aún mejor a Vilas sin que éste toque una raqueta. El motor se puso en marcha inspirado en la campeona australiana, Evonne Goolagong quien por los años 70 se destacó en el tenis femenino y que, años más tarde, inició un reclamo frente a la Asociación de Tenis Femenino (WTA). La entidad para 2007 la reconoció oficialmente como la número 1 del mundo durante dos semanas en 1976, aclarando un error en los cómputos de la época.
Algo similar pasó con Vilas, aunque sin éxito. Para el mismo año el tenista presentó una moción a la ATP y a la FIT para que se revieran los rankings de 1977, pero el pedido le fue denegado bajo el argumento textual de: “No vamos a aplicar el sistema de ahora a los años 70. Cada modelo es oficial para su temporada”. En esa temporada, Vilas ganó 16 torneos, incluidos Roland Garros y el US Open, pero el número uno resultó Jimmy Connors, que ese año no logró ningún certamen de Grand Slam. Eso fue suficiente para que el fervor de Puppo encendiera motores.
“Todos los proyectos no convencionales -cuenta en charla exclusiva con LA NACION revista-, los que no tienen antecedentes, requieren ser jugados de otra manera que no puede ser ordinaria. Los míos quizá nacieron desde la enjundia periodística y se alimentaron con la necesidad de llegar a una respuesta, y eso puede demandarnos parte de la vida misma, como pasó con mi familia”.
Es que en la cruzada, Puppo no estuvo solo. María Luz Marín, su esposa, jugó al tenis y estuvo en el ranking mundial junior. Conocía el paño del reclamo. Acompañó a Eduardo gran parte del camino, pero las cosas se fueron volviendo más intensas de lo recomendable. “Me obsesionaba perseguir a la verdad y tener argumentos para probarla, más allá de Vilas”, indica. Tuvieron algunas crisis, pero las superaron.
“La pasión no debe ni puede estar sola, no nos llevaría a ningún lado -completa-. Ser apasionado puede herir, puede confundirse con ser soberbio. Quise ser responsable, pero fue imposible hacerlo sin ayuda: si no tenemos el sostén real de personas que nos comprendan y quieran, no hay posibilidad de llegar a la meta”.
El proceso implicó el rastreo uno a uno de resultados y puntos de todos los tenistas profesionales a partir del inicio del circuito ATP (Asociación de Tenistas Profesionales). “Los rankings de la época estuvieron sometidos a baja tecnología y faltantes que la ATP actual no pudo confirmar con sus archivos -continúa-. Finalmente, luego de siete años, conseguí la información total: más de 26.000 resultados de 542 torneos, con sus puntos y bonus”. Para avanzar sobre los números, se unió al matemático y programador rumano Marian Ciulpan. Dueño y creador de OpenEraRankings.com, una plataforma que ofrece rankings en línea, con proyecciones de los torneos que se están jugando, y rankings de otros tiempos, Ciulpan con sus conocimientos ayudó a agilizar el proceso. Como resultado del estudio de más de 1000 páginas y cerca de 1200 pruebas, se llegó a la conclusión de que Vilas fue el mejor por promedios en momentos de 1975 y de 1976. La investigación se encuentra en estudio por parte de la ATP.
“Nunca dejamos de perseguir el objetivo. No se trata de convertirme en el “empleado del mes”, sino del reconocimiento oficial de una posición que no puede ser refutada científicamente por nadie. Por eso estamos tranquilos, porque las pruebas siempre demostrarán qué sucedió en los 70. La pandemia nos sacó del camino un año y medio, pero hoy estamos fuertes con la defensa. Hay pasos legales que cumplir, basados en los números de época que son imposibles de eludir y, tarde o temprano, se escribirá la parte de una historia que está incompleta”.
Su particular tarea de investigación inspiró el documental que Netflix estrenó en medio de la pandemia, Vilas: Serás lo que debas ser o no serás nada. Una película que, cuenta, “comenzó a rodarse en mi cabeza a los siete años de haber iniciado con la investigación. En ese momento ya tenía todo el material para sacar las cuentas necesarias. Una plataforma global permitió mostrarle de a una vez a mucha gente el camino que hicimos”.
Mientras sigue brindando sus apreciaciones desde la pantalla de CNN en español y da los toques finales a la biografía autorizada de Vilas, que lleva 8 años de producción, se muestra fuerte para sostener las embestidas de cualquier saque. “Si alguna vez me sentí agobiado o desalentado porque no llegaba a ninguna parte, la pasión me rescató, siempre”.