El ayuno intermitente. Beneficios de un método ancestral
Es uno de los grandes temas de moda al hablar de bienestar. Pero como todo tema de moda, hablan los más respetados especialistas, y los que no tienen ninguna credencial que los avale. Por eso, le pedí opinión a Marc Romera Álvarez, autor de El manual definitivo del ayuno intermitente y reconocido divulgador de salud desde su empresa Elite Fitness. El ayuno no es nuevo ni para nuestra biología ni para nuestros genes. Según explica Marc, lo que resulta antinatural desde una perspectiva evolutiva es, en cambio, comer cada tres horas o llevarnos algo a la boca apenas nos despertamos.
“Durante el 99% de nuestro tiempo sobre la tierra (el período paleolítico representa la época más larga de la existencia de nuestra especie), nuestros antecesoros vivían en un entorno de hostilidad y escasez, donde el acto de comer era la recompensa al esfuerzo requerido para conseguir el alimento”. El cuerpo se adaptó a realizar todo tipo de actividades y esfuerzos en un estado de ayuno. El mundo moderno rompió ese vínculo ancestral y nos convirtió en personas dependientes de la comida.
Romera Álvarez explica que hoy somos metabólicamente inflexibles y glucodependientes, que nos hemos convertido en el cliente ideal de la industria alimentaria. Contrariamente a nuestros antepasados, la nuestra es una cultura de sedentarismo, en la que pasamos largas horas sentados trabajando delante de una computadora.
El ayuno intermitente volvió a escena para mejorarnos la vida. Si bien no es una práctica para todo el mundo e implica sus riesgos (sobre todo cuando se realiza sin adaptación previa), puede ayudar a mejorar la composición corporal, perder peso, incrementar los niveles de energía y mejorar la salud. Existen distintos tipos, pero el más popular consiste en comer con normalidad en un lapso de ocho horas por día, y ayunar 16, que en una alimentación promedio significaría comer recién a las 13 y dejar de hacerlo a las 21. Aunque al principio seguramente cueste deshabituarse al desayuno y a la necesidad de comer con más asiduidad, es probable que enseguida se note un efecto de mayor energía y concentración. Si el cuerpo no está ocupado realizando permanentemente algún tipo de digestión, puede enfocarse en otros procesos vitales. Por ejemplo, la autofagia, que permite eliminar residuos celulares que intervienen en el envejecimiento y en determinadas enfermedades, al tiempo que estimula la regeneración de los tejidos.
Esta práctica está contraindicada para embarazadas, mujeres que amamanten, o personas con cierto tipo de afecciones. Siempre debe consultarse a un médico. Si las condiciones están dadas, probar este método puede traer beneficios a nuestro bienestar. No sé si todo tiempo pasado fue mejor, pero sí creo que tenemos mucho que aprender de nuestros ancestros.
Cuatro libros
Para mantener la mente en forma
- El manual definitivo del ayuno intermitente, Marc Romera
- Me pica la abuela, Leonor Inés Pissanchi
- Nutrición al diván, Matías Marchetti
- Apasiónate por tus ventas, Mery Figueroa