Por qué las decimos: “la suerte está echada”, “quemar las naves” y otras frases populares de origen histórico
Algunas aparecen en grandes hechos históricos y sus protagonistas, y otras se repiten sin conocer su significado: qué hay detrás de estas frases
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Se repiten casi sin pensarlo, pero su sentido se emplea siempre correctamente. Algunas de ellas tienen origen en la historia. Otras son frases populares con historia. En ambos casos es común que se desconozca su raíz e incluso que, quien no se detenga a analizarlas, confunda la razón de su surgimiento.
Entre las frases populares con origen en un hecho histórico, se destaca una que es atribuida a Julio César. “Cuando Julio César volvía con las tropas, empezando a cruzar el río Rubicón, al norte de Italia, ingresa al territorio italiano. Al cruzar ese río, por las leyes se convertía en un ejército rebelde, en un ejército armado que ingresaba a los dominios de Roma, de la capital. Entonces, Julio César, que en un principio estaba indeciso si hacerlo o no, tomó la decisión de cruzar el Rubicón. Desde entonces se le atribuye la frase “la suerte está echada”, que significa que ya no hay marcha atrás”, narra a LA NACION revista el historiador Daniel Balmaceda.
Otra frase popular cuyo origen se remonta a 1521, en México, surgió a partir de una acción atribuida a Hernán Cortés. “El conquistador, para evitar rebeliones y para que nadie diera marcha atrás en la campaña que él iniciaba, ordenó hundir o quemar las naves. Entonces de allí nos viene “quemar las naves”, como diciendo hasta acá llegamos, para atrás ya no se puede retroceder”, explica Balmaceda.
Más cerca en el tiempo, pero también originada en un hecho histórico es “sangre, sudor y lágrimas”, frase que fue expresada “en un discurso de aliento al pueblo inglés por parte del entonces primer ministro del Reino Unido, Winston Churchill, durante la Segunda Guerra Mundial”, añade. El líder inglés la pronunció en un momento en el que las fuerzas aliadas estaban sufriendo sucesivas derrotas frente a Alemania. De esta manera, alentó a seguir combatiendo contra los nazis.
¿Y de la historia argentina? “Nosotros no tenemos frases originadas en hechos históricos porque no se han convertido en frases populares originadas en hechos históricos. Si bien hay algunas que se han ido repitiendo a través de la historia por la cantidad de años que tienen, nosotros no tenemos de ese estilo. Sí tenemos frases de la historia pero que no se han convertido en populares”, aclara el historiador. Una de las que menciona Balmaceda, “el pueblo quiere saber de qué se trata” es anónima y nació en el contexto de la Revolución de Mayo en 1810. “No es una frase que hoy digamos popularmente o que se haya multiplicado”, aclara.
Son célebres también las palabras pronunciadas por el Sargento Juan Bautista Cabral, “muero contento, hemos batido al enemigo”, pero tampoco clasifican entre las populares. “Son frases de la historia, momentos históricos, con frases que no han prosperado”, destaca Balmaceda.
“El radicalismo tiene la suya propia: “Que se rompa pero que no se doble”, que en realidad es una frase medieval que se ha ido modificando a través del tiempo, que llegó a tener una forma en el lenguaje gaucho y que (Leandro N.) Alem, al suicidarse, la escribió en una de sus cartas póstumas, donde decía que él prefería quebrarse, pero no doblarse, en el sentido de no doblegarse. Entonces, el radicalismo la tomó como frase, pero no es una frase popular. Son hechos históricos donde se han originado algunas frases, pero no se han convertido en populares”, aclara el historiador.
De la historia contemporánea, destaca “síganme que no los voy a defraudar”, que tampoco encuadra entre las populares, asegura.
Daniel Balmaceda diferencia las frases originadas en un hecho histórico de aquellas con historias. A este último grupo pertenece “a cada chancho le llega su San Martín”.
“El día de San Martín de Tours, cuyo santoral es el 11 de noviembre, en Europa existía la costumbre pagana, que iba más allá del cristianismo, de matar un puerco para juntar embutidos porque se les venía la época de frío. Entonces, hacia esa época comenzaban los preparativos para soportar el frío europeo, sobre todo entre los latinos. Era esta costumbre la que derivó en una frase muy común en ese tiempo, que era “a cada puerco le llega su San Martín”, que vendría a ser que a cada chancho le llega su final en el día de San Martín de Tours. A nadie se le va a pasar”, relata.
Y de allí llegó hasta nuestros días “a cada chancho le llega su San Martín”. “Lo que pasa es que, como nosotros tenemos el padre de la patria con ese nombre, ahí suele generarse alguna confusión. De hecho, un funcionario realista en Chile mencionó la frase cuando San Martín estaba por cruzar los Andes, dando a entender que también a él le iba a llegar su momento de que se terminara su suerte. Y escribió la frase “no nos preocupemos que a cada cerdo le llega su San Martín”. Terminó siendo usada en una situación histórica pero la frase viene de mucho antes”, apunta.
El historiador, que es además un estudioso del tema de las frases, volcó muchas de ellas en su libro El apasionante origen de las palabras. “Es un libro donde cuento cantidad de frases que repetimos constantemente”, recalca. Cortarle el rostro, No quiere más Lola, Ni pincha ni corta, Me importa un bledo son algunas de las que se repiten a diario cuyo origen y significado Daniel Balmaceda explica en su cuenta de Instagram (@danibalmaceda). También es autor del recientemente editado Historias de la Belle Époque Argentina (Sudamericana)