Una muestra en la Fundación Arte x Arte rescata el trabajo de un fotorreportero talentoso y versátil, cuyo legado quedó oculto durante décadas
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Con sombrero y sobretodo el hombre espera en la vereda, apoyado sobre una puerta. Es de noche, las luces de la calle están encendidas y proyectan la sombra de los árboles sobre la fachada del edificio Conde. “Es como un policial negro. No es un encargo ni una foto de prensa, también fotografiaba porque le gustaba”, dice Daniel Merle sobre esta misteriosa imagen tomada por Alberto Haylli, fotorreportero fallecido en 1994, de fama creciente gracias a su historia inspiradora.
Los temas más diversos fueron registrados por “el Gordo” entre las décadas de 1930 y 1980 en Junín, donde vivió desde los ocho años cuando llegó de Córdoba, y en Buenos Aires, a donde viajaba cada semana para realizar coberturas. Su lente no discriminaba: registró bautismos, casamientos, hechos policiales, trenes, carreras de autos, desnudos y la vida política nacional, que incluye el ascenso de Juan Domingo Perón y su relación con Eva Duarte.
En todos los casos, había algo en común. Una búsqueda estética comparada por expertos con grandes maestros como Horacio Coppola, Brassaï y Henri Cartier-Bresson, por su manejo sutil de las luces nocturnas y los rápidos reflejos para capturar “el instante decisivo”.
“Si me mostrás una foto de Coppola y me decís que es de Haylli, puede ser que me confunda. Sus fotos tienen esa misma espontaneidad. Y hay algunas, sobre todo de personas, que son mejores”, observa Merle, exeditor de fotografía de LA NACION, en el documental Una memoria revelada. Estrenado el año pasado en Canal Encuentro y disponible en YouTube, forma parte de un proyecto impulsado desde hace años por Christian Rémoli. Tras el descubrimiento en un altillo de 95.000 negativos y 50 horas de material fílmico, su digitalización, la producción de un mural en su homenaje y la edición de un libro, continúa ahora con una muestra en Arte x Arte.
Por el hallazgo inesperado del monumental archivo, el rescate y la puesta en valor de un legado no apreciado en su época, la historia de Haylli fue comparada con la de Vivian Maier. La fotógrafa estadounidense, que trabajó como niñera y acumuló unos 150.000 negativos encontrados por casualidad tras su muerte, también murió en la miseria. “En un punto, la fotografía de Maier está un poco sobrevalorada por la leyenda –opina Merle-. Me interesa más el personaje de Haylli. Sus fotos, tomadas en un país sudamericano y con un acceso a la tecnología y a la información más limitado, no tienen nada que envidiarle”.