Hace más de medio siglo, Eduardo Mac Entyre buscaba crear obras que representaran un mundo de tecnología y de cambios; el legado de este pionero del arte generativo se transforma ahora en NFT
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“El temor de los viejos artistas de sentirse desplazados por la máquina es infundado. Mientras sea el hombre el que trasmite y mientras haya seres con algo nuevo que decir, nunca sucederá eso”. La cita de Eduardo Mac Entyre pertenece a una entrevista publicada por El Tiempo de Bogotá en noviembre de 1969. Meses después de que este pionero argentino participara de Arte y cibernética, muestra exhibida en el Centro de Arte y Comunicación (CAyC).
“Nos unimos varios pintores para trabajar en algo novedoso: el arte cibernético, del cual se ha hecho algo en Estados Unidos, Japón y quizá en Europa, pero que constituyó el primer intento en Latinoamérica –explicaba entonces-. Nuestros dibujos, transformados en cálculos por ingenieros programadores, fueron reproducidos en computadora IBM y exhibidos por la Galería Bonino que vendió la serie a precios económicos. La exposición ideada por el crítico Glusberg alcanzó uno de los mayores éxitos en los últimos tiempos, particularmente entre la juventud”.
Este último, en tanto, proclamaba “la inminente asociación entre el artista y la cibernética”, según recuerda María Cristina Rossi en Mac Entyre, libro de más de 300 páginas publicado en 2017. “Estamos hablando de un arte nuevo -escribía Glusberg en el texto de presentación de la exposición-, dinámico, comprometido con el contexto social al que pertenece, con la época interplanetaria, que va más allá de las técnicas institucionalizadas. Un arte vivo, creado por el ejército de pioneros de nuestro tiempo que utilizan ideas, formas sintéticas o ecuaciones matemáticas, en lugar de pintura: luces y motores, e información en lugar de pinceles”.
A diferencia aquellos ingenieros, Mac Entyre creaba con tiralíneas y compás formas abstractas llenas de luz, fuerza, color, energía y movimiento. Sin embargo, en el manifiesto de “Arte generativo” firmado en 1960 con Miguel Ángel Vidal, ambos invitaban a seguir investigando para “engendrar belleza nueva, allí donde el feliz mortal con capacidad creadora la descubra”.
“Quiero un arte que pueda representar nuestro mundo de tecnología y de cambios”, decía en otra entrevista publicada en México por el periódico Excélsior, en 1973. Casi medio siglo después, dos versiones de sus obras participan de XReal Metaverse, el primer festival de criptoarte en metaversos, con piezas virtuales NFT geolocalizadas en Buenos Aires. Se renueva así el legado de un maestro que enseñaba a sus alumnos a “no esperar que los éxitos vengan tan rápidamente”.