Decorar en Navidad. Las nuevas propuestas que desplazan al arbolito
Pierde su protagonismo como gran centro para permitir vestir de fiesta rincones de la casa
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Con un espíritu especial y ante la posibilidad de reencuentros al aire libre, estas fiestas se preparan diferentes, con árboles, pesebres, coronas y todo tipo de arreglos que vuelven a vestir las casas por unos días y las mesas de Nochebuena.
“Argentina no tiene mucha tradición en decoración navideña. A mí me encantan las vidrieras; una de las cosas que más me gustan es crear climas”, afirma Sebastián Salazar, de Salazar Casa (@salazarcasa), una de las tiendas de decoración que más se esmera por transportar el ambiente navideño a sus vidrieras. La del año último tenía unos chanchos rosas como protagonistas –”los renos eran obvios y además me gusta crear con lo que tengo”–, entre trineos y regalos volando por el aire. Su árbol de Navidad era en tonos cobres y rosados. “Siempre elijo un color y algo temático”, aclara.
Este año el tema de sus vidrieras son los arbolitos, de distintos tamaños. Es que, según el profesional, los árboles enormes no van más. En cambio, propone ambientes que cuenten con un toque de Navidad y ya no toda la casa intervenida. Entonces, el gran árbol verde es reemplazado por dos o tres más chicos, de diseño, de distintas alturas, colocados estratégicamente en un rincón visible de la casa. Pueden ser de madera con luces o hasta una cloche, especie de cápsula de cristal con el motivo navideño en su interior.
En cuanto al color dominante para la decoración, Salazar se inclina por paletas monocromáticas en verde, blanco o rosa. Su preferido para los adornos navideños es el blanco. La clave es dónde colocarlos: guirnaldas y lucecitas coloradas en la biblioteca, velas en la mesa y repartidas por toda la casa. Recomienda no mezclar colores ni materiales sino más bien agruparlos en distintos rincones. Y saber destacarlos. Por ejemplo, sobre una puerta negra resaltan tradicionales guirnaldas verdes y coloradas.
Para la comida de Nochebuena, sugiere una ambientación especial que acompañe una buena mesa que se arma solo esa vez en el año. Mágica, incluye luces, velas y guirnaldas que permiten dar una escenografía por medio de una iluminación tenue y juego de colores. El blanco y verde de la mesa, con sus platos de vidrio inspirados en la hoja de taco de reina aportan lo suyo. Sobre la mesa, adornos con luz por medio de pilas: casitas blancas o arbolitos con luz. El mantel y las servilletas blancos permiten resaltar la luz y el color y los cubiertos dorados suman glamour en un todo que es simple.
En tanto, Marcelo Mazza (@marcelomazza_ok) se juega por los colores claros, la nobleza de los materiales y la ausencia de todo tipo de estridencia. El interiorista hace un paralelismo con lo que se ve en la moda, donde todo es más austero como resultado de casi dos años de pandemia. “No más mesas doradas, plateadas, cargadas y con mucho brillo. Todo es más simple. La austeridad tiene que ver con un cambio que hay en el mundo, con un cambio de valores donde no hay lugar para lo ostentoso. La gente quiere calma y por eso todo es más tranquilo”, analiza el interiorista, cuyo pasado como escenógrafo del Teatro Colón le aporta una mirada aguda a la hora de elaborar ambientaciones.
Su propuesta navideña le huye al exceso, pero no renuncia al nuevo lujo que prioriza la calidad de los materiales. Así, su mesa se viste con manteles y servilletas de lino, vajilla de cerámica opaca tipo grès, cubiertos de acero inoxidable y cristalería lisa, sin tallado ni colores. El blanco es su color de fiesta y no faltan flores naturales y disecadas, tipo peonía o magnolia, en tonos claros, que van de los naturales y beiges a los grises o tierras. En Nochebuena, velas y más velas. No sostenidas por lujosos candelabros sino velones, con diez a veinte centímetros de diámetro y quince a cuarenta de alto, que se apoyan solos. Formando tríos o dúos de diferentes alturas y diámetros, se ubican intercalados entre hojas secas en marrones, chocolates y terrosos. O en el centro de la mesa, entre texturas de rafia, linos y algodones naturales.
¿Árbol de Navidad? Según Mazza, queda descartado el tradicional verde con adornos rojos. El interiorista propone un árbol que acompañe toda la ambientación, en colores crudos, con adornos de madera o angelitos en cerámica en tonos claros. El pesebre es una pieza clave de navidades más serenas y con menos necesidad de brillos. Una vez más se inclina por la simpleza de piezas de treinta centímetros, de cerámica en color crudo, sin cara. José, María y el niño Jesús componen piezas escultóricas, cercanas al arte.
Por su parte, Cari Ríos, de CR Deco (@caririos.deco), admite que no se guía tanto por la tendencia. Sin embargo, reconoce que los sacudones de la pandemia impactan en la manera de ambientar las casas para la llegada de la Navidad. “La casa se convirtió en nuestro refugio y hemos aprendido a dar valor a esos placeres simples que nos dan paz y que nos gratifican. Recuperamos el amor por los objetos y por los detalles. En síntesis, se necesita menos y se valora más”, reflexiona la decoradora. En sintonía con lo que percibe en el aire de época, incluye en la decoración materiales naturales, tendencia que, asegura, llegó para quedarse. Reciclar y reutilizar es algo que tiene lugar en su propuesta. Para decorar la Navidad Cari Ríos recurre a la madera y reserva los tonos dorados y ocres para los adornos en un resultado que persigue ser simple y elegante a la vez.
Su mesa del 24 a la noche mixea vajilla nueva y vintage sobre un mantel de lino, con centros de mesa naturales, con mucho verde. Hojas y ramas se entremezclan con velas. ¿La clave de un resultado armonioso y no sobrecargado? “Está en que los elementos tengan un nexo en común. Pueden ser los materiales, el color de los géneros o un elemento en sí, como las velas o las flores”, asegura. Para la profesional es fundamental mezclar distintas vajillas de entre las que hay en casa, lo que le imprime a la celebración un toque personal y único.
Juli Bong (@julibong) desde su cuenta de Instagram comparte sus ideas con sus más de cincuenta y cinco mil seguidores. Para ella, “las fiestas y las reuniones después de la pandemia se sienten diferentes porque se mezclan la ansiedad, el entusiasmo y la alegría de reunirnos con la sensación de esperanza y a la vez el recuerdo y la nostalgia”. Por eso, sostiene que la tendencia es que cada uno pueda hacer lo que desee: “decorar con lo que te representa y te hace bien; lo que se tiene al alcance; lo que cada uno quiera expresar”, se explaya.
Bong propone decorar con aire veraniego, y ya no con esas decoraciones pesadas que remiten a Navidades con temperaturas de una cifra. De esta manera entiende que se la puede vivir de una manera más natural y descontracturada, disfrutando de lo simple: los colores del verano, las frutas y flores de estación, siempre poniendo foco en los detalles que vuelven única a la Navidad. “Mi consejo es elegir una paleta de color bien veraniega, como el amarillo y el verde. A partir de ahí, seleccionar una fruta para cada comensal, que se puede colocar decorativamente sobre cada plato, en un lindo centro de mesa o sueltas todo alrededor de la mesa. Y sumar un buen ramo colorido de flores frescas” describe Bong que le aporta a esta mesa el detalle navideño por medio de luces o velas.
Y si hablamos de una Navidad veraniega, no pueden faltar las flores y las frutas como auténticas protagonistas de una fecha única y esperada durante todo el año. “La Navidad argentina nos encuentra en verano, con calor, con todo florecido y con ganas de comer platos fríos”, resume Gabi Carozzi, de Flores Porque Sí (@floresporquesi). La florista, una autoridad en el manejo de las flores frescas, secas y arreglos con frutas, huye del rojo como única opción que simboliza la Navidad. Sin embargo, consigue una ambientación distintiva de esta fecha por medio de sus coronas para las puertas o para decorar de a varias de distintos tamaños una pared de la mesa buffet; sus coronas bebe para poner sobre el plato o para agarrar las servilletas; sus boutonnières (ramito de la solapa), tan características de los novios, que en Nochebuena se extienden a todos los invitados que van llegando, para adornar la ropa; o sus árboles de Navidad elaborados con flores secas, con piñas blanqueadas con lavandina o a partir de un arbolito natural colocado adentro de un canasto y rodeado de piñas.
Las coronas y las boutonnières de Flores Porque Sí se guardan y quedan para siempre porque están elaboradas con flores y hojas secas: nigella, lino, hoja de perdiz, alpiste, ruscus, eucalipto bordó, cápsulas de amapola, statice y pampa grass, entre otras. También se puede optar por coronas hechas con buxus, arbusto verde, que se preserva con glicerina para que dure varios años.
La hábil florista revela variadas decoraciones que en la simpleza de su armado guardan el secreto de su atractivo. Como los candelabros que se hacen a partir de botellas de vidrio. Éstas se llenan de agua y se pone adentro una ramita u hojitas verdes. La magia está en el agua, que amplifica el contenido de la botella. Encima de ésta, una vela. Carozzi aconseja hacer un conjunto de candelabros de distintas alturas para acomodar sobre una consola de recepción, sobre un camino o, directamente, en la mesa navideña. Otros candelabros posibles pueden armarse con manzanas rojas y velas: se cala el centro de la fruta y se coloca allí la vela larga y blanca. La florista indica armar cinco para colocar en fila sobre un plato largo.
Para atravesar la mesa, también sugiere hacer caminos con follaje navideño, que puede incluir hojas de pino con olivo, eucalipto, frutos secos o flores blancas.