Deco por dos mangos. Cómo convertirse en influencer del diseño
Cientos de miles de seguidores están atentos a lo que la marplatense creativa Juli Vasile publica en su cuenta de Instagram, con ideas y herramientas para remodelar la casas con bajo presupuesto y sin entrar en grandes obras
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Cuando María Julia Vasile habla sobre el diseño, su voz se ilumina, se acelera. Las palabras se apuran a salir de su boca, dándole forma a la idea que quiere transmitir. Es que el diseño es el amor de su vida, su pasión. Así lo siente Julia, así lo refleja en cada tutorial, consejo o video que realiza en su cuenta de Instagram donde todos los días más de 770 mil personas consumen los contenidos de Deco por dos mangos.
Tiene 34 años, dos hijos de 5 y 7 años, y estudió Publicidad y Diseño gráfico y de interiores. Vive junto con su familia en Recife, Brasil, desde hace 10 años, aunque va y viene a la Argentina, más precisamente a Mar del Plata, donde creció rodeada de una familia clase media hacedora. “Siempre hubo herramientas por todos lados, siempre arreglábamos todo, nos poníamos a pintar los fines de semana”, dice Julia. De hecho, su papá, Lalo, suele aparecer en la cuenta dando consejos a una comunidad que crece desde julio de 2018.
Después de haberles leído una carta en 2019 a sus seguidores donde les contaba su sueño de armar un programa de televisión, este año, finalmente, se hizo realidad: estrenó Remodela sin obra en la señal Más Chic y recorrió los barrios de Buenos Aires en busca de hogares para transformar. Su misión es democratizar el diseño, demostrar que sí se puede hacer un agujero en el cerámico para colgar un toallero o un cuadrito, o cambiar el piso de ese departamento alquilado para vivirlo en el mientras tanto. Siempre con humor, como si fuese un juego.
Empezaste con la cuenta Cosa de Mamis. ¿Deco por dos mangos surgió en paralelo?
Tenía un blog (así le dice a su cuenta de Instagram) de maternidad que lo termine llevando al humor, porque me reía de las cosas que me sucedían a diario. Así me animé a la cámara, porque obviamente no estaba acostumbrada. Empecé a jugar con mi creatividad, a tener un poco más de confianza en mí misma, y mientras, a los 30 años, me puse a estudiar Diseño de interiores. En esa cuenta les empecé a mostrar las cosas que hacía en mi casa, que siempre las hice, de toda la vida, como poner un vinilo, un empapelado, y la gente no lo podía creer. Y así surgió Deco por dos mangos. Lo compartí un día en las redes y al mes tenía más seguidores que la otra (se ríe).
¿Cómo es esto de ser madre y emprendedora y generar contenido al mismo tiempo?
Para mí es un lujo. Agradezco día a día poder trabajar cerca de mis hijos. No niego que es caótico, pero al mismo tiempo vivo cosas que con otro trabajo más tradicional no podría. Pienso en mi trabajo y en la maternidad y digo: ‘Estoy donde quiero estar hoy’. Estoy cerca de ellos, pero al mismo tiempo, sintiéndome realizada profesionalmente, y ellos también ven a una mamá que está trabajando. Capaz que no saben leer ni escribir bien, pero los pibes la tienen clarísima con la regla, juegan a hacer casas.
De junio de 2018 a la actualidad creció un montón la cuenta. ¿Sentís que en estos años le entrenaste el ojo a la gente en materia de diseño?
Sí, totalmente. Desde el comienzo del blog, siempre dije que si enseñás a diseñar, la gente aprende. A mí me daba bronca, porque vivía consumiendo cosas de decoración de Pinterest, de revista de decos, de programas, y veía que nadie explicaba por qué esa decisión, por qué ese encuadre. Sabía que si empezaba a compartir ese tipo de contenido la gente iba a agudizar muchísimo el ojo y esas cosas que les hacían ruido o que les gustaban o no, explicándoles el porqué lo iban a poder aplicar en la casa. En la deco pasa algo muy loco que es que la gente le tiene mucho miedo, muchísimo miedo. Se hacen tatuajes y no tienen miedo, y los disfrutan, pero tienen que poner un cuadrito en su casa y puede estar guardado en un placard por meses porque no se animan a colgarlo. Quiero que la gente pierda ese miedo.
¿Por qué tenemos miedo?
Por la poca información de cómo hacer las cosas y por pensar que solo una parte de la sociedad tiene el ojo para decorar o tener una casa linda. Para mí, lo principal es romper con ciertas estructuras y creo que eso fue lo que hizo que el blog creciera. Primero, la persona tiene que creer que puede vivir mejor y que se merece decorar, algo que quizás antes era para un tipo de gente más pudiente o que tenía más tiempo. La pandemia ayudó a pensar en que podemos disfrutar de nuestras casas.
En este proceso de crecimiento de tu comunidad, ¿cómo la convenciste de que es interesante prestarle atención al diseño, a la decoración?
Yo le digo más diseño que decoración, y lo que intento con esto es cambiar la forma de habitar de las personas. No es solamente un concepto estético, sino que es un concepto funcional. No es lo mismo sentarte en un sillón que no tiene nada a que de golpe le pongas una mantita que tejiste o que te la tejió tu abuela. Lo interesante de la casa no es que sea perfecta, sino que sea una casa que te guste vivirla y que realmente disfrutes el tiempo que estás ahí adentro. En las casas vividas siempre hay algún plato para lavar, un tender con ropa. No hay que solamente disfrutarla cuando está perfecta, sino que hay que hacerlo todo el tiempo.
Julia está subida a una escalera y muestra un sacacorchos rojo a cámara. Jura que se convertirá en “tu mejor amigo” a la hora de sacar un tarugo de la pared. Con el pelo atado, una remera negra con un poco de enduido, con un collar dorado que se destaca y en jeans, da tres vueltas en el sentido de las agujas del reloj y, tirando un poquito, saca el tarugo atrapado en la pared en cuestión de segundos. Lo muestra a cámara, sus uñas rojas, algunas despintadas, se funden en el espiral del destapador. El video le gusta a más de 14 mil personas y en cuestión de días, sus seguidores le agradecen, le dicen que es increíble, que es “lo más de lo más” y los emojis de las manos aplaudiendo y corazones rojos se despliegan uno tras otro.
¿Te considerás una influencer del diseño?
Me encanta sentirme una influencer del diseño, una influencer nada más, es muy abierto. Del diseño, sí, porque es el amor de mi vida y es lo que más me gusta. Enseñar, compartir y ayudar a otras personas a que se sientan parte del diseño y que les resulte tan divertido como a mí jugar. Trato de democratizarlo, de compartir, de motivar a otras personas para que también lo disfruten como lo disfruto yo.
En una entrevista mencionaste que cuando creás contenido siempre pensás en el otro. ¿Cómo es ese otro que imaginás? ¿A quién le hablás?
Y bueno, quizás a la Juli que no era influencer. Siempre me imagino a mí, en mi primera casita, tratando de decorar, con dos mangos. Una frase que me encanta es cualquier dificultad puede ser un trampolín, y creo que es la base de esto. Si yo hubiera tenido el presupuesto para hacer todo lo que quería, no habría desarrollado tanta creatividad para resolver las cosas. Me pasa también ahora. Siempre estoy como abaratando y superándome para poder lograr conquistar los diseños que tengo ganas.
¿Sos detallista? ¿Cuánto estás para grabar un video?
La verdad es que ni me doy cuenta. Sí soy muy organizada, porque cuando sos emprendedor tenés que tener una delegación asertiva, confiar en los equipos que están trabajando de manera remota para poder continuar con el master plan que tenés en la cabeza, y no estar en todo a la vez. Esto de hacer foco en algo, realmente concentrarte y hacerlo bien creo que es la clave de todo en la vida. El contenido del blog lo hago realmente con una pasión, con una tranquilidad, aunque están los chicos al lado mío [se ríe]. Todo el proceso del contenido del blog lo disfruto ciento por ciento: respondo mensajes, me grabo, edito los videos hasta selecciono la música.
¿Lo usás también como algo medio terapéutico?
Sí, totalmente. Es mi canal a todo, se me van todos los problemas. Es re terapéutico, y también me lo dice la gente. Estamos en un mundo tan digital que empezar a hacer las cosas con nuestras manos y sentirlas más reales, y orgullosos de lo que somos capaces de hacer, es súper lindo. Creo que la gente cuando se anima a hacer las cosas y pone en práctica un tutorial y le funciona, confía en vos. Y siempre agradecen, te siguen de otra manera.
Desde que creó la cuenta, Julia tiene un equipo de quince mujeres con las que trabaja a diario. Armó un laboratorio de creatividad (@decox2lab) y realiza asesorías personalizadas en Deco Expertas (@decoexpertas). Admite que “no tenía sed de crecimiento”, que fue conociendo otras personas que tal vez no habían tenido la facilidad o no creían en su diseño y sintió ganas de ayudarlas, de darles confianza desde la experiencia. “Me parece re importante que las mujeres nos potenciemos entre nosotras. Creo que va a ser el factor de cambio”, afirma.
Esta comunidad que creaste, ¿es demandante?
Es una comunidad muy atenta, muy astuta, sabe muy bien lo que le gusta, lo que no. Es una locura, por ahí no tenés un día muy bueno y la gente te escribe y te dice: “Esos ojitos, te veo cansada”. Es alucinante. Uno comparte mucho de su vida con su comunidad, los escucho mucho, veo las consultas, trato de ayudar lo más que puedo y obviamente uno tiene que saber su límite. Prefiero tener tiempos muy presentes para cada cosa que hago: cuando respondo mensajes, respondo mensajes, cuando grabo tutorial, grabo tutorial, cuando estoy con mi familia, estoy con mi familia. No puedo hacer todo lo que quiero, pero lo que hago, lo hago de lleno.
A veces te cuestionan que “no es por dos mangos”. ¿Qué te pasa con esos comentarios en donde te recriminan cosas?
En general, son muy pocos los comentarios que realmente siento negativos. Somos una sociedad que nos estamos deconstruyendo en un montón de cosas y a veces hay comentarios desubicados, como puede llegar a ser algo sobre mi cuerpo o sobre mi vestimenta, y dicen “¿cómo no es perfecto?”. Y no, soy una persona normal. Cuando hay un comentario que no es sobre mi vida profesional, no me hago cargo porque no es mi área. Ese comentario no es para mí, sino que es algo que tiene que resolver la otra persona.
¿Te costó poner esa barrera?
Aprendés con el tiempo. La opinión de la gente siempre va a estar, es el precio de exponerte. Todo viene con una mochilita atrás, lo tenés que laburar, porque al comienzo te parte el corazón. La gente te dice: “Mirá cómo tenés las uñas despintadas”. ¡Y bueno, estuve lijando todo el día, en qué momento me voy a hacer las manos!
En 2020 sacaste el libro de Deco por dos mangos (Editorial Albatros), este año un programa de TV, ¿tuviste que sortear algunos obstáculos para llegar hasta acá?
[Se ríe] Creo que muchísimos. El primer consejo que me doy y que comparto es creer en uno. Creo que nadie que llega a hacer algo importante lo hace sin creer en él, si esperás la aprobación del otro antes que la tuya, es muy difícil de sostener. No podemos todo el tiempo buscar el like a la gente si no estamos en coherencia con los que a nosotros nos gusta. Es más, cuando más me tiro a la pileta y hago algo por el solo hecho de hacerlo por mí, más veo repercusiones del otro, sin esperarlo.
¿Cuál pensás que fue la clave del éxito de Deco por dos mangos?
Democratizar el diseño. Decirle a todo el mundo que puede, no importa dónde esté parado. Siempre la creatividad va a ser el elemento indispensable para que ese ambiente quede alucinante. Y bueno, compartir los pequeños secretos para que lo puedan lograr. No importa el presupuesto que tengas, esa excusa no me la podés dar. Siempre podemos buscarle la vuelta para que ese espacio esté mejor. Tal vez no sea la casa perfecta de una revista, pero es una casa que a vos te encanta y ese es el objetivo de la decoración, que sea funcional, que te encante y te represente.