¿Celos, venganza, depresión, amnesia, suicidio? La misteriosa desaparición de Agatha Christie
El 4 de diciembre de 1926 apareció el coche de la escritora con un choque frontal. Durante 11 días se generaron diversas hipótesis. El creador de Sherlock Holmes se sumó a la investigación
- 10 minutos de lectura'
Esa noche fría, la del 3 de diciembre de 1926, Agatha Christie le dio un beso de buenas noches a su hija Rosalind, de siete años, tomó el bolso y pisó el acelerador de su amado Morris Cowley, para alejarse de la casa que compartía con el Coronel Archibald Christie, en Inglaterra, y desaparecer. La reina del suspenso, tuvo en vilo durante 11 días a investigadores, lectores, curiosos y a dos de los escritores de policiales más famosos de Gran Bretaña: Sir Arthur Conan Doyle, creador de Sherlock Holmes y Dorothy L. Sayers, autora de la serie Lord Peter Wimsey. La “desaparición” tuvo un fuerte impacto en los medios. Christie se transformó en un “personaje mediático”.
Durante esos 11 días, se tejieron diversas hipótesis. El misterio de lo sucedido se intentará develar una vez más, en esta ocasión en la serie que producirá y protagonizará Daisy Ridley [la protagonista de la útima trilogía de Star Wars], adaptación del best seller El caso Christie (Umbriel), de Nina de Gramont. Anteriormente, Kathleen Tynan escribió Agatha, novela en la que indagó sobre el episodio y que fue adaptada en una película con Vanessa Redgrave en el papel de Christie. En 2018, el film británico hecho para la televisión, Agatha and the Truth of Murder, se inclinó por una de las teorías de la desaparición, la que decía que lo hizo para ser parte de una investigación de homicidio.
Por más de 95 años, historiadores, biógrafos y novelistas se preguntaron qué fue lo que ocurrió: ¿depresión?, ¿amnesia?, ¿venganza? ¿marketing?, ¿intento de suicidio? ¿un fallido intento de asesinato? Christie mantuvo el misterio como si fuera un personaje de sus novelas, ni siquiera se refirió al hecho en su autobiografía. La única vez que dijo algo fue en 1928, en una entrevista que le concedió a The Daily Mail donde aseguró: “había estado conduciendo frente a una cantera el 3 de diciembre de 1926, cuando me vino a la mente la idea de entrar en él. Sin embargo, como mi hija estaba conmigo en el auto, descarté la idea de inmediato. Esa noche me sentí terriblemente miserable. Sentí que no podía seguir más. Salí de casa esa noche en un estado de gran tensión nerviosa con la intención de hacer algo desesperado. … Cuando llegué a un punto en el camino que pensé que estaba cerca de la cantera, saqué el auto del camino cuesta abajo hacia allí. Dejé el volante y dejé correr el auto. El coche golpeó algo con una sacudida y se detuvo de repente. Fui lanzada contra el volante y mi cabeza golpeó algo. Hasta este momento yo era la Sra. Christie”.
En el invierno de 1926, Agatha tenía 36 años, había perdido a su madre y descubierto que su marido, el coronel Archibald Christie tenía una relación paralela con Nancy Neele. La historiadora británica Lucy Worsley, autora de An Elusive Woman, analizó en una entrevista para la BBC que " la escritora estaba bajo mucha presión. Su madre murió ese mismo año y ella entró en un episodio de lo que hoy se describiría como una depresión. Reportó olvidos, llantos, insomnio, incapacidad para hacer frente a una vida normal. Su estado mental se volvió tan malo que consideró el suicidio”.hire, la señora Agatha Mary Clarissa Christie, de 36 años de edad, uno setenta de estatura, pelo rojo con algunas canas, tez banca y complexión delgada. Vestía falda gris, jersey y verde, chaqueta de punto gris y gris oscuro y un pequeño sombrero de terciopelo. Lleva un anillo de platino con una perla; no lleva anillo de casada. Porta un bolso negro con monedero que contiene quizá cinco o diez libras. Salió de su casa en coche a las 21.45 del viernes tras alegar que iba a dar una vuelta”, describía el aviso que se envió a las comisarías de toda Inglaterra.
“Habían encontrado el Morris Cowley a primera hora de la mañana, en el borde de un pozo de tiza debajo de Newlands Corner. Fuera de la carretera, con las luces encendidas hasta que se le agotó la batería. El capó del coche estaba entre los arbustos. En el asiento trasero yacía un abrigo de pieles, y había una maleta llena y un permiso de conducir –reconstruye Gramont en El caso Christie - Había mucha gasolina en el depósito y el motor parecía funcionar bien. No había señales de averías. No había ninguna explicación que discernir a primera vista. Un poco más lejos, otro grupo de policías, quizá seis, se encontraban en el borde del estanque de Silent Pool. A lo largo de los años, se había sacado más de un cadáver de aquellas aguas alimentadas por un manantial”.
Las hipótesis de lo que le había ocurrido, cambiaban sin pistas certeras. Los detectives a cargo de la investigación estaban totalmente desorientados. A los tres días de iniciada la búsqueda, decidieron cancelarla. ¿La razón? La carta que recibió el cuñado de la escritora, en la que contaba que se iba a un spa de Yorkshire: “para descansar y recibir tratamiento”. Pronto se descartó esta posibilidad y la especulación de lo sucedido se hizo eco en los medios. “Los investigadores creen que se trata de un caso de suicidio”, informó The Times. El lugar posible de aquél fin era el Silent Pool (el estanque silencioso) que, según la leyenda local, no tenía fondo.
Se realizó la operación policial más grande que hasta entonces se había visto en el Reino Unido. Más de mil policías y 15 mil voluntarios se unieron en una incansable búsqueda, que incluyó el uso de aviones, seis sabuesos entrenados, perros perdigueros y hasta el terrier de la escritora que fue llevado al lugar de la desaparición. El ministro del interior británico, William Joynson-Hicks fue el que instó a acelerar la investigación y presionó a Scotland Yard tras la repercusión del caso en los medios, incluso el New York Times se hizo eco del otro lado del Atlántico. Las especulaciones de los medios no descartaron que pudiera tratarse de un truco publicitario, una estrategia publicitaria para promocionar su nuevo libro. La teoría no resultaba alocada ya que la mañana del sábado 11 de diciembre, The Telegraph anunció la publicación en serie de Asesinato en el campo de golf (The Murder on the Links), la obra de “Agatha Christie, la novelista desaparecida”, tal como se presentó.
La policía, en busca de pistas, recurrió también a los manuscritos de Christie. Una de las tantas hipótesis que manejaban era la de que la autora se encontraba en Londres: “disfrazada y probablemente con atuendo masculino”. Pronto comenzaron a correr rumores, como el que había dejado un sobre sellado que, solo se abriría en caso de que se descubriera su cuerpo.
La foto de Agatha estaba en carteles, revistas, pasquines y portadas de los diarios más importantes. Sir Arthur Conan Doyle, conocido además por su entusiasmo por el ocultismo, intentó usar poderes paranormales para resolver el misterio. Llevó uno de los guantes de Christie a un célebre médium con la esperanza de que le diera respuestas. Por su parte, Dorothy Sayers visitó el lugar de la desaparición para buscar posibles pistas que la policía. Pese a todos los esfuerzos, Agatha Christie no aparecía.
Las sospechas hacia su marido no se hicieron esperar, peor aún cuando Archie Christie, ex piloto de la Primera Guerra Mundial, no tenía explicación alguna para justificar por qué había quemado la carta que le había dejado Agatha. La escritora dejó tres misivas: una dirigida a su secretaria, con indicaciones de trabajo, otra, a su cuñado y una tercera a Archibald ‘Archie’ Christie, el aviador que conoció en un baile y con el que se casó en la Nochebuena de 1914.
Preocupado y con el temor de que su infidelidad fuera revelada por los periódicos, Archie dio una entrevista al Daily Mail con la esperanza de desviar la atención que pudiera recaer en Nancy Neele. “Mi esposa –dijo en aquella nota- había discutido la posibilidad de desaparecer a voluntad... planear una desaparición había estado rondando por su mente, probablemente con el propósito de su trabajo. Personalmente, siento que eso es lo que sucedió”. Ante la sugerencia de una discusión de pareja respondió tajante: “Es absolutamente falso sugerir que hubo algo del tipo de una pelea o riña entre mi esposa y yo el viernes por la mañana... Detesto encarecidamente introducir cualquier chisme en este asunto...” Cuando la sospecha de la amante cobró notoriedad, la imagen de Archie se cubrió de un manto de duda.
Un empleado del hotel Swan Hydro (en la actualidad The Old Swan), de Harrogate, en el condado de Yorkshire, contactó a la policía: estaba convencido que la mujer sudafricana hospedada en el lugar podía ser la escritora desaparecida. El 14 de diciembre de 1926, Agatha fue identificada. Se había registrado en el hotel como Theresa Neele. Usó el apellido de la amante de su esposo. En aquel momento Christie no pudo explicar lo sucedido. No recordaba nada. Archie fue el que informó a los periodistas: “Ella no sabe quién es… ha sufrido la pérdida más completa de la memoria”.
Cientos de personas se acercaron King’s Cross, la gran estación de tren, con la esperanza de ver a la escritora que estuvo desaparecida durante 11 días. La pérdida de memoria y el uso del apellido de la amante de Archie fue la excusa perfecta para deslizar las más disímiles teorías en las semanas, meses y años siguientes. Andrew Norman, uno de sus biógrafos, sostuvó que Agatha pensó en suicidarse, lo que podría explicar el estado en que fue encontrado el coche, pero que se arrepintió en el último momento. Norman cree que abrumada por la situación huyó al hotel.
Jared Cade, autor de Agatha Christie y los once días perdidos, no dudó en decir que Christie planeó todo con el fin de humillar a Archie, sin sospechar la repercusión que causaría su desaparición. Laura Thompson, en su libro Agatha Christie: A Mysterious Life, sostiene que tras consultar con archivos de familiares, la reina del crimen urdió el plan para intentar recuperar a su marido: “sufrió un ataque de nervios, pero era consciente de lo que estaba haciendo”. En una nota publicada en The Guardian, la historiadora Lucy Worsley considera que la reacción de Agatha fue provocada por un raro estado psicológico causado por un trauma emocional. “Entró en un ´estado de fuga´, en el que los pacientes pierden el sentido de sí mismos mientras experimentan amnesia y emprenden viajes a lugares inesperados”, detalla Worsley. La muerte de su madre y la confesión de Archie de que estaba enamorado de otra persona, Nancy Neele, llevó a Agatha, como años más tarde escribió la prolífica autora inglesa del género policíaco: ¨al principio de una crisis nerviosa”.
La desaparición de la escritora aún hoy genera debate, por un lado están quienes aseguran que experimentó una “fuga disociativa”, un estado provocado por el trauma y el estrés, en el que literalmente uno olvida quién es. Del otro lado, están los que sostienen que simplemente fingió, para vengarse de Archie.
Quince meses después, de ser encontrada en el hotel con otro nombre, la escritora que tiempo más tarde se convertiría en la novelista con más libros vendidos de todos los tiempos, precedida únicamente por William Shakespeare y la Biblia, le pidió el divorcio al piloto que la había traicionado.
Ambos volvieron a casarse. Archie con Nancy Neele y Agatha con el arqueólogo Sir Max Mallowan.
“Me pregunto ahora si Agatha tenía un plan. Después de todo, una escritora habría considerado con detalle cada línea de prosa que escribía y cada posibilidad que pudiera surgir de su siguiente movimiento”, narra Nina de Gramont en El caso Christie, la novela que se transformará en una serie protagonizada por Daisy Ridley, quien interpretará a Nancy Neele, aquí llamada Nan O’Dea, la narradora principal de la historia que vuelve a indagar en el gran misterio.