Casi de incógnito por Buenos Aires, la estrella de Vis a vis viajó para filmar una película
Maggie Civantos dice que la exposición la agota y cuenta por qué la marcó tanto la serie Breaking Bad
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“No siempre podemo tomar grande accione”. Maggie Civantos no deja una sola “s” sin comer, porque los andaluces suelen hablar así y no se discute (aunque los cargan bastante en otras regiones de España). Y la verdad es que le queda muy bien tragarse las eses con el café con leche Not milk que se toma en la vereda de Amenábar y Dorrego.
De repente, una moza del local se acerca, le pide una foto y le dice: “Sos una genia”. Muy atenta, la actriz española accede al ritual con su mejor sonrisa. Maggie Civantos es una celebridad en muchos países por su papel de Macarena en Vis a vis, la exitosa serie policial de Netflix, en la que interpreta a una convicta que arranca como mosquita muerta y que, con el paso de los capítulos, se convierte en la más pilla del penal.
Vino a Buenos Aires sola con su perro Lorca, para grabar Jaque Mate, un film del que –por contrato– no puede adelantar nada. Eso no le impide conversar con LA NACION revista sobre su carrera, su compromiso con el empoderamiento de la mujer y las historias que sí o sí quiere contar. “Nos enroscamos con narrar historias muy grandes, pero a veces son los relatos sencillos los que logran una mayor profundidad”, afirma.
Maggie Civantos pasea a su Jack Russell por esta parte un poco triste de Palermo, que limita con el predio del Ceamse (cerca de la calle Dorrego), allí donde los viejos PH sucumbieron ante los edificios a estrenar y las cafeterías de especialidad, que cotizan el invento del flat white –doble medida de café– a 700 pesos, mínimo.
Después de las largas jornadas de rodaje que la tienen anclada en Buenos Aires, Maggie pasea a la bestia en soledad, todas las noches. Viéndola vagar por Palermo se podría pensar en una actriz española del pasado, perdida temporalmente al sur del mundo, con Lorca (así se llama el Jack Russell) como único compañero.
En teoría no podía decir nada sobre el rodaje, pero los medios mendocinos la descubrieron y revelaron el nombre de la película
Hace un mes que está en el país (esta nota se desarrolla a fines marzo) y luego andará por Mendoza tomando mate, andando a caballo y visitando una bodega de Tunuyán. En teoría no podía decir nada sobre el rodaje, pero los medios mendocinos la descubrieron y revelaron el nombre de la película. También aventuraron que la producción corre por cuenta de Patagonik Film y revelaron el nombre de los otros dos actores protagónicos: Adrián Suar y Taufiq Hamed, el israelí de la serie Fauda. Cuando termine de filmar, Maggie tiene pensado seguir viajando por la Patagonia. “Me lo estoy pasando increíble y tengo claro que voy a volver”, avisa.
Mujeres sobrevivientes
Nacida en Málaga hace 38 años, Civantos es una actriz consagrada –tiene 2,3 millones de seguidores en Instagram, para empezar a hablar– que dice vivir “pegada a una maleta”. Además de Vis a vis (2015-2019), la consagración le llegó también por su actuación en Las chicas del cable (2017-2020), la primera serie original de Netflix producida en España.
Justo antes de venir a Buenos Aires, terminó de rodar La pasión turca, una serie de seis capítulos que se grabó en Turquía y en Madrid. En su proyecto anterior, interpretó a una psicóloga criminal en Express (estrenada en enero de 2022), producida por la cadena estadounidense Starz. En ese envío hace el papel de la atormentada Bárbara, que fue víctima de un secuestro y durante dos temporadas se dedica a resolver casos complejos de raptos en España.
-¿Por qué creés que tus papeles más famosos están relacionados con la violencia (una mujer que va a la cárcel, una psicóloga que resuelve secuestros)? ¿Qué te atrapa de esos personajes?
-Yo no creo que esos papeles tengan tanto que ver con la violencia, sino que eso es una consecuencia de lo que a estas mujeres (Macarena de Vis a vis y Bárbara de Express) les toca enfrentar. El punto en común entre ellas es que tienen que hacerse a sí mismas para sobrevivir. Son mujeres sobrevivientes en un ambiente hostil.
-¿Qué series veías vos antes de hacer series? ¿Cuál es la que te marcó a fuego?
-Para mí, la serie es Breaking Bad. Me marcó mucho porque cambió el punto de vista a nivel narrativo. La evolución del personaje de Walter White –un profesor de Química devenido traficante de metanfetamina– fue un referente claro a la hora de interpretar a Macarena. Con el director [Álex Pina] siempre pensábamos en una mujer que viene de un mundo normal y se encuentra en la cárcel, en un entorno en el que tiene que sobrevivir.
-¿Son esos arcos de transformación (símil Walter White) los que te interesa contar en tus personajes?
-Sí, pero particularmente me interesa contar esos arcos de transformación en las mujeres, que ellas tengan un papel activo, darles poder y voz. Que sean líderes y dueñas de sus acciones, que busquen esa libertad de elección y sean empoderadas. Todos evolucionamos, todos estamos en esa búsqueda.
Maggie Civantos es activista de varias causas. Hace unos años amadrinó Libres y Safe in Nairobi, dos iniciativas de una ONG llamada Save a Girl Save a Generation, que lucha por erradicar la mutilación genital femenina. En estos días le está dando una mano a una asociación llamada Huellas Terapéuticas, que trabaja en terapias con perros para niños con diversidad funcional. “Es una familia que en este momento tiene que dejar la casa en donde viven con todos sus perros, por eso los estoy ayudando, siendo un altavoz para ellos”, explica la actriz.
"Antes era mucho más activa en redes sociales, pero ahora me interesa menos exponerme. Prefiero protegerme, porque tanta exposición a mí me agota."
Civantos también apoya el proyecto de una residencia de artistas en Málaga, llamado Alborada Espacio Creativo, dedicado además a la salud y el bienestar. “Estoy buscando financiación externa para hacerlo crecer”, dice.
-Además de colaborar con varias ONG, tenés un discurso muy fuerte en relación con las luchas de las mujeres…
-Últimamente tengo menos discurso porque creo que lo más importante es tomar acción. No hablo de grandes acciones, sino de hacer pequeñas cosas que al menos cambien tu entorno. Hay demasiados discursos y muchas veces se habla por la inercia de hablar.
-¿Te referís a ciertos lugares comunes del discurso feminista?
-No, creo que siempre es bueno hablar. Pero en lo personal he hablado demasiado sobre el feminismo. Estoy en un momento en que el discurso me agota a mí misma y por eso creo que el siguiente paso es tomar acción en mi vida con determinadas cosas.
-¿En qué proyectos estás con Bastardas Films, tu productora?
-Produje una película que está en proceso de venta, en la que actúa Nicolás Furtado (el actor uruguayo que se hizo conocido por su papel de Diosito en la serie El marginal). Se llama El juego y habla sobre el amor desde otro punto de vista, desde el amor a uno mismo, de cuando tienes que dejar ir una relación. Tiene una música hermosa y una narrativa que recuerda a un cine más clásico, con un guiño a la nouvelle vague. Es un film independiente, que intenta recuperar el cine romántico.
-Te encasillaron bastante en los policiales, ¿cómo te llevás con el género comedia?
-Me encanta. Cuando actuaba en teatro lo que más hacía era comedia. Yo creo que va de la mano con el drama. Me encantaría filmar una comedia al estilo Fleabag (la serie británica protagonizada por Phoebe Waller-Bridge). Es lo que quisiera producir en España o en la Argentina con Bastarda Films. Como productora es difícil, no imposible.
-¿Hay algún proyecto que producirías aun sabiendo que sería un desastre comercial?
-Bueno, estoy en ello. Hay muchos proyectos que me gustan, todos protagonizados por mujeres y con mucha música. Pero el denominador común es que quiero hablar de la crisis de identidad que tenemos. Estoy obsesionada con producir esto, estoy buscando la manera.
-¿A qué crisis de identidad te referís? ¿A cuál de todas?
-Estamos muy perdidos como sociedad. Convivimos con nuevas tecnologías y todo pasa tan rápido que no tenemos tiempo para asimilar lo que nos está atravesando. Hablamos de mundos nuevos, de metaversos, de abstracciones que realmente se nos escapan. Todo esto requiere un proceso y un tiempo determinado. Pero también hablamos de un problema de educación.
-¿Te referís puntualmente a las redes sociales?
-En parte, sí. Lo que pasa en las redes sociales es que todos somos muy valientes en mostrar el odio, pero lo hacemos sin dar la cara. Y hay mucho odio. Mi proyecto habla un poco de esto: lo que muestro, lo que somos, lo que queremos ser y lo que realmente está pasando.
-Tenés 2,3 millones de seguidores en Instagram. ¿Vos que elegís mostrar en tus redes?
-Antes era mucho más activa en redes sociales, pero ahora me interesa menos exponerme. Me doy cuenta de que no tengo necesidad de hacerlo porque sigo trabajando y lo que me interesa es trabajar como actriz. Prefiero protegerme, porque tanta exposición a mí me agota.