¿Cambia Star Wars? Diego Luna revela detalles de Andor, la nueva serie más terrenal y política de la saga
El actor mexicano explica la mirada de la tira, a partir de los grises de sus personajes y de la experiencia de sus creadores; el director hizo antes “Michael Clayton” y la productora, la miniserie “Chernobyl”
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Primero, un pequeño y conocido caso de jurisprudencia nerd: ¿quién desenfundó primero, Han Solo o Greedo? Para los fans de Star Wars se trata de una polémica demasiado trajinada a esta altura. En el film de 1977, el piloto mercenario devenido en héroe de la resistencia liquidaba sin miramientos al verdoso cazarrecompensas Greedo, en un recordado enfrentamiento en la cantina de Mos Eisley; un acto algo impiadoso que futuras versiones buscaron atemperar con tramposas correcciones: en el reestreno digitalmente matizado de 1997, vemos a Greedo lanzar su rayo primero, antes de recibir el tiro fatal, lo cual convierte el asesinato en un acto de defensa propia. Un matiz moral en la definición del perfil de héroe que el más arriesgado cine de los 70 sí se podía permitir, pero que hoy enciende alarmas.
Por eso es que, a poco de empezar Rogue One: una historia de Star Wars (2016), uno de los títulos de la serie de films galácticos con los que Disney se apuró a capitalizar su costosa inversión tras la compra de LucasFilm, cuando vemos al espía Cassian Andor liquidar a traición a un informante, el efecto es un tanto perturbador. Pero, ¿quién es este tipo? ¿Puede hacer esto? ¿De qué lado está? ¿Este va a ser el héroe cuyo viaje debemos acompañar?
Ubicada entre el episodio III y las legendarias escenas del inicio del episodio IV (es decir, el que empezó todo en 1977), Rogue One fue elogiada por fans y críticos, y hasta por George Lucas. Se dijeron cosas tales como que, por primera vez en sus cuatro décadas de historia, se honraba el concepto de wars del título; que se trataba de una suerte de película de guerra más o menos realista, concentrada como nunca en los más sucios y violentos detalles materiales del despliegue de la resistencia, de la militancia revolucionaria y antiimperialista. De un film sobre convicciones, ideales, traiciones y lealtades. Menos lado oscuro versus lado luminoso y más grises de la vida real. Suficiente crédito entonces para ese personaje presentado tan brutalmente y que, a partir del 23 de este mes, se verá en su propia serie, Andor, nuevamente interpretado por el mexicano Diego Luna. Sobre estos matices en la construcción del relato y su protagonista, el actor conversó con LA NACION revista.
−Cuando en el comienzo de Rogue One veíamos a tu personaje ejecutar a otro, se instalaba una duda y se generaba una sensación ambigua. Ese parecía ser un poco el objetivo de la película y a eso parece apuntar Andor, a meterse en las zonas morales grises de los héroes, en sus contradicciones. ¿Es así?
−Es que ese es el tipo de historia que a mí me gusta, el tipo de películas o relatos que me interesan, que me gusta escuchar, que me gusta ver. Historias donde los personajes tienen contradicciones, donde hay contrastes; las historias de buenos contra malos son muy predecibles.
−Ya se contaron mucho…
−Y son poco interesantes, porque no se parecen en nada a la vida. Creo que una cosa importante del trabajo con Tony Gilroy [el showrunner de Andor], es que el acercamiento a lo que hacemos es muy realista. A pesar de que vivimos en una galaxia muy, muy lejana, hay un referente constante que está ahí presente, que es la realidad en la que vivimos. Y hay un comentario constante y en términos también de los personajes. O sea, a mí los personajes que me terminan conmoviendo son aquellos que están llenos de contradicciones. Ahora tenemos 12 horas, bueno, 12 episodios para explorar eso. O más, 24 serán (entre las dos primeras temporadas, ya anunciadas).
−Andor transcurre cinco años antes de Rogue One y cuenta cómo es reclutado tu personaje, cuando aún no estaba convencido de querer formar parte de la rebelión. Es una especie de héroe reticente, ese que aunque al final es capaz de sacrificarse por la causa, en un principio se muestra cínico y descreído. Es un tipo de personaje que tiene una tradición en Hollywood, podría ser el Rick de Bogart en Casablanca o incluso el propio Han Solo. ¿Cuáles fueron tus modelos para para crear ese héroe que al principio se resiste a serlo?
−Pienso en modelos históricos, pero no voy a decir nombres porque en este universo tienes que ser muy precavido. Si llego a dar nombres de la historia real, eso regresará toda la vida, y si resulta que sí, que tal vez tú lo escribes tal como yo lo menciono, pero tal vez lo menciono así como de pasada y resulta que ya se vuelve el discurso que se repite perennemente. Pero lo que sí te diría es que pasa como con la historia, ¿no? O sea, hay un personaje al que se le achaca un evento histórico y si nada más cuentas eso, siempre dices wow, qué chingona esa persona que hizo tal cosa. Pero cuando te interesa y te metes a investigar, y resulta que hacia atrás tuvo un despertar de alguna forma, ¿no? Y que sí, resulta muy contradictorio, ¿no? Poca gente nace sabiendo qué va a hacer en la vida, ¿no? Te vas dando cuenta y lo vas definiendo en el camino. Entonces, lo más probable es que hayas hecho exactamente lo contrario antes. Lo más probable es que hayas sido primero parte del problema para luego darte cuenta de que eras la posible solución. Y ahí es donde es interesante, porque ahí es a donde vamos, ahí es a donde va esta historia cuando te echas para atrás. Dices: bueno, aquí vamos a conocer a este personaje, cuando no se sabe capaz de lo que va a hacer en Rogue One, ni él es capaz, menos nosotros viéndolo. Y ese arco es el que es interesante construir y diseñar. Y te digo: casi todos los personajes que te parezcan ejemplares, si lees sus historias, hay muchas contradicciones en ellas, siempre. Y que es eso lo que los hace interesantes, generalmente.
Toda fantasía es política
Andor se suma al extenso plan de exploración del universo de Star Wars con que el servicio de streaming Disney+ viene consolidando su base de fans desde hace poco más de dos años, es decir, desde el estreno de la muy recomendable serie The Mandalorian, de la que ya van dos temporadas y una tercera en camino y a las que se acoplaron las recientes The Book of Boba Fett y Obi Wan Kenobi y el año que viene lo hará Ahsoka, con Rosario Dawson interpretando a la “primera gran líder Jedi” de género femenino.
Pero antes de Ahsoka, la relación entre La Fuerza y el género, otra larga premisa más o menos activamente política de la saga galáctica, representada desde sus comienzos en el papel primordial de Leia Organa (princesa, pero ante todo jefa de la rebelión) y reafirmada a través del proactivo personaje de Jyn Erso (Felicity Jones) en Rogue One, será explorada en Andor con otra figura secundaria, aunque recurrente, que regresa para saltar al primer plano: dice Gilroy que, para el cuarto episodio de la primera temporada, todos los fans estarán hablando de Mon Mothma. ¿Quién es Mon Mothma? Apareció por primera vez en El regreso del Jedi (1983), interpretada por Caroline Blakiston, donde les explicaba a los rebeldes cuáles eran los puntos débiles de la Estrella de la Muerte, que el Imperio estaba construyendo. Más tarde nos enteramos de que, en su pasado, había sido miembro del Senado Galáctico: en La venganza de los Sith, la interpretó brevemente Genevieve O’Reilly, luego reapareció en Rogue One y vuelve en Andor para agitar la oposición al Imperio desde las sombras.
Quienes vieron Rogue One saben que Andor, el personaje de Luna, tenía un desenlace fatídico, que indagaba la idea de sacrificio con que esta expansión de Star Wars busca honrar a sus héroes, si no anónimos, menos reconocidos, aquellos que posibilitaron las más estruendosas aventuras de Luke Skywalker y compañía. Comandada por el neoyorquino Gilroy, que fue guionista de cuatro de las películas del agente amnésico Bourne y director de una de ellas y del prestigioso thriller político Michael Clayton (que tuvo siete nominaciones al Oscar, incluyendo el de mejor película), era esperable que Andor profundizara en esa intención de conectar su trama esencialmente fantástica con elementos de la realidad histórica y política a través de su argumento de opresión, violencia y rebelión. “Gilroy es un escritor fascinante –ha dicho Luna–, siempre se refiere a cosas con las que tú y yo podemos relacionarnos. Tiene una urgencia por hablar del mundo en el que vivimos”.
Andor arrancará con la destrucción del planeta natal del protagonista, cuando él es un niño. “Al principio Andor es cínico, contrario a la revolución, está perdido”, dijo Gilroy en las primeras entrevistas con medios internacionales. “Pero sabemos que ha estado luchando desde que era un niño. Sabemos que ha sido un guerrillero. Y ciertamente sabemos que ha sido un asesino”.
−Star Wars también ha tomado tradicionalmente personajes con ese tipo de despertares, y que sufren transformaciones significativas. El arco de Andor en algún punto honra esa tradición. Gilroy no viene estrictamente de la ciencia ficción y entiendo que él aportó desde el guion parte de ese realismo que fue tan elogiado en Rogue One, y comparte con vos esa idea de que este es un género ideal para hablar del mundo real.
−Creo que eso aplica para todos los que estamos aquí, participando de esta serie. La productora de este show [la alemana Sanne Wohlenberg] produjo antes Chernobyl, que es una pieza impresionante. Me volvió loco y al verla no dices que esta es la decisión natural, que luego de Chernobyl sigue Star Wars en la vida de alguien así. Tony, en efecto, escribe en este mundo como de intriga política, espionaje, thriller; tiene una pluma muy, muy filosa, muy precisa y realista. Muy realista; muy como pegado al piso, al suelo, es lo que hace. Con los actores pasa lo mismo, pues; mira la carrera de Stellan Skarsgard [el más hollywoodense de los actores suecos, con una carrera que va de Lars von Trier a Marvel], o lo que yo mismo he hecho antes. No es que dices: “Ah, es que vi Y tu mamá también, y por eso es que creo que te podrías poner encima este vestuario (galáctico)”. Y es que desde ahí hay ya un concepto, una decisión, como de decir: “Sí, hagamos el proyecto que sea más realista, más sobre un despertar civil, que sea eso, que sea una realidad que puedes casi oler”. Y la ciencia ficción es una gran herramienta para hacer comentarios sobre tu realidad. Es mucho más fácil decir algo si empiezas diciendo que pasa en una galaxia muy, muy lejana, ¿no?
La diversidad de la fuerza
En ocasión del estreno de Rogue One, el periodista Matt Miller escribía en la revista Esquire que, si “durante la mayor parte de la existencia de Star Wars, el papel de héroe estuvo reservado predominantemente a hombres blancos hasta que en El despertar de la fuerza hombres, mujeres y personas de color fueron los protagonistas”, la nueva película “reunía el reparto más diverso de la franquicia, incluyendo a Luna, al artista marcial chino Donnie Yen, a la estrella británica Riz Ahmed y al actor chino Jiang Wen”. “Me da esperanzas de que estas películas gigantescas que llegan a todas partes representen por fin al planeta y no solo a un mercado”, decía en su momento Luna. “Hoy el mercado es el mundo, y la diversidad que experimentamos cada día está siendo retratada en el cine. El público quiere sentirse representado, ser capaz de empatizar con los personajes y las historias que está viendo en la pantalla. Y esto es exactamente eso. Lo más inteligente de todo esto es que es una aproximación moderna al universo de Star Wars; es un comentario sobre el mundo en el que vivimos hoy. Rogue One hace definitivamente un comentario sobre el mundo en que vivimos, donde el papel de la mujer es diferente, donde tenemos esta diversidad cultural y racial que nos hace más fuertes y más ricos”.
−¿Qué dirías que significa para vos entonces hoy ser mexicano y un personaje no ya en el fondo, secundario, de una película de Star Wars, sino el héroe y protagonista? ¿Es algo de lo que hablaron con Gilroy?
−Es algo que está implícito, porque está en el interés, ¿no? Yo sigo en este universo y sigo aquí porque estamos contando esta historia y porque, si bien vive en el marco de este universo específico y de todas estas películas, y hay una expectativa en términos de entretenimiento, de que la gente lo disfrute bien y llegue, y de que los personajes sean entrañables, también siempre ha habido un comentario; si ves las primeras películas de Star Wars, había comentarios sobre los 70, sobre el momento histórico (en que se hicieron), y lo mismo pasa ahora. Mi personaje, bueno, claramente, desde Rogue One entendemos que de alguna forma es este es un migrante, un refugiado de alguna forma; nadie tiene su acento ahí, claramente él viene de otro lado. Entonces, ahora vamos a poder explorar eso, de dónde viene y qué tuvo que dejar atrás. Y pues claro que hoy tiene mucho que ver quién soy y lo que a mí me motiva y cómo me imagino las cosas, porque lo que ha sido muy lindo en este proceso es que he podido involucrarme más profundamente.
Esa idea de Andor como migrante, ha dicho Luna en otra ocasión, “es aquello de lo que vengo: ese sentimiento de tener que mudarte de un lugar a otro que te da forma como persona, te define, y define aquello que estás dispuesto a hacer. (…) Al vivir en México veo cosas hermosas, pero hay un contraste. Tenemos a uno de los hombres más ricos del planeta en un país que tiene tanta pobreza. Ese contraste ha conformado mi visión y el cine es una forma de poner todo eso sobre la mesa. Compartirlo con los demás e iniciar un debate”.
−Ahora además, estás involucrado también como productor…
−Y estoy ahí desde el principio y doy mi opinión de todo y participo, y claro que vas dejando una huella y no es que lo hago nada más yo. Si ves a todo el equipo de Andor, es gente que hace cosas muy diversas, que no se la vive haciendo necesariamente ciencia ficción. Y yo creo que eso va a enriquecer mucho el resultado de lo que hagamos.