Borcegos: mucho más que rebeldía en los pasos
Es el calzado de la temporada, que surgió como una readaptación de las botas militares. De los punks a los artistas, músicos e influencers, quiénes fueron y son los que eligen este calzado
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Con más de 60 años de historia, los borcegos han recorrido un largo camino y se han convertido en un calzado básico del guardarropa. Atemporal, cómodo, versátil, duradero y sin género, este zapato originalmente utilitario se transformó en un ícono cultural y de la moda mundial.
Vestir estos zapatos es llevar un símbolo de rebeldía, de actitud y de personalidad en los pies. Un calzado que por su versatilidad consiguió sobrevivir a los cambios políticos, sociales y culturales a través del tiempo y que no pasa de moda.
En una época donde la comodidad se ha convertido en un básico a la hora de vestirse, el borcego ha tomado un gran protagonismo y es uno de los calzados elegidos de esta temporada en la que la industria de la moda se reinventa y apuesta hacia lo atemporal. La nueva normalidad y el impacto del calentamiento global generaron un cambio en la producción y el consumo, que intenta llevar a una búsqueda consciente de prendas de mayor calidad y durabilidad.
De caña corta o larga, con cordones o sin ellos, de distintos colores, géneros y texturas, este calzado se lleva bien con cualquier look y se adapta a cualquier estación. En el invierno se puede combinar con jeans o pantalones negros y campera de cuero, para un estilo rocker, con vestidos floreados para generar contraste, con un jogger set para un look comfy o con un pantalón sastrero para un estilismo más formal.
Shorts de jean, faldas y vestidos cortos son aliados perfectos para combinar en el verano. La tendencia de usar ropa de trabajo o workwear se impuso esta temporada y revaloriza el uso de este calzado. “El borcego es un zapato de uso cotidiano, que permite realizar cualquier actividad de manera cómoda. Al ser un calzado que en sus inicios fue pensado para el trabajo, el confort y la seguridad son las bases de su diseño. Se adapta a todo tipo de pies y a cualquier circunstancia. Estas características fueron las que lo mantuvieron en vigencia a lo largo del tiempo y, sobre todo, con tanto auge en este momento, en el que lo cómodo y funcional está de moda”, cuenta Julieta Erdocia, diseñadora argentina de zapatos.
Artistas como Gwen Stefani, Katy Perry y Emma Watson, supermodelos como Kaia Gerber y Gigi Hadid, y también las it girls Hailey Bieber y Chiara Ferragni eligen borcegos para armar sus estilismos de street style. Las principales marcas internacionales, como Prada, Versace, Chanel, Alexander McQueen, Gucci o Fendi, tienen además su versión de estas botas.
Y también las marcas low cost las incorporaron a sus colecciones. En la Argentina, la mayoría de las zapaterías y muchas casas de indumentaria, tienen dentro de su propuesta alguna interpretación de estos zapatos.
El origen de este popular calzado surge con las botas militares alemanas en la Segunda Guerra Mundial. Cuenta la historia que, finalizado el conflicto bélico, el Dr. Klaus Märtens, soldado y médico alemán de la Fuerza de Defensa Nazi, se encontraba esquiando en los Alpes bávaros cuando sufrió una lesión en uno de sus tobillos por usar las botas del ejército, que eran duras e incómodas. Durante su recuperación, decidió realizarle unas mejoras al calzado original; creó así unas botas más cómodas y confortables, con un cuero más flexible y suelas con amortiguación de aire.
Dos años más tarde, Märtens se asoció con su amigo universitario, el Dr. Herbert Funck, y juntos utilizaron el caucho desechado de los aeródromos de Luftwaffe, la Fuerza Aérea Alemana, para la producción de este nuevo calzado revolucionario. Por su comodidad, tuvieron gran éxito entre las mujeres mayores y lograron así abrir una fábrica en Munich en plena recesión de la economía alemana.
La proyección internacional llegaría en 1959, de la mano de la firma inglesa Griggs. La compañía compró los derechos de fabricación de este calzado innovador en el Reino Unido y adaptó el nombre de Märtens a Dr. Martens. El 1ro de abril de 1960 salió a la venta el primer par de borcegos con algunas reformas de los originales, que incluirían la costura amarilla, hoy marca registrada, y la famosa suela con amortiguación de aire. El modelo se llamó “1460”, era de cuero de napa, color rojo cereza, y contaba con ocho ojos para los cordones.
Los primeros borcegos eran populares entre las clases trabajadoras que pasaban mucho tiempo de pie. Obreros de fábricas, carteros y policías usaban este calzado, no solo por su comodidad, calidad y durabilidad, sino también por su precio; el modelo tenía un valor de solo 2 libras.
Hacia fines de los años 60 comenzó la transformación de un calzado –hasta entonces funcional– en un ícono del movimiento contracultural. Los skinheads fueron la primera tribu urbana que adoptó esta bota para demostrar su afinidad con la clase obrera y como símbolo de rebeldía e inconformismo juvenil.
Pero fue la música la que se convirtió en protagonista principal del éxito de estos zapatos y la encargada de consagrar su popularidad entre los jóvenes ingleses que multiplicaron sus ventas. Pete Townshend, cantante de The Who, fue el primer artista de rock de alto perfil en vestirlos en un escenario. Luego, fueron los punks quienes eligieron estas botas como el calzado oficial del movimiento, con Joe Strummer, de The Clash, y Sid Vicious, de Sex Pistols, a la cabeza. Estos últimos influenciados por la diseñadora de moda Vivienne Westwood, pareja del mánager y una de las creadoras de la estética punk.
Desde ese momento, vestir estos zapatos se convirtió en un símbolo de personalidad y autoexpresión de cada una de las tribus urbanas que conformaban a la juventud británica en los años 70: punks, góticos, glam, psychobillies, goth, grebos, entre otras. Esto marcó un antes y un después en la historia de los borcegos.
A finales de los años 80, de la mano del movimiento grunge, llegaría la conquista estadounidense. Músicos como Kurt Cobain, cantante de Nirvana, y Eddie Vedder, de Pearl Jam, usaron este calzado que se fue incorporando de esta manera en el mundo de la cultura y la moda convencionales. Las tribus urbanas hicieron del borcego un ícono de la cultura de festival, que dejaba de ser minoritario y masculino para convertirse en masivo y para todo el público.
Fue en esa época cuando las mujeres empezaron a adoptar esta bota, asociada hasta entonces a una cultura generalmente masculina, como un básico del guardarropa y lo convirtió así en un objeto de moda. La mezcla de estilos de los años 80 revolucionó la forma de vestir. Las chicas cambiaron los zapatos con tacos por la comodidad de los borcegos y los llevaban con vestidos, como un símbolo de audacia y de empoderamiento femenino.
La historia del borcego no hubiera sido la misma sin la música que popularizó y puso en escena este calzado convirtiéndolo en un ícono de moda y en un símbolo de la contracultura juvenil. Este zapato nació dentro del sistema militar, rígido y contracturado, y se convirtió en un símbolo del anti establishment. Alcanzó su fama pisando fuerte al ritmo del compás del rock y lo hizo para quedarse.