Anya Taylor-Joy. La megaestrella criada en Buenos Aires confiesa: “Cuando escucho el acento argentino corro al encuentro”
Protagonista de El menú, película que llegó a los cines, la actriz asegura que cuando escucha a alguien con acento argentino corre a encontrarlo: “Es como si tuviéramos un radar”
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“La vida debería ser felicidad y satisfacción”, reflexiona Anya Taylor-Joy después de saludar con un “hola” y responder cada una de las preguntas vía zoom con un inglés que no resulta fácil de catalogar: ¿Británico? ¿Estadounidense? Con el cabello largo, rubio y sentada al lado de Nicholas Hoult, su compañero de reparto en El menú, la película que se estrena mañana, en salas argentinas y que se mete en el universo culinario para ofrecer una despiadada crítica al esnobismo, al consumismo, a la hipocresía y a los excesos de poder. Excesos que el director Mark Mylod ya expuso en la multipremiada serie Succession, a través de la familia del patriarca Logan Roy. “Creo que esto de los privilegios extremos, de ir más allá, de escalar y escalar, como dice Mark, de ingresar en el VIP dentro del VIP, lo único que consigue es que nunca llegues a estar satisfecho, que no seas capaz de disfrutar. ¿Cómo alguien puede ser feliz si siempre está buscando el siguiente nivel? Anula el momento, ese instante de disfrute. Si uno lo piensa detenidamente, el lujo supuestamente debería ‘ayudarte’ a encontrar esa felicidad; esa satisfacción tan anhelada. Es muy interesante lo que propone Mark [responsable de múltiples episodios de Game of Thrones, Entourage y Shameless]. Nos lleva a pensar cómo este privilegio llevado al extremo es capaz de ‘pervertir a la humanidad’, tal como lo define. Una ‘racionalidad algo perversa’, porque justamente lo irónico de todo esto, de los personajes de El menú, es que son insaciables y nada puede satisfacerlos. Siempre quieren más, necesitan pasar al siguiente nivel”.
El punto de vista de esta sátira del mundo de la comida –que estalla en una guerra de clases y expone con lucidez los estereotipos– lo ofrece Margot, el personaje de Anya, la compañera [de último momento] de Tyler, el foodie que interpreta Nicholas Hoult (el inolvidable niño de Un gran chico y la serie histórica The Great). La pareja aborda un yate que los llevará al exclusivo restaurante Hawthorne, que se encuentra en una isla, donde el cubierto cuesta 1250 dólares por persona. Los 11 comensales elegidos para la ocasión reciben la exclusiva invitación que les permitirá desgustar el menú elaborado por el celebrado chef Julian Slowik (Ralph Fiennes). Esta situación alimenta los egos, la arrogancia, y da muestras del poder de estos personajes que serán puestos en evidencia con la presentación de cada plato, uno más extravagante que el anterior, incluido el plato de pan sin pan.
Influencers, tech bros, críticos gastronómicos, millonarios y celebridades fracasadas son los espectadores seleccionados a esta ceremonia, una tragicomedia negra que se aleja de todo relato romántico del mundo de las cocinas. Las miserias del ser humano están a la orden del día.
Como buena jugadora, Taylor-Joy asegura que Margot sabe mirar el tablero y mover las fichas: “Reconoce el juego –dice la inolvidable Beth Harmon de Gambito de dama–. Ella es un enigma, sabe muy bien qué quiere la persona con la que está y cómo ser ese ideal, lo que esperan de ella, pero sin dejar de lado lo que ella también busca. Dice que lo piensa. Es rápida, observadora, inteligente, centrada. Me divirtió interpretarla y más aún actuar con este gran equipo”.
Durante el rodaje, Nicholas y Anya se mantuvieron muy juntos, en la misma mesa, lo que les posibilitó hablar del ya mítico cineasta australiano George Miller. No fueron charlas al azar. Es que el último gran desafío de Taylor-Joy fue el de poner el cuerpo a Furiosa [se estrenará el 23 de junio de 2023], precuela que se centra en la historia de la feroz guerrera que, Charlize Theron interpretó en el éxito de taquilla Mad Max: Fury Road en 2015. En aquella película, Nicholas fue Nux, miembro del ejército de War Boys comandado por Immortan Joe que se une a Imperator Furiosa [Theron] y a Max Rockatansky [Tom Hardy]. “George es un gran narrador de historias, sabe cómo hacerlo, cómo atraparte. Y es, además, una persona muy genuina y amable”, comenta Nicholas en busca de la complicidad de su compañera. “Creo que los dos tenemos un gran cariño por George. Es un individuo único, con un gran corazón, gracioso. Es curioso como todas estas películas cargadas de acción, de sangre, salen de la mente de este gentil y pacífico genio. Ese cerebro es increíble. Sinceramente me sentí muy afortunada y privilegiada de poder trabajar con él, de ser parte de la saga Mad Max, de cubrirme de barro [risas] y de aceite de motor”.
La recompensa tras esos intensos días de rodaje en la tierra de Miller, Furyana [como firma alguno de sus posteos en Instagram] lo encontraba en las playas escondidas y allí se sumergía directamente al océano a saltar olas tras olas, dispuesta a sortearlas, a encararlas sin importar el tamaño. El desafío de enfrentar esas olas impredecibles es un fiel reflejo de la forma en la que ella encara cada proyecto en el cine. Atenta, hoy más que nunca, en busca de historias que la sorprendan y que sean capaces de llevarla de un extremo a otro. “Sinceramente, agradezco cada oportunidad de hacer lo que me gusta, la posibilidad de exigirme y de dar todo lo que puedo y más. Soy feliz en un set creando junto a otras personas. Cada experiencia la celebro, la disfruto”.
Anya no para. Su ascenso vertiginoso comenzó en 2020 y no se detuvo. Solo un año después, rompió la barrera de joven promesa tras ser nominada a los Emmy, ganar un Critics Choice, un SAG (Premio del Sindicato de Actores) y el Globo de Oro como Mejor Actriz de serie de televisión o miniserie, por su papel en Gambito de dama. Además, fue candidata a los Globos de Oro por Emma, el vanidoso e irresistible personaje de Jane Austen en una versión que hizo suya. “Anya puede ser terrenal y etérea, inocente y peligrosa al mismo tiempo”, dijo Robert Eggers, el director que le dio su gran oportunidad en La bruja (2015) y con el que trabajó en la superproducción estrenada este año, El hombre del norte (The Northman) junto a Nicole Kidman, Alexander Skarsgärd, Björk, Willem Dafoe y Ethan Hawke.
La voz de Egger bien describe el encanto de Anya, el mismo que conquistó al mundo de la moda por ser diferente y extraña en formas fascinantes, como repiten quienes intentan descifrar el magnetismo que la consolidó en Hollywood y le valió el título de embajadora mundial de Dior, además de ser la imagen de Tiffany & Co. Su rostro ecléctico, su boca [cuyos labios son, según la propia actriz, “de una forma rara”], sus ojos grandes y algo saltones –que fueron causa de burla– , son el sello de la mujer que crea tendencias y que es considerada una fashion influencer. “Mis ojos estaban muy separados, eso es un hecho”, dice. Hoy son comparados con la belleza de Bette Davis y Joan Crawford. “La cámara la adora”, opinan los que se dejan hechizar por el estilo old Hollywood y la belleza etérea de la actriz que nació en Miami (en 1996), se crio entre Argentina y Londres, y cuya imagen se repite en las portadas de las revistas más destacadas del mundo: Vanity Fair, Elle, Tatler, InStyle y Vogue. La revista Harper´s Bazaar la coronó en la tapa del especial “Women of the Year” para su edición diciembre 2022, que Anya celebró en IG.
“Voy a presentar a una mujer que este año no solo cautivó con su original belleza –anunció la modelo y también actriz Cara Delevingne, en noviembre de 2021, el galardón a su amiga Anya como ‘el rostro del año’ en la entrega anual de los premios del Consejo de Diseñadores de la Moda de América–, sino porque con cada parpadeo o mirada tiene la habilidad de contar una historia. Ella es algo más que una cara inolvidable”. No hay alfombra roja que no se resista a su encanto y, al igual que en la actuación, toma riesgos, sin esquivar desafíos con looks atrevidos y vintages de reconocidos diseñadores.
Si hablamos de consagración, en mayo de 2021 Taylor-Joy hizo su debut en el histórico show de la NBC, Saturday Night Live (SNL). No fue una emisión como cualquier otra, la actriz fue la elegida para concluir la temporada 46ª, noche en que SNL volvió a contar con una audiencia en vivo en el esperado regreso a la nueva normalidad tras la pandemia del Covid-19. El público enloqueció con la estrella de Fragmentado y La casa de las miniaturas, cuando hizo un pedido especial antes finalizar el clásico monólogo de apertura: “Significaría mucho para mí empezar este programa en mi lengua natal”. Tras los aplausos y la sentida aprobación, Anya pronunció en un castellano bien argentino: “Tenemos un show increíble para ustedes esta noche”. Las redes estallaron y su nombre fue tendencia en Twitter durante toda la emisión del programa.
Hoy, no llama la atención que su nombre sea uno de los más buscados en las redes, que cada foto, texto que se comparta tenga miles de visitas. Imaginen lo que ocurrió cuando Agustín Almodóvar subió en la noche de la ya clásica y codiciada fiesta post Oscar de Vanity Fair, dos fotos de su hermano, el director manchego de Mujeres al borde de un ataque de nervios junto a la actriz que, con un velo de rejilla negro sobre su rostro, le conferiría un aspecto de princesa gótica: “Pedro y Anya Taylor-Joy. El futuro ya está aquí”.
-Desde que se publicó aquella foto, tus seguidores mantienen la ilusión de verte trabajar con Pedro Almodóvar en una película hablada en castellano.
-Lo sé. Siempre fui muy fan de Almodóvar por lo que me siento muy afortunada que a él le guste mi trabajo [”Puede ser mil personajes distintos y es muy, muy buena actriz”, dijo el director]. Me muero de ganas por hacer una película en castellano y si fuera con él sería genial.
Pedro y Anya Taylor-Joy.El futuro ya está aquí. pic.twitter.com/6KB2Q8pHqk
— Agustín Almodóvar (@AgustinAlmo) March 28, 2022
Como aquella noche de SNL, la fascinación por escuchar a Anya hablar en castellano argento, se replica en reels, en los videos en YouTube con recortes de entrevistas donde usa expresiones como morfé, habla de empanadas, de churros rellenos, de helados y por supuesto, de dulce de leche.
-Ya sos una especie de embajadora.
-(Risas) Debería encontrar un sponsor para que me manden dulce de leche todo el año.
Nicholas intenta pronunciar la palabra mágica, la que Anya repite en un tono muy diferente del inglés. Por unos instantes deja de mirar la cámara que registra el encuentro por zoom para darle pistas a su compañero de qué estamos hablando. Intenta describir el sabor, la consistencia y las incontables cucharadas de la que es capaz de meter en el pote. “Ay, churros con dulce de leche”, deja escapar el deseo en voz alta.
Que haya nacido en Miami, el 16 de abril de 1996, resulta anecdótico porque a los pocos meses Anya Josephine Marie Taylor-Joy, la hija de Jennifer Marina de Joy, psicóloga de ascendencia británica y española, y de Dennis Alan Taylor, argentino-escocés, se trasladó junto a su familia a la Argentina y vivió sus primeros seis años por estas pampas. Tiempos de juegos, de amigos, de identidad. “Vengo de muchos lugares, pero mi calidad y mi actitud hacia la vida es de Argentina –señaló en varias oportunidades–. Crecí en un entorno que para mí era idílico. Es el sitio al que siempre me gusta regresar, con la gente que me conoce desde pequeña”. El recuerdo de su primera infancia se contrapone con lo que vivió en Londres, ciudad a la que su familia se instaló tiempo después. No fue fácil para la pequeña Anya. No hablaba inglés, decidió no hacerlo por dos años, con la esperanza de que sus padres la mandaran de vuelta al país. Se sentía muy sola. Llegó a contar que fue víctima de acoso escolar y que la intimidación que sufrió hizo que abandonara a los 16 la secundaria. Fue en las mismas calles londinenses donde su vida tomó un giro inesperado. Sarah Doukas, la fundadora de Storm Models, la misma que descubrió a Kate Moss y a Cara Delevingne, vio a Anya mientras paseaba a su perro en las afueras de Harrods. La historia dice que un auto la empezó a seguir, Anya se asustó, alzó su perro y empezó a correr hasta que escuchó: “Si podemos hablar un minuto, no te vas a arrepentir”. Y no se arrepintió. Dio sus primeros pasos como modelo, sin perder de vista que su principal objetivo era ser actriz y así encontrar el lugar donde encajar.
-Tu gran aliado para aprender inglés fue la saga de Harry Potter. Los personajes de aquella historia, en tiempos difíciles, fueron tus amigos. Por esto mismo no puedo dejar de preguntarte qué fue lo que te ocurrió cuando descubriste a Lord Valdemort [Ralph Fiennes] en la cocina de El menú.
-Hubo momentos en los que pensé correr [bromea].
El susurro de Nicholas simulando el llamado de Voldemort a Harry Potter se roba el momento. “Tuve una gran infancia –dice Nick [como lo llama ella]– y esto es tan icónico. Ralph Fiennes logra transformarse completamente en todo lo que hace.”
“Hicimos chistes al respeto –agrega Anya–.Ver a Fiennes e inmediatamente pensar en Lord Voldemort... Hubo un momento en que me cayó la ficha. ¡Enfrenté al mismísimo Lord Voldemort!”
Las pocas palabras que se cuelan en argento no solo cambian el tono de voz de Taylor-Joy, también pareciera transformar su cuerpo, su gestualidad. “Lo que más amo de la comunidad argentina fuera de la Argentina es que al segundo que escuchamos a alguien con ese acento corremos a encontrarnos. Nos miramos, nos identificamos rápido, como si tuviéramos un radar. Es fascinante y raro encontrar a tu comunidad fuera de ella –confiesa ante la mirada sorprendida de Nicholas–. Escuchás y decís: argentino. Y vas al encuentro. Me encanta poder hablar mi primera lengua. Cuando lo hago, me siento como en casa”.
Tras un 2022 que la tuvo entre rodajes y estrenos, incluido su trabajo en la última temporada de la serie británica Peaky Blinders en el rol de Gina Gray –la esposa estadounidense de Michael Gray (Finn Cole)– y en el film Amsterdam, de David O. Russell junto a Christian Bale, Robert De Niro y Margot Robbie, Anya ya piensa en lo que vendrá. En abril próximo llegará a los cines la producción animada Súper Mario Bros: la película, donde aceptó el desafío de poner la voz a la Princesa Peach. El clásico videojuego de Nintendo tendrá su revancha con Chris Pratt (Mario), Charlie Day (Luigi), Jack Black (Browser) y Seth Rogen (Donkey Kong). Por estos días confirmó que será la protagonista junto a Miles Teller (Whiplash y Top Gun: Maverick) de The Gorge, película de Apple Originals, y volverá a unirse con Scott Frank, el creador de Gambito de dama, para rodar Laughter in the Dark (Risa en la oscuridad), basada en la novela del escritor ruso Vladimir Nabókov (Lolita), que aborda un triángulo amoroso, en la que se entremezcla la pasión y la degradación.
El año pasado, Anya decidió celebrar las Fiestas junto con su familia y su pareja, el músico Malcom McRae, en Punta del Este y en la Argentina, donde se la puedo ver recorrer las calles de Buenos Aires. Paseó por Recoleta, posó con sus fans y compartió su sentir en su cuenta de Instagram, que suma nueve millones de seguidores [ver aparte]. “Es un lugar en el que me desconecto de todo y puedo ser yo misma”, dijo en una entrevista con la nacion en plena promoción de Gambito de dama, la actriz que, de pequeña, entre 1999 y 2002, fue a la misma escuela que Máxima Zorreguieta, la reina de los Países Bajos: Northlands School, en Olivos. Parte de su familia vive en estas tierras y por eso siempre destaca que éste es su “lugar en el mundo”, en especial el Delta del Paraná, donde sus papás fundaron una reserva natural privada. Con el título Sunrise in Argentina-not edited (Amanecer en Argentina-no editada), posteó una imagen del sol reflejándose en las aguas del Delta. La familia argentino-británico siempre intentó mantenerse bien cerca del río, de la naturaleza. Anya es una confesa amante del mundo verde. Como dato curioso, su padre, el exbanquero Dennis Alan Taylor y apasionado por el conservacionismo, fue campeón mundial de motonáutica en los años 80, batió varios récords de velocidad y ganó el Olimpia de Plata. El propio Daniel Scioli reconoció que fue un pionero en las carreras offshore.
-¿Los planes familiares para este fin de año incluyen a la Argentina?
-Me encantaría volver para esta Navidad, pero todavía no sabemos bien qué vamos a hacer. Somos muchos, somos una familia numerosa [son seis hermanos, Anya es la menor] y estamos intentando encontrar la manera de pasar las Fiestas todos juntos. Estoy con el celular listo para recibir indicaciones. Yo siempre estoy desesperada por volver a casa.