Activista. La música e historiadora del arte que transforma leyendas gitanas en canciones
Nacida en Brasil, Aline Miklos busca en sus raíces mucho más que sonidos
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“Muchas canciones que llegaron con las familias romaníes a América latina siguen sonando porque muchos integrantes de la comunidad son músicos, pero infelizmente casi no existen grabaciones de estas canciones”, cuenta Aline Miklos. Ella es cantante, compositora, historiadora del arte, productora cultural y activista por los derechos del pueblo gitano/romaní. Si bien su biografía abarca muchos frentes, la herramienta que unifica todos los universos es la música. A partir de las canciones en romaní que le cantaban sus abuelos cuando era chica, se despertó en ella la inquietud por saber sobre sus ancestros y emprendió un camino de búsqueda e investigación para dar con la geografía de una cultura que toma un poco de aquí, otro poco de allá, hasta construir su propio universo.
“Mi abuela cantaba una canción que decía ‘chirikli ka kerdiovau’. En español la letra es más o menos esta: quiero transformarme en un pajarito/ cerca de vos quiero estar/ voy a viajar por largas rutas/ sin vos no puedo estar. Para mí esta canción era muy dulce y obviamente cuando la escuchaba me imaginaba como un pajarito viajando por todo el mundo. Otra canción que se canta en mi familia la escuché, después de grande, en el disco grabado por Encanto Cigano, el ensamble del querido Mío Vacite (rrom brasilero, violinista y activista, uno de los más grandes que tuvimos), con el nombre de Lamento Cigano”, cuenta Miklos y resalta que “también había mucha música instrumental que mi tío abuelo Sebastião, junto a mi abuela, tocaban en el acordeón. ¡Las tarareo de memoria!”.
Rápidamente se le abrió un camino a perseguir: conocer sus raíces. La estrategia para comenzar esta ardua tarea consistió en entrelazar sus conocimientos de historia con su lado artístico. Fruto de esta combinación, en 2016 nació Kalo Chiriklo, un proyecto de investigación sobre música y músicos gitanos de América Latina, que acaba de dejar un disco como resultado final: Pájaro negro. El nombre de esta ópera prima salió de la letra de una canción anónima que –explica Miklos– “probablemente, haya sido concebida por una mujer romaní prisionera del campo de concentración de Auschwitz. En la letra, ella solicita a un pájaro negro que le comunique a su familia que, a pesar de las dificultades que atraviesa, regresará a su casa”.
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Miklos nació hace 37 años en Goiânia, Brasil –un municipio cercano a Brasilia– y a los 18 años se mudó a San Pablo para estudiar historia. Según cuenta, parte de su familia había arribado desde Hungría a finales del siglo XIX con el objetivo de trabajar y vender lo que generaban. “Una vez que llegaron a Brasil construyeron casas en Minas Gerais, donde fabricaban sus productos y después viajaban para venderlos. Por esto, no digo que eran nómadas, sino que eran trabajadores itinerantes. Además de fabricar productos de metal, muchos también eran músicos y por esto las fiestas en mi casa siempre eran muy animadas. Siempre hacían una mezcla increíble de música gitana con la música brasilera y me ponían para cantar y bailar junto a mis tías y primas”, cuenta.
A la música como su lenguaje principal, le sumó la carrera de historia y después la maestría en Historia del Arte que cursó en la École des Hautes Études en Sciences Sociales de París. La materia Historia de los Gitanos en Europa fue la que desplegó los archivos que faltaban. Se le abrió un mundo. “Cuando volví de Francia con un repertorio más amplio de canciones gitanas, fue muy emocionante para todos. Me acuerdo que una vez fui a visitar a mi tía Militsa en el interior del país y ella me llevó a unas cuantas casas de parientes para cantar las nuevas canciones. Lo mejor de todo es que ellos también me cantaban a mí las canciones que conocían. Mi familia siempre me acompañó y me apoyó en esta aventura con la música romaní y esto para mi es muy importante”, dice.
“Cuando Aline se fue a estudiar a San Pablo y después a París, fue una sorpresa para la familia. Ella estaba realizando el sueño de todas nosotras, pero teníamos miedo de que se olvidara de sus raíces. Lo que pasó fue justo lo contrario porque ella volvió con la mochila llena de historias para contar y de canciones para cantar. Su disco se parece mucho a ella: es una mezcla de todo y a la vez algo muy original”, agrega una de sus tías, Candida Miklos, desde Brasil.
Pero su paso por París no solo fue por una razón académica, también estuvo en contacto con grandes músicos e investigadores gitanos de varias partes del mundo, que la impulsaron a generar algunos proyectos. En compañía de Brahim Music, por ejemplo, formó un ensamble de música gitana para tocar en las fiestas y manifestaciones por los derechos de los pueblos romaníes en París, organizadas por la ONG La Voix des Rroms, de la que en su momento formó parte.
“Cuando Aline estuvo en París, se involucró en las actividades de la Asociación La Voix des Rroms y, en particular, trabajó con músicos romaníes de los Balcanes. Fue un período en el que la Asociación organizó una gran cantidad de eventos culturales para sensibilizar al público en general sobre los derechos de los Rroms, dando a conocer su identidad y su cultura. Al mismo tiempo, Aline buscaba ampliar su repertorio y le iba bien. Ella subió al escenario con muchos músicos y dio cuerpo y voz a esta identidad sin fronteras que es la identidad romaní. El público se maravilló al ver a una cantante de Brasil cantando en romaní con músicos de Kosovo y Serbia”, agrega Samir Mile, abogado y presidente de la Asociación La Voix des Rroms, desde Francia.
¿Cuál es el rol de La Voix des Rroms y qué tipo de actividades realiza?
Es una asociación francesa que trabaja por una sociedad justa en la que los Rroms tienen el lugar que les corresponde. Su actividad concierne principalmente al antigitanismo y está centrada en dos ejes principales: la Advocacy (la defensa de los derechos humanos), dirigida a las estructuras públicas y privadas, y el empoderamiento de las propias poblaciones romaníes. La asociación ofrece consultorías a los gobiernos y a las organizaciones públicas y privadas con el fin de optimizar sus políticas y servicios destinados al público romaní, así como su asistencia a las víctimas del antigitanismo. Además, estamos desarrollando un centro juvenil con actividades de educación popular para niños y jóvenes víctimas del antigitanismo.
Vuela el pájaro negro
¿Dónde está el Pájaro Negro?
Mi corazón llora
Noche escura
Boca seca
Sin plata
Sin suerte
A través de Kalo Chiriklo, suena la música gitana y la intención es lograr un mayor abordaje en América Latina. Miklos se embarca en dar respuesta a ciertos lugares comunes que se construyen a la hora de referirse al pueblo gitano y busca desarticular pensamientos que se enfocan en estereotipos. “Este imaginario, pasado de generación a generación, es extremadamente prejuicioso, lo que provoca en la practica la discriminación, la segregación, la violencia y la desigualdad –explica–. A través de la música busco expresar una mirada crítica del lugar que ocupan las comunidades gitanas/romaníes en nuestra sociedad. Por eso, cada canción de composición nuestra es una respuesta, o un grito de protesta, a todo prejuicio enfrentado por las comunidades gitanas en el mundo”.
Su sustento se funda en un arte político con intención de generar dialogo. A partir de ahí surge el deseo de grandes cambios que lleven a “la construcción de una sociedad más justa”. Con ese objetivo de transformaciones significativas, además de hacer música, en 2019 presentó un trabajo en la Universidad de Harvard sobre estas leyendas y estereotipos construidos contra el pueblo gitano. “Mi activismo, más allá de la música, también busca asegurar el acceso a los derechos humanos a todas las personas pertenecientes a grupos étnicos, con especial atención al pueblo romaní. La elaboración de políticas públicas volcadas a los derechos culturales de grupos étnicos y a los derechos de las mujeres pertenecientes a estos grupos son las dos ramas que más me interesan”, agrega.
Damián Cristo, presidente de Zor, Asociación por los derechos del Pueblo gitano/romaní, describe algunos de los rasgos discriminatorios hacia las comunidades y hace hincapié en que las problemáticas que aquejan son “similares a las de principio del siglo 20, el discurso de odio es la madre de todos nuestros problemas discriminatorios, porque desde el clásico “ojo con el gitano que te roba” hasta “no hagas negocios con el gitano que te va a estafar” están en la vida diaria de la sociedad, así como algunos medios que titulan con la palabra gitano o gitana para describir un hecho delictivo”. Y cuenta que reciben “muchas denuncias de discriminación en el ámbito laboral. Por ejemplo, nosotros en trabajos comunes y corrientes no podemos decir que somos gitanos, ya que nos echan o recibimos malos tratos. En el acceso a la salud también tenemos muchos problemas ya que somos maltratados o atendidos rápidamente con diagnósticos erróneos, por el solo hecho de ser gitanos”.
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En la formación de Miklos hubo una persona clave: Marcel Courthiade. Destacado lingüista francés y docente de idiomas y culturas orientales, conocido por ser un gran defensor del pueblo gitano, él le brindó todo su archivo de música y cultura romaní. “Marcel siempre fue una persona muy generosa conmigo y con todas las personas que lo buscaban. Su muerte hace unos meses, fue una gran pérdida para la comunidad. Aprendí mucho con él y con su mujer Yeta y por esto soy muy agradecida. Hicimos algunos conciertos en París dónde yo cantaba y él contaba la historia de los romaníes y de las canciones, era muy lindo. Él siempre llegaba con una canción nueva y me pedía que cantara. En reuniones también siempre me pedía para cantar el himno gitano, Gelem Gelem, antes o después de la cena”, dice.
¿Qué te llamó la atención de ese archivo que recibiste?
Dos cosas: una vez que él llegó con una canción romaní de Rusia de 1825, decía que era la primera canción romaní registrada en el mundo. Tenía solo la letra y me pidió por favor que le pusiera melodía. La puse, no me convenció mucho, pero a él le encantó; después, otra cosa que me sorprendió fue cuando percibí que casi todas las canciones tradicionales que me mostraba hablaban de tragedia, pero tenían en su mayoría ritmos bailables. “Samudaripen” es una de las canciones que está en el disco Pájaro Negro y fue Marcel quien me la enseñó. El nombre de esta canción en romaní quiere decir “holocausto gitano” y es de autoría desconocida, probablemente compuesta por un prisionero o prisionera de Auschwitz y rinde homenaje a los cientos de miles de personas gitanas que fueron asesinadas durante la Segunda Guerra Mundial. El resto de las canciones, de a poquito las voy escuchando, intentando traducir, buscando informaciones de los autores, pero todavía falta mucho por hacer”.