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La historia secreta del Scrabble, el juego de palabras más famoso
Aunque el invento fue rechazado por las fabricantes de juegos, Alfred Mosher Butts no bajó los brazos y creó el juego de mesa que hoy sigue divirtiendo a miles de personas de todo el mundo
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Muchos aseguran que una crisis siempre genera una oportunidad. Ese fue justamente el caso de Alfred Mosher Butts y de su invento. Este arquitecto estadunidense, que se quedó de la noche a la mañana sin trabajo debido a la crisis económica que estaba atravesando su país, lejos de quedarse con los brazos cruzados inventó en 1938 el Scrabble, el reconocido juego de mesa de palabras cruzadas que sigue siendo tan popular hasta la actualidad.
Desempleado en medio de la Gran Depresión, Butts decidió crear un pasatiempo que combinara la habilidad de las palabras con la estrategia de los juegos de mesa. Inspirado en el éxito de Charles Darrow y su Monopoly, el arquitecto estadunidense comenzó a analizar el mercado de los juegos de mesa y se dio cuenta de que había tres tipos de juegos: los de movimiento, los de números y los de palabras. Atraído por la última categoría, creó una versión inicial del juego llamada Lexiko.
El duro camino de Lexiko, el antecesor del Scrabble
Lexiko se jugaba sin tablero de juego y los jugadores anotaban puntos en base a la longitud de las palabras que iban formando. Se obtenían puntos adicionales por utilizar letras poco comunes (B, F, H, M, P, V, W, Y) y un número todavía mayor por emplear las letras más inusuales (J, K, Q, X, Z). Lo interesante fue cómo Butts calculó la frecuencia de aparición de las letras en su lengua y el correspondiente valor de cada una de ellas. Para hacerlo analizó rigurosamente las portadas del diario New York Times. Una vez realizado el análisis, llegó a la conclusión de que el juego resultaba muy fácil si se incluían muchas “S”, así que redujo el número a 4.
En 1933 Butts solicitó una patente para su juego Lexiko, pero le fue denegada. Y la mala suerte continuó cuando los fabricantes de juegos Parker Brothers y Milton Bradley tampoco aceptaron su invento. Pero Butts no se rindió tan fácilmente. En los siguientes cinco años fabricó él mismo casi 200 juegos que regaló o vendió a sus amigos. Sin embargo, más allá de sus esfuerzos el Lexiko no consiguió tener éxito comercial.
En 1938 este arquitecto creativo sumó un nuevo elemento en su juego, inspirado en la popularidad de los crucigramas: combinó las letras sobre un tablero de juego, para que se formaran allí las palabras del mismo modo que en los crucigramas.
Camino hacia el éxito del Scrabble
La economía mejoró y Butts consiguió trabajo como arquitecto. Y cuando parecía que su juego difícilmente podría salir a la luz, el contacto con James Brunot terminó dándole el impulso que necesitaba para alcanzar la gran popularidad que tiene hoy.
Brunot, un emprendedor nato, conocía las primeras versiones del juego de Butt, llamado por aquel entonces Criss-Cross Words o palabras cruzadas. Brunot esperó hasta 1948, cuando se jubiló, y le propuso al inventor vender su pasatiempo. Aunque el comienzo fue difícil, en 1952 todo cambió. El presidente de los grandes almacenes neoyorquinos Macy’s presenció una partida de Scrabble mientras estaba de vacaciones en Florida, Estados Unidos. Le gustó tanto que Macy’s empezó a comprarles 6.000 unidades del juego a la semana.
Aunque el futuro del Scrabble era promisorio, Brunot se dio cuenta de que no podía satisfacer la extraordinaria demanda y por eso cedió la licencia de fabricación a Selchow and Righter, una de las firmas firma que lo había rechazado unos años antes. Era tal la demanda de este juego que durante tres años se tuvo que racionar el envío Scrabble a las tiendas, ya que el fabricante no podía satisfacerla.
Poco más tarde la fiebre por este entretenimiento se extendió hasta Australia y en 1953 J. W. Spear & Sons lanzó el juego en Gran Bretaña, donde se convirtió en un éxito de ventas inmediato. Brunot acabó vendiendo los derechos de Scrabble en 1968 a Spear’s para todo el mundo excepto para los Estados Unidos, Canadá y Australia (años más tarde consiguieron también los derechos para este último país). Los derechos quedaron repartidos de esta manera hasta la actualidad.
En 1986 Selchow and Righter vendió los derechos a Coleco, que quebró en 1987. Y, de esta manera, 53 años después de rechazar el juego, Milton Bradley adquirió los derechos de Scrabble para los Estados Unidos y Canadá.
Actualmente el juego se vende en 121 países y en más de 30 idiomas diferentes. Se estima que cada hora se empiezan 30.000 partidas de Scrabble en todo el mundo. El juego ha evolucionado con el tiempo, con versiones para niños y viajeros. También se realizan grandes competencias con premios y concursos televisivos inspirados en este pasatiempo.
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