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Cómo funcionan los emuladores de videojuegos
Cada vez más jugadores nostálgicos recurren a estos programas para revivir sus partidas en los títulos clásicos; la lógica detrás del software y los riesgos que conlleva su uso
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Antes de realizar cualquier análisis sobre el funcionamiento de los emuladores de videojuegos es importante empezar por el principio: ¿qué son? En esencia, se trata de programas de software que les permiten a sus usuarios jugar juegos de consolas antiguas en sus computadoras o dispositivos móviles.
Los emuladores recrean el entorno de hardware de las consolas en los equipos donde se utilicen, lo que posibilita que los juegos se ejecuten como si estuvieran en la consola original. Esto se logra a través de un proceso llamado emulación, donde el programa traduce el código del juego -que estaba destinado a ejecutarse en la consola- a un código que la computadora o el dispositivo móvil actual puede entender y ejecutar.
Los programas pueden variar en términos de precisión y compatibilidad. Algunos se esfuerzan por ser tan precisos como resulte posible, recreando el funcionamiento de la consola hasta el último detalle. Otros se centran en la compatibilidad, tratando de ejecutar tantos juegos como puedan, incluso si eso significa no ser completamente precisos en la emulación.
Los emuladores por dentro
Como se explicó, para funcionar el emulador debe entender y traducir las instrucciones del juego -que fueron escritas para el hardware de la consola- a instrucciones que la computadora pueda entender y ejecutar. Este proceso de traducción se realiza en tiempo real mientras alguien juega. Cuando el juego intenta enviar una instrucción al hardware de la consola, el emulador interviene y traduce esa instrucción a una que la computadora pueda ejecutar. De esta manera, el juego “cree” que se está ejecutando en la consola original.
Además, los emuladores también deben manejar la entrada del usuario (como los movimientos del controlador) y la salida del juego (como los gráficos y el sonido). Esto se logra a través de la emulación de los periféricos de la consola, como los joysticks y la pantalla.
Es importante mencionar que los emuladores de juegos funcionan a través de un proceso llamado ingeniería inversa, que implica analizar el código de la consola original para comprender cómo funcionaba. Luego, los desarrolladores del emulador crean un software que simula el hardware de la consola original y puede ejecutar juegos en una plataforma diferente.
Existen dos niveles de emulación: Emulación de Bajo Nivel (LLE) y Emulación de Alto Nivel (HLE). La LLE consiste en recrear un hardware a partir de un software, es decir, es un programa que simula el funcionamiento de una consola. Mientras que el HLE busca replicar las funciones del hardware utilizando abstracciones de software. Si bien esto puede ser menos preciso, puede ser más eficiente en términos de recursos.
Legales o no, esa es la cuestión
Existe emuladores legales, que son, por ejemplo, los que ofrece Nintendo en sus consolas clásicas como el Mini NES, la cual está precargada con decenas de juegos clásicos, sin la necesidad de utilizar cartuchos.
Por otro lado, hay compañías que venden emuladores en forma de consolas que también pueden leer y reproducir cartuchos originales de consolas clásicas. Algunas incluso se pueden conectar con televisores nuevos. Pero también hay emuladores que se pueden descargar de Internet y funciona en una computadora, un celular o dispositivos compatibles. Se trata de programas que permiten reproducir archivos de diferentes consolas.
La gran cuestión es que los emuladores que se obtienen de Internet no son legales, porque para poder jugar estos juegos clásicos es necesario descargar los ROMs o copias digitales de los videojuegos.
Según explica la Universidad de Stanford, la parte “ilegal” de los emuladores es que los programas que imitan son propiedad de otras compañías como Nintendo y PlayStation. Entonces, al emular los juegos, se los está usando sin el consentimiento de estas compañías.
Otro peligro es que al descargar programas ilegales pueden terminar ingresando a páginas maliciosas que terminan infectando los dispositivos.
En resumen, los emuladores de los clásicos videojuegos puede ser una gran alternativa para los jugadores más nostálgicos. Sin embargo, se debe proceder con cuidado, ya que si no son distribuidos por las compañías propietarias de esos juegos entonces son ilegales y, además de cometer un delito, pueden correr grandes riesgos al descargar los programas necesarios para su ejecución.
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