Vigo y el arte (in)sonoro, de AA.VV.
Muchas veces, las reflexiones alrededor de la experiencia de la lectura y de la escritura olvidan la constelación sonora. Con espíritu macedoniano podría decirse que, a fin de cuentas, un libro es una forma de interceptar un sonido. Una premisa así rodea la búsqueda de Vigo y el arte (in)sonoro, un ensayo que pone en valor la obra de Edgardo Vigo (La Plata, 1928-1997), artista multidimensional, referente experimental, desde una directriz que aún no se había discutido: ¿de qué manera toda su obra, que incluye máquinas inútiles, poesía experimental, arte correo, collages, puede analizarse dentro de un ecosistema sonoro portátil?
Conformar una relectura de un archivo heterogéneo y vasto como el de Vigo implica, para los autores, pensar en lo “(in)sonoro”, una condición que, influenciada por la estela no-retiniana de Marcel Duchamp, constituye un campo expandido que va más allá del sonido. Esa apertura hacia la experiencia perceptual también está puesta en la confección del volumen, un diseño que permite entrar y salir por distintas texturas, espacios y temporalidades. Un paseo por distintos objetos, como la guitarra onírica, por collages sonoros, por misivas, por intervenciones, un todo que se desmaterializa y se vuelve a reagrupar con nuevos sentidos. El volumen no solo autoproclama una investigación pionera, sino también reivindica a un artista de las vanguardias de los años sesenta y setenta, que “desestabiliza la hegemonía de una cultura visual, musical y sonora de dirección única, provocando una torsión que incluso se apropia del ojo como mecanismo de escucha”.
Vigo y el arte (in)sonoro
Julia Cisneros, Alan Courtis y Julio Lamilla
Rara Avis
224 páginas, $ 2500