Vicente López. Los orígenes del municipio donde viven los presidentes
Un nuevo libro reconstruye los acontecimiento que llevaron a la creación del partido que nació de una escisión de San Isidro
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¿Cómo nació el municipio en el que tienen su casa los presidentes argentinos? Múltiples factores –políticos, económicos y sociales– confluyeron para que un día, hace 118 años, un grupo de vecinos solicitara a la provincia de Buenos Aires la creación del partido de Vicente López, el segundo distrito más pequeño del país, que hoy tiene los indicadores socioeconómicos más altos del Gran Buenos Aires. Pero la historia comienza antes.
A fines del siglo XIX, la presencia del general y expresidente Bartolomé Mitre en la zona norte de Buenos Aires era muy frecuente, a tal punto que al pueblo de Olivos se llamaba “Mitre de los Olivos”. Solía visitar a su dentista personal, Hernán Wineberg, quien era propietario de importantes tierras, algunas de las cuales donaría para hacer la plaza principal y la iglesia. Precisamente, fue Mitre quien en 1895 puso la piedra fundamental para la construcción del primer templo con jerarquía, que se llamaría “Jesus en el Huerto de los Olivos”, y a cuya inauguración asistió dos años después, junto al gobernador de la provincia de Buenos Aires, Guillermo Udaondo.
El poblado de Olivos fue creciendo y consolidando su institucionalidad, probablemente impulsada por su cercanía con Buenos Aires y por su ribera, que le facilitaba la actividad comercial. Todo ocurría en el territorio que entonces correspondía al partido de San Isidro, cuyo casco urbano estaba a unos seis kilómetros hacia norte.
En julio de 1905, Mitre aceptó ser socio protector de la Sociedad Cosmopolita de Socorros Mutuos de Olivos, fundada pocos meses antes. Fue la primera entidad en brindar ayuda social y médica. Justo en ese mismo tiempo, un grupo de vecinos comenzó una campaña para reunir firmas con el objetivo de solicitar al gobernador bonaerense de entonces, Marcelino Ugarte, la autonomía del pueblo, con la idea de llamarse “Partido de los Olivos”. Este fue el germen de la historia que derivaría, pocos meses después, en la ley 2959, sancionada por la Legislatura bonaerense el 15 de diciembre de 1905 y promulgada por el gobernador el día 21, con el nombre “Partido de Vicente López”.
Por más de un siglo, la historia oficial repetida fue que Vicente López había sido creado como consecuencia de un enfrentamiento entre algunos acaudalados vecinos (personificados en Ángel de Alvear, hermano del futuro presidente Marcelo Torcuato de Alvear), que se habrían sentido perjudicados por la sanción de una polémica ordenanza del Concejo Deliberante de San Isidro. La norma disponía la expropiación de un porcentaje mínimo de las tierras que se pretendían vender para ser destinadas a uso público. El supuesto conflicto habría derivado en la escisión de un tercio del territorio de San Isidro, dando origen al nuevo municipio, hecho que fue calificado por algunos historiadores de San Isidro como “espurio y lamentable”.
En realidad, San Isidro ya había sufrido varios cercenamientos a un extenso territorio que en su origen llegaba hasta las fronteras de Buenos Aires. Primero fue Belgrano, que se incorporó a la Capital Federal; luego ocurrió en el oeste, lo que dio origen a San Martín. Y por último, en parte del sur, con el nacimiento de Vicente López.
Los hechos históricos dicen que la iniciativa de crear el nuevo municipio fue impulsada por 500 vecinos de San Isidro, principalmente de Olivos y Martínez, que se quejaban por la falta de respuestas de la intendencia y que se unieron en una comisión especial para presentar la propuesta al gobernador. Aquellos 500 vecinos firmantes era parte de una población que no llegaba a los 13.000 habitantes. Sin duda, se trató de algo más que un conflicto personal por una ordenanza que, por otra parte, nunca se aplicó y fue derogada luego al ser considerada inconstitucional. Y lo llamativo del caso es que uno de los más destacados firmantes del petitorio fue el propio intendente de San Isidro, Orlando Williams, por entonces también diputado provincial; la sanción de la ley, por otra parte, tuvo el voto favorable del senador Enrique Tomkinson, quien fue intendente de San Isidro pocos años antes, entre 1888 y 1890. Seguramente, ambas posturas eran de hecho una aceptación de que la autonomía de Olivos era un proceso inevitable para su desarrollo y que tarde o temprano se iba a producir.
Con Carlos R. Constenla, abogado y exdefensor del Pueblo de Vicente López, nos propusimos en plena pandemia develar todos los motivos que llevaron al nacimiento del municipio donde desde hace más de 90 años habitan y viven los presidentes de la Argentina. Luego de tres años de intenso trabajo, en diciembre pudimos presentar el libro La verdadera historia de la creación de Vicente López (Editorial Olivia). Para ello analizamos en detalle los debates desarrollados en la Legislatura bonaerense, como también las sesiones del Concejo Deliberante de San Isidro de aquellos meses cruciales de 1905. Queda claro que desde San Isidro no hubo resistencia alguna a la escisión de parte de su territorio. La única objeción documental detectada fue la gestión personal del entonces concejal Adrián Beccar Varela ante el gobernador Ugarte para que la ley definitiva no incluyera al pueblo de Martínez, como había sido votada en Diputados. Y para que no quedasen dudas, el propio Beccar Varela hizo constar en actas su intervención salvadora. Fueron de suma utilidad el estudio de los diarios de la época, entender el contexto político y social nacional, provincial y local, así como los perfiles y las actuaciones de los principales protagonistas.
En realidad, la creación de Vicente López fue el resultado de una compleja trama política, social y económica, en el contexto de un país que se encontraba en la última etapa de la organización administrativa e institucional de su territorio. Hay que tener en cuenta que apenas 25 años antes se había federalizado la Ciudad de Buenos Aires, decapitando a la más grande, poblada y desarrollada provincia del país.
En La Plata, el gobernador Ugarte, que tenía el claro proyecto de ser presidente de la Nación, enfrentaba el desafío de gestionar un vasto territorio con un gobierno provincial sin estructura política y con tensiones constantes con las autoridades locales, que gozaban de una amplia autonomía desde la sanción de la ley de municipios, en 1854. Por ejemplo, los intendentes recaudaban impuestos que luego –una parte de ellos– coparticipaban a la gobernación; además tenían el control de los procesos políticos electorales. Queda claro que en su ambicioso plan de alcanzar la conducción del país, el gobernador Ugarte aprovecharía cada oportunidad para debilitar el poder territorial de los intendentes, fortalecer su posición política y tejer alianzas con distintos grupos a fin de impulsar su proyecto presidencial. Finalmente, sus ambiciones quedaron truncas a raíz de la muerte, en 1906, del presidente Manuel Quintana, que era su padrino político y a quien Ugarte pretendía suceder en la Casa Rosada.
Tras 118 años de su creación, el municipio de Vicente López se ha convertido en una ciudad con una identidad propia que tiene sus raíces en aquellas condiciones que le dieron origen. Con su nombre honra al creador del Himno Nacional, Vicente López y Planes, quien, por su actuación pública ininterrumpida desde las Invasiones Inglesas hasta 1856, cuando falleció, fue uno de los próceres fundadores de la Argentina.