Valerie Miles. “En el mundo ‘anglo’ hay gran expectativa por el Borges de Bioy”
La traductora al inglés de los diarios en los que Bioy Casares narra sus cenas con el autor de El Aleph dice que el libro es la historia de un maestro y un discípulo que se hacen amigos
- 7 minutos de lectura'
En una de las actividades en la Feria del Libro, en la que estaba presente el editor Daniel Martino, se anunció que el imprescindible Borges, de Adolfo Bioy Casares, se publicaría próximamente en inglés en una versión de la traductora, escritora y editora estadounidense radicada en España Valerie Miles (Nueva York, 1963). El libro, de consulta obligada para los amantes de la literatura en cualquier lengua, será lanzado por el prestigioso sello New York Review Books. Miles, conocida en el mundo hispanohablante por su rol como cofundadora de la revista Granta en español, cuenta que el trabajo le llevó cuatro años. “Trabajo con la editorial desde hace mucho tiempo –dice–. Colaboré en una colección de clásicos y publiqué luego una selección de esos clásicos en español, en Alfaguara. Con mi pareja [el traductor, poeta y editor Aurelio Major], siempre hemos sido un poco sus fuentes de referencia de noticias interesantes de la literatura en lengua española”.
Antes de encarar la titánica tarea de traducir el diario de la amistad entre dos de los más grandes escritores argentinos (Borges y Bioy), Miles tradujo al inglés otra obra monumental: el Diccionario de símbolos del escritor y “mitólogo” español Juan Eduardo Cirlot. “El Diccionario tuvo varias ediciones nuevas a lo largo del tiempo, los herederos de Cirlot añadieron partes e hicieron cambios, pero la versión en inglés era muy antigua, prácticamente es la de 1958 –cuenta Miles –. Muchos creadores, como el director Guillermo del Toro y el escritor David Mitchell, están hablando de esa obra; la idea de ese diccionario es que fuera algo vivo, que puede transformar y transformarse. Cirlot, que mantuvo una larga correspondencia con André Breton, lo escribió inspirado en los surrealistas. El centro del surrealismo es el objeto y la innovación de la escritura, por eso el Diccionario de símbolos es, en verdad, un ensayo y un artilugio inspirado en el surrealismo y en la psicología científica”. En su opinión, libros como el de Cirlot necesitan ser reencontrados por el lector.
“Ellos me propusieron traducir el Borges –prosigue–. Le dediqué cuatro años de mi vida, un tiempo mayor al que había imaginado. Sabíamos que Borges y Bioy están todo el tiempo citando y recitando, comentando textos de Quevedo, Góngora, Gracián, Hernández, Lugones, Mallarmé, Valéry”. En un principio, Miles pensó que podría usar las versiones canónicas de esos pasajes y que ella se abocaría a los diálogos entre los dos tertulianos. “Pero las traducciones al inglés no coinciden con las formas que usan ellos y que dan pie a interpretaciones de un soneto o una frase; todo ese material también tuve que traducirlo”.
Otro aspecto clave del Borges es el sentido del humor. “Es un humor muy fino, a veces muy delicado, a veces muy seco –describe–. Hay que conservar eso para no traducir solo el chiste, sino la figura. El humor es una cuestión de saber administrar el tiempo antes de llegar al remate”.
También tuvo que hacer mucha investigación sobre hechos y épocas. “Hay muchas referencias locales que un lector ‘anglo’ no conoce, pero como es una obra con muchas notas no quise agregar demasiadas, para no ralentizar la lectura. No puedes pedirle al lector que vaya y venga de un lado a otro del libro o de la página”.
La versión del Borges que se leerá en inglés no es la mayor ni la “minor”, sino una intermedia preparada por Daniel Martino. “Trabajar con Martino como editor fue una escuela –afirma Miles–. No solo tuve la escuela de Borges y Bioy, sino también la de Martino. Todo lo que estaba aprendiendo de la literatura argentina de aquella época, y de la escena literaria tan rica, se debe a Borges y Bioy, y también a Martino. Es un editor de los de antes; como decía Enrique Vila-Matas, un editor como los que ya no existen, de absoluto rigor y perfeccionismo. Trabajar hasta que alcances la mejor versión, eso es Daniel Martino”.
La traductora adelanta que en el ámbito literario de lengua inglesa hay mucha expectativa por el Borges. “Hay escritores que leen en español, como Colm Tóibín, que lo consideran una biblia –cuenta–. Hay mucha gente que ama el libro. No solo los argentinos lo consideran uno de los acontecimientos más grandes del mundo editorial”. Para ella, el Borges de Bioy es la historia de un maestro y un discípulo que se hicieron amigos. “Bioy sabía profundamente lo que era Borges, y en su diario empieza desde esta posición reverencial, alguien que aprecia el valor de la obra borgeana, y a lo largo del tiempo va aprendiendo y va creciendo. Al principio, Bioy se mimetiza con Borges y casi no hay diferencia entre las voces, pero a medida que se va haciendo mayor, cambia su registro y se vuelve más barroco, más complejo. A diferencia de su sintaxis, la de Borges era mucho más transparente”.
Miles también conversó en la Rural con dos de los tres jóvenes escritores argentinos seleccionados en 2021 por Granta: Camila Fabbri y Martín Felipe Castagnet (el tercero es Michel Nieva). “Algunos comparaban la edición anterior, de 2010, en la que hubo seis argentinos elegidos, con esta en la que solo hubo tres de veinticinco narradores en español, ¡pero qué tres!”, exclama.
La editora y traductora confirma que hay mucho interés en el mundo por la literatura en español. “Este año entre las finalistas del Premio Booker hay una escritora mexicana, Guadalupe Nettel. La Fundación del Premio Booker hizo una encuesta entre especialistas y lectores en lengua inglesa, y encontraron que los menores de 35 años leen en traducción, buscan libros traducidos. Antes el mercado ‘anglo’ era muy endogámico y elitista; ahora se está abriendo gracias a escritores como Mariana Enriquez, Fernanda Melchor, Benjamín Labatut, Claudia Piñeiro. Es un buen momento para la literatura en español y para la argentina, especialmente”.
Revaloriza el papel que cumplen las reseñas en diarios y revistas. “Son importantes para lectores y editores –asegura–. Quizás no cambian las ventas pero, al ser información, obliga a los editores a ver qué está pasando con ese autor, quién es y de dónde sale. Hacen mal los medios en la Argentina en reducir el espacio para las reseñas bibliográficas. Los libros necesitan tiempo. A veces, la primera vez no funciona, la segunda tampoco, pero la tercera vez sí, y eso arrastra toda la obra. El tiempo de los libros es largo y a veces esto choca con los modelos de negocios. Los editores de medios tienen que percibir que hay valores intangibles que son difíciles de explotar en el corto plazo pero que a la larga resultan. El prestigio vende. La suscripción al Financial Times cuesta 240 euros por trimestre y tiene millones de suscriptores. ¿Por qué? Tienen la mejor información y eso cuesta”.
Investigadora de la obra del escritor chileno Roberto Bolaño, fue comisaría de la exposición Archivo Bolaño 1977-2003 que se inauguró en 2013 en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona. “Hubo un pequeño ‘bache’ en la lectura de Bolaño tiempo atrás –estima–. Algunos incluso preferirían que hubiese más baches. Pero Bolaño tiene larga vida porque es el tipo de escritor que una vez que empiezas a leer quieres leer completo. Es una voz fresca y magnética. Hubo un tiempo con muchos chismes cuando aparecieron los inéditos. La gente ama discutir los inéditos de Bolaño [se ha criticado a su viuda por publicarlos], pero debe hacerlo con algo de información. Bolaño envió textos a varios agentes y editores, incluida Carmen Balcells. Están las cartas de Bolaño, pidiendo atención. Nadie le prestaba atención. La Universidad Desconocida se abre con un poema de todos los rechazos que sufrió. Esos rechazos de ayer son los inéditos de hoy. Pero siempre es mejor hablar de la ‘viuda avariciosa’. Sin embargo, nadie diría que un autor que se pasa a una editorial que le ofrece más dinero y mejores condiciones, como hizo Javier Cercas, sea avaricioso. Son arquetipos”. Sexistas, se podría añadir.