Vaca ganada, de Ariel D. Adler
¿Cómo narrar el destierro, la ausencia y la trashumancia en un trenzado que invoca por un lado la tradición y, por otro, una forma de escritura que es puro presente? Vaca ganada, primer libro de Ariel D. Adler (Buenos Aires, 1991) y una de las tres novelas ganadores del Premio Novela Bienal de Arte Joven 2021-2022, merodea estos interrogantes en una historia de destierro: el protagonista transita los ecos de un crimen que le atribuyen y escapa en el acoplado de un camión que lo levanta. La instancia del viaje, incierto, disgrega los avatares del conflicto. En pequeñas dosis, mientras ayuda al camionero en la carga de fardos, reaparecen, como destellos, recuerdos alrededor de su trabajo en una estancia y el contexto que lo expulsó a la ruta y al anonimato.
Mientras construye vínculos de confianza, también se dispone a desenfundar su facón cuando el peligro asoma, persecuciones que, sobre todo, tienen un componente homofóbico. Junto a los avatares clásicos de la gauchesca –los tipos de usos y costumbres, el impresionismo de los paisajes, algunos temas recurrentes–, aparecen escenas queer, que remiten a propuestas como la de Gabriela Cabezón Cámara.
Adler opta por la velocidad de la primera persona, con fraseos interrumpidos, un riesgo evidente que amaina en parte frente al espíritu visual expansivo: “El que lo mató sabe que todo vuelve como puñal a su estuche de cuero. Sobre el cuerpo de la virgen sin cabeza, relampaguea. Creía que eran visiones, del cansancio, pero hace tiempo que vengo viendo las descargas en la oscuridad”, escribe.
Vaca ganada
Por Ariel Adler
Conejos
260 páginas, $ 1700