Una mirada sobre la nueva derecha de Javier Milei
A horas de la asunción de Javier Milei, autoproclamado “primer presidente liberal libertario de la Argentina”, un libro coordinado por el sociólogo y antropólogo Pablo Semán analiza la irrupción de La Libertad Avanza (LLA) en el escenario político y su llegada al poder. Con un título que evoca el de una película de terror (o mesiánica), Está entre nosotros. ¿De dónde sale y hasta dónde puede llegar la extrema derecha que no vimos venir? (Siglo XXI) incluye trabajos de Semán y de los investigadores Sergio Morresi, Martín Vicente, Melina Vázquez, Ezequiel Saferstein y Nicolás Welschinger sobre las tradiciones de la derecha liberal y extrema, la “batalla cultural” librada en redes sociales, medios de comunicación y libros; la movilización de las “juventudes libertarias” y las causas políticas, culturales y económicas que determinaron el ascenso de LLA.
Los autores evitan explicar el fenómeno del mileísmo por su parentesco con experiencias internacionales. “El escenario geopolítico global supone fuerzas y recursos financieros, ideológicos y comunicacionales que operan como nutrientes de la formación de LLA –escribe Semán en la introducción de Está entre nosotros–. Y no hay que ignorarlo de ninguna manera. Pero Milei no es Bolsonaro ni Trump ni un plan perfecto de la internacional negra, sino un fenómeno que tiene parecidos de familia con ellos, pero que metaboliza y hasta radicaliza esas experiencias”.
“Nuestra preocupación por el tema se enraíza en la percepción del rumbo que pareció establecerse a partir de 2007 en la Argentina, cuando la gestión extremista del conflicto político parecía abrir un rumbo para el retorno y agudización de la experiencia de gobierno de los años 90 –dice Semán–. Sobre todo desde 2012, las que podían verse como conquistas del kirchnerismo empezaron a erosionarse y a sospecharse reversibles por el hecho de que el gobierno, al confundir oficialización de su ideología con hegemonía en la sociedad, resultaba expulsivo de su propia base electoral y la congregaba en un polo contrario a su fuerza política”.
Sergio Morresi y Martín Vicente desarrollan la historia de la “nueva derecha”. “Consideramos a LLA un ‘fusionismo’ de derechas, una articulación de idearios derechistas muy distantes entre sí, pero que se coaligan frente a la presencia de un adversario que supo ser el comunismo y ahora es un progresismo que amenaza con volverse totalitario o la dominación absoluta de lo políticamente correcto”, dice Vicente. Para ambos, LLA tiene sus propias características políticas, ideológicas y culturales.
Melina Vázquez estudia la relación de los jóvenes con la política. “Durante la pandemia, surgió el tema del uso de las calles por parte de los jóvenes en medio de las restricciones. A partir de 2021 esto empieza a articularse en militancias político-partidarias. Aún es incierto pensar cómo esos jóvenes van a vincularse con un partido que va a encabezar una gestión de gobierno; no queda claro qué lugar van a tener, además del desafío de construir una agenda pública y estatal sobre temas como el aborto legal, la ESI y el pasado reciente”. En su trabajo, examina la relación de la juventud y su adscripción a la derecha en la historia reciente, desde la década de 1980. “Hoy, los jóvenes hacen una profunda crítica del kirchnerismo, pero también se miran en el espejo del kirchnerismo para aprender de sus herramientas organizativas, en un anhelo de formar la juventud liberal libertaria”, dice Vázquez.
Los libros cumplen una función clave en LLA; el mismo Milei ha difundido sus ideas en varios títulos. “Mi preocupación por el tema de las derechas deriva de mi investigación sobre los best sellers políticos –dice Ezequiel Saferstein–. Hacia 2016 empecé a ver la proliferación de publicaciones de libertarios en grandes grupos pero también en editoriales pequeñas y partisanas que, además, creaban espacios de sociabilidad para los interesados. Así llegué a autores como Agustín Laje y Nicolás Márquez que, a través de las redes sociales, irrumpían en el mundo del libro y conformaban una circularidad entre redes, libros y, de manera incipiente, medios de comunicación. Pude ver esa bibliofilia de las derechas en las presentaciones en vivo, donde se jugaba el sentido de la política”.