Un testigo clave de la democracia, en un documental
Imposible no emocionarse, no reflexionar, no sentir tristeza, pasión, desencanto, frustración y esperanza. si se ve el documental de cuatro capítulos Memoria para construir, dirigido por Gabriel Mazzaglia, ahora disponible en Flow. A través de la trayectoria del gran periodista José Ignacio López (“Nacho”), vocero del expresidente Raúl Alfonsín durante todo el mandato de este, se pasa revista a las cuatro décadas de la democracia que se conmemoran este año que culmina con las elecciones de mañana. La serie es un documento histórico muy rico para quienes se interesen en esos años y útil para los ciudadanos que enfrentan situaciones críticas como los comicios de mañana.
El primer capítulo, “La pregunta”, se centra en un episodio que conmocionó a la opinión nacional e internacional. Durante una conferencia de prensa del general Jorge Rafael Videla que se realizó en la Casa Rosada en diciembre de 1979, el católico López preguntó al católico Videla por la situación de los desaparecidos y de los detenidos sin proceso por quienes el papa Juan Pablo II se había interesado en el Angelus del domingo 28 de octubre de ese año. Videla, incómodo, dijo que el Papa le había hablado al mundo en calidad de pastor. En el Angelus, había instado al respeto por la dignidad del hombre. Videla afirmó que los argentinos no teníamos nada de que avergonzarnos en ese sentido porque la actitud de las FFAA no era ajena a ese sentimiento. Desde que habían asumido el poder habían defendido los derechos humanos del pueblo argentino amenazados por el terrorismo subversivo. López quiso saber si, en forma reservada, Videla había respondido al interés del Papa. El militar dijo que, como Juan Pablo II había hablado en su condición de pastor y “nosotros” adherimos a su visión de la dignidad humana, no tenía nada que agregar ni responder. “Yo solo hubiera podido enviarle una carta de felicitación por lo que había dicho, pero no se puede felicitar a alguien por cumplir con su deber”. Además, precisó que un desaparecido no estaba muerto ni vivo, era una incógnita, no tenía entidad.
El historiador Felipe Pigna señala en el documental una de las ironías de la historia: hoy, Videla está enterrado en Pilar. Su tumba no tiene nombre identificatorio. Es un N.N. La familia no quiere que se reconozca donde yace por razones obvias.
El capítulo 2, “El bastón de las manos limpias”, se ocupa del juicio a las Juntas Militares y de la creación de la Conadep, encabezada por Ernesto Sabato, que sería el autor del informe Nunca más. Cuando Alfonsín lo leyó, dijo que ese informe lograría que nunca más el odio y la violencia degradaran a la Argentina. Con todo, hubo tres levantamientos armados, de 1987 a 1988, durante la presidencia de Alfonsín. En la presidencia de Carlos Menem, se produjo el último, en diciembre de 1990.
Alfonsín debió combatir la inflación heredada del gobierno militar que había llegado al 40 por ciento mensual y, años más tarde, la hiperinflación con la que cerraría su gobierno. Entre los hechos positivos, logró la solución de los problemas limítrofes con Chile y Brasil.
El capítulo 3, “El diálogo”, revela el papel central que tuvo Nacho López en facilitar por sus contactos con políticos y, en especial, con la Iglesia, el Diálogo Argentino, que ayudó a superar la crisis de 2001 y 2002.
En el capítulo 4, “Los afectos del camino”, López evoca con José Claudio Escribano a los amigos y colegas con quienes compartieron la desaparecida redacción de La Nacion en la calle San Martín. Por supuesto, Nacho se refiere con alegría y orgullo a la amistad que mantuvo con el cardenal Bergoglio y la que ahora lo une al Papa Francisco. La mención más entrañable es la de Magdalena Ruiz Guiñazú. Pocos días antes de la muerte de Magda, ella lo invitó a tomar té en su casa. Cuando él le habló del documental, ella se puso a buscar papeles, grabaciones, recortes, videos, todo lo que pudiera servirle a su amigo. En ese escritorio póstumo, se grabó la escena final de la serie. Nacho se encamina hacia la salida del cuarto, pero se da vuelta, mira el espacio vacío y dice: “Chau, Magda”.