Reseña: El ojo en la mira, de Diamela Eltit
”¿Por qué leí?”, se pregunta Diamela Eltit (Santiago de Chile, 1949) en El ojo en la mira. La respuesta, personal, íntima –pero cuya consecuencia es también social, colectiva– articula no sólo este libro, sino todos los que conforman la colección Lector&s (que incluye, entre otros autores, a Sylvia Iparraguirre, Edgardo Cozarinsky, Margo Glanz).
La autora de novelas como Los trabajadores de la muerte plantea una forma de leer que no es solo literaria: “Necesito leer en el sentido más amplio del término”, advierte. Su máquina de lectura está centrada en el feminismo, en los cuerpos –atravesados por la mirada patriarcal pero también por el ojo de la medicina–, en las pequeñas noticias de los diarios, en la teoría literaria. La autora piensa la escritura como un terreno de experimentación, de desobediencia frente a cualquier mandato. Se detiene en William Faulkner, Carson McCullers, Corman McCarthy, Juan Rulfo, José Donoso; compara el campo literario argentino con el chileno. Describe lo que llama las “literaturas selfies chilenas”, libros “superficiales y lineales” resultado del neoliberalismo, del consumo inmediato y de la “deuda como condición de vida”. Escribe sobre lo que llama su “política vital”, una serie de elecciones y renuncias: “Mi madre y mi abuela tenían zonas difíciles que he olvidado, o que no recordaré jamás por escrito.”.
Potente, El ojo en la mira invita a releer la obra ficcional de Eltit, a la vez que plantea de manera inteligente preguntas que vinculan la escritura con el mercado, el campo literario y la política.
El ojo en la mira
Por Diamela Eltit
Ampersand
109 páginas, $ 790