Reseñas: El italiano, de Arturo Pérez-Reverte
La primera zona de escritura de Arturo Pérez-Reverte (Cartagena, 1951), hoy un superventas de la literatura española e integrante de la Academia de la Lengua, fue, durante dos décadas, la guerra. Como periodista, cubrió algunos de los conflictos más crueles de la historia reciente. Parte de esas experiencias las recogió en Territorio comanche (1994). Para entonces ya había dejado todo por la literatura. Además de su incesante actividad como columnista (compilada en varios libros), sus novelas tuvieron un alto impacto a partir de éxitos como La tabla de Flandes, El club Dumas, y series como las aventuras del capitán Alatriste, y la de Lorenzo Falcó, ambientada en la Guerra Civil.
En El italiano, su libro más reciente, lo bélico vuelve, pero con otro tono histórico, más reciente. Pérez-Reverte describe un momento de la Segunda Guerra Mundial en un entorno peculiar (el peñón de Gibraltar y la bahía de Algeciras) y la actuación de un grupo de buzos italianos que causaron golpes con atentados a los barcos ingleses, montados de a dos en “maiales” (especie de torpedos). El tema venía de lejos por notas periodísticas del autor, y por la manera en que tendía a mostrar la imagen de los italianos como caóticos y poco valientes en la guerra, algo que aquí se intenta contrarrestar. Lo que la novela agrega es el lento desarrollo de una relación amorosa entre uno de ellos, el adusto veneciano Teseo Lombardo, y la relativamente joven librera (y viuda) Elena Arbués, que en las primeras páginas lo encuentra herido sobre la playa en su traje de caucho, y decide llevárselo para curarlo, primero de una serie de movimientos valerosos.
Pérez-Reverte podría haber elaborado uno de sus clásicos tomos extensos. En El italiano no llega a las cuatrocientas páginas, pero esa contención es una de sus virtudes. Otro recurso eficaz son los saltos en el tiempo al período (futuro respecto de los hechos) en que rastreó a los testigos, después de decidirse a la escritura de esta historia inspirada en hechos reales.
Esa contención está también en el estilo de El italiano, mientras los protagonistas y una buena cantidad de personajes secundarios (se destaca el veterano dueño de un conjunto de miniaturas ferroviarias, fanático de los horarios de trenes del mundo) se despliegan en esa zona de fronteras que opera a la manera de un escenario teatral.
El resultado es una historia de sentimientos, frenada y perturbada por el clima de la guerra, con el paradójico conocimiento por parte del lector de que ambos personajes sobrevivirán, sin que eso perjudique ni por un instante el suspenso. Un toque casi otoñal, de experiencia y nostalgia, opera sutilmente para redondear esta historia “de amor, mar y guerra” muy bien controlada.
El italiano
Por Arturo Pérez-Reverte
Alfaguara
391 páginas, $ 2599