Reseña: Volver para contarlo, de Andrea Calamari
Volver para contarlo, de Andrea Calamari (Santa Isabel, provincia de Santa Fe, 1968), constituye “una historia literaria del viaje” cuyos protagonistas son –entre muchísimos otros– “el que salió a buscar comida y seguridad”, “el que exploró”, “el que buscó lo que no tenía y cambió mercancías con otros” o “el que se lanzó a conquistar”.
Viajes reales y viajes de ficción, porque allí están Marco Polo (“…que trajo […] un universo más amplio, el relato de lo inabarcable y lo inconseguible, que no está en las cosas, sino en las palabras.”), pero también Odiseo, que tardó diez años en hacer un recorrido que no podía llevar más de nueves días, o Gilgamesh, que fue en busca de la inmortalidad.
Calamari le imprime a su vasta recopilación una dinámica estructura que le permite engarzar múltiples voces, reflexiones y puntos de vista: un fragmento del cuento de Kafka, “Un mensaje imperial”; los viajes imaginados por Jonathan Swift y Julio Verne; un cotejo entre la Divina Comedia y El corazón de las tinieblas; una referencia a Heródoto, el primero en “escribir un viaje sin trama ni peripecias, solo lo visto y oído”; peregrinos, inmigrantes y senderistas; desterrados como Caín u Ovidio; exiliados como Stefan Zweig, “símbolo de una generación que vivió sin retorno”; los diarios, las cartas y las crónicas de la conquista de América; la aparición de los mapas, las guías turísticas y las agencias de viajes; la primera vuelta al mundo y las circunnavegaciones del corsario William Dampier; la competencia de Scott y Amundsen por llegar primeros al círculo polar antártico; memorias y testimonios de astronautas.
El ensayo trae listas sobre algunos de los temas abordados como si se quisiera zanjar, mediante una larga enumeración, un afán completivo (“En La epopeya de Gilgamesh hay cornisas, umbrales, terrazas, cámaras, columnas, tablados, trípodes y murallas […] Hay tañedoras de lira y ungidores de óleos.”). Además, brinda una serie de excursiones turísticas que recrean itinerarios legendarios como el de Odiseo, la Ruta de la Seda o el Camino de Santiago.
En el prólogo Matías Bauso habla de “una enciclopedia de la curiosidad” y de “un libro de lectora”, definiciones acertadas porque la autora equilibra el rigor de una meticulosa investigación con la espontaneidad de una libertad asociativa. Gracias a esta conjunción, Volver para contarlo puede disfrutarse en sus diferentes facetas: un compendio de narraciones extraordinarias, un catálogo de datos de inagotable consulta, o un enfoque filosófico del viaje, que trasciende el espacio y el tiempo, y que ha sido expresado de manera inmejorable en “Ítaca”, el poema de Constantino Cavafis.
Volver para contarlo
Por Andrea Calamari
Paidós
206 páginas, $ 21.000