Reseña: Volver a donde nunca estuve, de Alberto Giordano
Hace algunos años, la obra del crítico e investigador rosarino (aunque nació en Rufino, en 1959, le cabe ese gentilicio) Alberto Giordano dio un giro hacia la autobiografía. Autor clave en el análisis de diarios de escritores y de la incidencia de historias personales en la producción literaria argentina contemporánea, inició hacia 2017 una exploración práctica sobre la escritura de sí mismo como lector, académico, voyeur, amigo, padre y esposo en la red social Facebook. Volver a donde nunca estuve. Algo sobre mi padre compila textos enfocados en el vínculo con un personaje central: el padre. Santafesino, bígamo por un tiempo breve, melómano irredento y filósofo amateur, Aldo Giordano, que falleció en 2008, se convierte en protagonista de las memorias de su heredero. “Al padre se lo piensa, solo se lo puede pensar, desde una exterioridad absoluta –parafrasea Giordano la línea de un cuento de Marina Yuszczuk–. Por eso las tentativas de aproximación, aunque valientes y penetrantes, no hacen más que acrecentar la distancia”. No obstante, para los lectores esa distancia no es tal. Mientras registra escenas de reencuentros, caminatas y conversaciones, la figura de Giordano padre (y la del hijo, en anamorfosis) da lo mejor de sí. No faltan las cómicas pinceladas autodenigratorias de la escritura íntima de Giordano, matizadas con otras referidas al progenitor: “Practicaba la ironía y el sarcasmo. No era bueno para recibirlos”. Más luminoso que Diario de duelo de Roland Barthes (un padre teórico del autor), el libro contiene crónicas de viaje y fotos de familia.
Volver a donde nunca estuve
Por Alberto Giordano
Bulk. 142 páginas. $ 850