Reseña: Una presencia ideal, de Eduardo Berti
“Cada vez que veo médicos, enfermeras, auxiliares en una novela, en una película o en una serie de televisión […] nunca es auténtico […] se apropian de nuestro trabajo para armar un espectáculo con el sufrimiento humano”. Esta crítica de una auxiliar de enfermería pertenece a uno de los cincuenta y cinco testimonios que integran Una presencia ideal, de Eduardo Berti (Buenos Aires, 1964).
Estos textos se inspiran, más o menos libremente, en lo que vio, escuchó y vivió en la unidad de cuidados paliativos del Centre Hospitalier Universitaire (CHU) de la ciudad de Rouen donde, en 2015, el autor –que vive desde hace dos décadas en Francia– pasó varias semanas abocado a una “residencia médico-literaria”.
La obra, escrita originalmente en francés y publicada en ese idioma en 2017, podría ser definida como una crónica ficcionalizada. Ofrece un conmovedor mosaico de historias y opiniones vertidas por distintos profesionales de la salud –en su mayoría mujeres–, miembros de la unidad del CHU, que deben afrontar un centenar de muertes por año.
Una anciana que se niega a ver a un hijo con el cual no se habla desde hace diez años; una mujer que se mantiene viva para saber el final de una novela de detectives; la organización de una cena romántica para que un matrimonio pueda celebrar sus bodas de plata; una pianista que prefiere el silencio a la música en el momento de su muerte. Estas son algunas de las historias del libro.
Una enfermera sostiene que nunca hay que mentirles a los pacientes, porque ellos siempre descubren la verdad, y una secretaria médica dice que camina por el pasillo que conduce a las habitaciones “para que el olor de la enfermedad, más intenso cerca de las camas, dé un sentido más poderoso a mi trabajo”. Una psicóloga también advierte que una excesiva empatía hacia un paciente puede agravar su sufrimiento, y una doctora afirma a su turno que lo que “tenemos que encontrar es la presencia ideal”, esa a la que alude el título de la obra.
Berti –autor, entre otros libros, de Faster y Círculo de lectores– elabora el tono justo para un tema tan delicado. No incurre en vanos embellecimientos ni en crudezas innecesarias. Incluso hay lugar para insertar ciertos toques de humor compasivo. Muchos lectores vincularán estas experiencias con la pandemia, que nos hizo tomar mayor conciencia de nuestra mortalidad. Esta condición humana se vuelve una verificación cotidiana en una unidad de cuidados paliativos. A pesar de esta desoladora constatación, los testimonios del libro desempeñan una función redentora y cumplen de esa manera el propósito enunciado en el prólogo por Berti: “Quise entender cuál es el lugar de la vida, por así decirlo, en un contexto donde la muerte es omnipresente”.
Una presencia ideal
Por Eduardo Berti
Cía. Naviera Ilimitada
Trad.: C. Ramón Schwartzman
148 págs./$ 1200