Reseña: Una liturgia común, de Joan Didion
Grace, narradora de Una liturgia común, describe el “modelo” que ella construye de su amiga Charlotte y también pinta Boca Grande, el país caribeño imaginario donde las dos viven exiladas. La historia de esta novela de Joan Didion (1934-2021) gira alrededor de la “muerte anunciada” de Charlotte y la desaparición de su hija, Marin, en un Caribe que, como suele pasar en la obra de muchos autores estadounidenses, aparece como un lugar de gran violencia.
La novela tiene un tempo lento, centrado en las charlas entre los exilados norteamericanos de clase alta, que, en casi todos los casos, tienen la típica mirada despectiva de los países desarrollados frente a lo que, en la década de 1970 (cuando se escribió la novela), se llamaba “Tercer Mundo”, sobre todo en el trópico, pensado como pesadilla, no como paraíso.
Didion maneja la información con mucho cuidado: su narradora devela muy despacio enigmas como la desaparición de Marin y el que rodea al anillo de esmeralda que llevaba Charlotte al morir (dos puntales de la estructura) con un lenguaje que se acerca mucho a la oralidad. Por ejemplo, repite frases de Charlotte, enfatizando su lado absurdo y buscando la complicidad de los lectores para su mirada sarcástica mientras critica también a su propia clase social.
Charlotte y Grace son personajes ambiguos. Grace es profundamente individualista, pero dice que lo suyo es también un “modelo”. De ese modo convierte a su amiga en un individuo, pero también en una representante de quienes no necesitan trabajar para vivir. Y como todo ser humano, su Charlotte también es contradictoria: heroica y bondadosa cuando quiere; capaz de no recordar lo que no desea, de matar una gallina con las manos, de salvar personas de un incendio, pero ciega frente al peligro y a veces necia frente a las voces de alarma de los amigos que intentan salvarla llevándola de vuelta a los Estados Unidos.
Ella y Grace son resultado de más de un trauma. En ese punto, la novela toca temas femeninos, sobre todo los problemas de la maternidad y las relaciones con los hombres. Tanto los hijos como las parejas dejan marcas imborrables en las dos amigas y eso se hace evidente sobre todo en las escenas de tortura psicológica que sufre Charlotte a manos de Warren, su terrorífico primer marido. Ninguna de las dos tiene en quién apoyarse: aquí no hay comunidad. Ni siquiera contacto: las charlas entre los exilados en Boca Grande son diálogos de sordos. En esas charlas, aparece lo más perfecto de Una liturgia común: la forma en que Didion transforma temas aparentemente intrascendentes en pinceladas perfectas para dibujar a la clase acomodada estadounidense de hace medio siglo.
Una liturgia común
Por Joan Didion
Random House. Traducción: Olivia de Miguel
256 páginas. $ 26.099