Reseña: Una isla en el tiempo, de Liliana Bodoc
Una isla en el tiempo es una historia de Liliana Bodoc (Santa Fe, 1958-Mendoza, 2018), inédita hasta ahora en la Argentina, que pone a sus personajes (una abuela y su nieto; dos palomas mensajeras; un señor poderoso y su hija; un poeta urbano y algunos más) en un universo de desastre ecológico, enfermedad y aislamiento después de una lluvia interminable, “la última advertencia de la naturaleza”.
El tema que corre por debajo es el del cambio climático: eso que los humanos le hacemos a la Tierra. Dentro del mar que es ese tema, esta historia, como todas, es lo que define el título: una “isla en el tiempo”, una que parece única pero, como todas las islas, está unida a cientos de otras historias, por ejemplo, la de Moisés en el Antiguo Testamento.
Con bellas ilustraciones de María Elina, el relato en tercera persona va abriendo el foco lentamente: empieza en una zona rural, muy alejada –aislada por un pantano oscuro, aparentemente imposible de atravesar, resultado de la lluvia infinita–, y luego levanta el vuelo y narra desde el otro lado de las aguas, desde los ojos de Oliverio, el poeta que, como la abuela y su nieto, entiende que, a pesar del miedo y la distancia, hay que buscar un camino a través de los misterios y amenazas del agua hacia quienes habitan la otra orilla.
Sin barcos para cruzar ese mar terrible, hay que volar. El vuelo es una constante en el libro: el de máquinas como los helicópteros, el de las palomas, el del deseo, el de la poesía y el de las nubes, que trazan “películas en el cielo” para quienes saben quedarse quietos y mirarlas el tiempo suficiente. Eso es lo que hacen tanto Iván, el nieto de la abuela con la que empieza la novela, como Adela, la hija del señor poderoso. Cuando, del otro lado, Oliverio sigue el camino que le marcan una piedra cualquiera y su propio cuaderno de poemas, él también encuentra “algo más”, porque “los que se animan a avanzar en busca de sus sueños, suelen encontrar sus sueños. Y algo más”.
En este mundo inventado, como tantos otros de la autora (el de la Saga de los Confines, el de Memorias impuras y muchos otros), cualquiera que haya leído a Bodoc reconoce no solo un homenaje al poder de los lazos entre distintos seres humanos, y entre ellos y la naturaleza, sino también a la necesidad de esos encuentros. Y, como siempre en su obra (cuentos y novelas), en este caso, la autora vuelve a hablar de la lectura: hacia el final, la voz narradora reafirma la libertad de interpretación que abre cualquier relato. En una escena, los dos chicos protagonistas comparan lo que vieron en el cielo y comprenden que “nadie ve la misma película en las nubes”, y que la charla sobre lo que vieron es importante porque es en ella que nacen las alas con las que los humanos exploramos el mundo y podemos cambiarlo.
Una isla en el tiempo
Por Liliana Bodoc
Capicúa
88 páginas, $ 12.500