Reseña: Sobre un campeón póstumo, de Leonardo Sabbatella
Desde chico Lozza –el protagonista de Sobre un campeón póstumo, la nouvelle de Leonardo Sabbatella– supo que quería ser un piloto de auto de carrera, cuando a bordo de un karting de pedales daba vueltas a la manzana.
Sabbatella propone una estructura lineal en la que va asentando distintos episodios de la vida de Lozza: los ratos que pasaba en un taller mecánico que lo había adoptado como mascota; la relación con una profesora particular; el velatorio de un primo de su madre; su debut en las pistas; la muerte del padre (“Se encuentra ahí tirado, echado como un animal, muerto hace días sobre el piso de madera, casi irreconocible”); las escuderías que lo contratan; su primera victoria; el nacimiento de una hija; un incidente con un fanático.
A pesar de que el libro no se limita a desarrollar facetas del ambiente automovilístico, los fragmentos dedicados a mostrar aspectos personales del corredor configuran un retrato distante, casi esquemático, de alguien con fama de ser “un pésimo custodio de su talento”, que “fumaba todo el tiempo” y “no se cuidaba en ningún sentido”.
Quizá la intención del argumento haya sido salirse del estereotipo de campeón legendario y contraponer un personaje gris, un piloto sin demasiado glamour deportivo, de aquellos que apenas quedan en la memoria de los aficionados. Si este fue el propósito del autor, resulta coherente que haya insertado a su protagonista de bajo perfil en una trama desprovista de giros inesperados y que ya en el título del libro parece anunciar que no habrá un desenlace sorpresivo.
Sobre un campeón póstumo, de Leonardo Sabbatella (Mardulce), 84 Páginas / $ 4000