Reseña: Siete ensayos sobre la peste, de Carlos Gamerro
El autor de Las islas se anima al ensayo cultural y se apoya, para pensar el Covid, en la producción artística que las epidemias alentaron a lo largo de la historia
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Siete ensayos sobre la peste, explica Carlos Gamerro (Buenos Aires, 1962), tiene su origen en la pandemia global de Covid-19, aquel tiempo aún palpable durante el cual, como escribió Daniel Defoe en su Diario del año de la peste al retratar la peste bubónica en la Londres del siglo XVII, “la autopreservación parecía ser la primera ley”. Sin embargo, este primer aspecto de la “peste” de Covid-19 –con su “autopreservación” ceñida a los más variados relatos acerca del impacto social, político y económico del virus en formas a veces científicas, filosóficas o lisa y llanamente egocéntricas (como demostraron los muchos “diarios de cuarentena” publicados en estos años, en los que el gran adversario sanitario era la placidez del tedio)– ya parece haber dicho todo lo que podía decir.
Lo que faltaba, señala Gamerro, era “una memoria viva sobre las epidemias y las reacciones que suscitan”. Un libro que, como el suyo, al mirar hacia atrás para meditar sobre el presente, contribuyera a que la próxima “no nos agarre tan desprevenidos”. Por lo tanto, Siete ensayos sobre la peste aspira a ser un factor inaugural de la segunda etapa del trauma epidemiológico: una en la que la neblina del miedo y la muerte se disipan para que, al fin, se haga posible pensar.
Con este plan, Gamerro pone en juego su habilidad para el análisis interpretativo y explicativo de novelas, películas, cuadros y documentos que, en conjunto, trazan un arco que va desde el relato de Tucídides sobre la epidemia de fiebre tifoidea ocurrida en Atenas en el siglo V a.C., hasta la gran pandemia de influenza de 1918-1921, “obturada por la narrativa de la Gran Guerra”. El objetivo será siempre uno: clarificar en qué instantes de la historia occidental las pestes se percibieron como versiones terribles del castigo, el caos o el orden (religioso, político o moral) y, en especial, por qué motivos tales catástrofes se convirtieron en el sustrato de todas las “réplicas artísticas” a nuestro alcance si pretendemos entender mejor qué nos pasó como especie y cómo eso todavía nos revela aspectos quizás escondidos de nosotros mismos (un “nosotros” que se vuelve más inmediato con el “Apéndice” al final del libro, dedicado a la gran epidemia argentina de fiebre amarilla y a las versiones endémicas de la viruela, el sarampión y la tuberculosis que diezmaron a los pobladores originarios del territorio nacional).
Se trate entonces de diseccionar el comportamiento de Brad Pitt en la película Guerra Mundial Z (que también es, dicho sea de paso, una novela excepcional escrita por Max Brooks, muy distinta a su adaptación cinematográfica), o lo que un clásico como La peste, de Albert Camus, pudo representar primero en su época y después en la nuestra a partir del cruce de coordenadas entre una epidemia de peste bubónica imaginaria en una ciudad argelina y una alegoría de la Resistencia durante la real ocupación nazi de Francia, lo que sostiene a Siete ensayos sobre la peste es algo más duradero que el interés por la pandemia de Covid-19: la voluntad de narrar ideas, propia del verdadero ensayista.
Gamerro prueba así desplazarse de su camino como especialista en temas literarios (a propósito de lo cual puede mencionarse su Ulises. Claves de lectura) para revitalizar la vieja tradición argentina del ensayo cultural de radio amplio, libre y arriesgado, un ensayo escrito con un tono autosuficiente que, a pesar de no ceder su brújula estética y ampararse en ciertos academicismos, se mueve con solvencia a ras de una coyuntura en la que ningún andamio es seguro y la bibliografía obligatoria, es decir, el lugar común, es casi inexistente.
Esta es la razón por la cual, cuando Gamerro aclara que “este no es un texto sobre respuestas políticas o sanitarias a la actual pandemia, sino sobre réplicas artísticas a epidemias pasadas”, ¿acaso no es inevitable preguntarse si lo político y lo artístico, e incluso lo viral, solo existen en mutua codependencia? Siete ensayos sobre la peste ofrece un ejemplo preciso de esta triple conjunción al recordar que entre 1802 y 1803, casi 45.000 de los 65.000 franceses enviados a Haití para sofocar la primera rebelión exitosa de esclavos murieron por fiebre amarilla, asunto tratado en la novela El reino de este mundo, del cubano Alejo Carpentier.
En tal caso, si es posible considerar la estética de las ideas involucradas en la reflexión sobre el largo ciclo de las pestes, Gamerro volverá en varias ocasiones a pensadores contemporáneos como, entre otros, Giorgio Agamben, Slavoj Žižek y Susan Sontag. Respecto a Agamben, sus dudas iniciales sobre la existencia del virus y los modos involuntarios de contagio le servirán para repasar la vigencia de la figura del “untador”, que según la novela Los novios, del italiano Alessandro Manzoni, era como en el siglo XVII se llamaba a quienes esparcían los virus de manera voluntaria, mientras que Sontag lo ayudará a analizar a partir de las premisas de El sida y sus metáforas las nuevas metáforas alrededor del Covid-19.
Por otro lado, dueño de una infatigable destreza para convertir la cultura popular en un vector de ideas propias, y autor del primer libro de filosofía sobre el Covid-19, Pandemia. La Covid-19 estremece al mundo, Žižek también le servirá a Siete ensayos sobre la peste para analizar el sentido profundo de las fantasías de contagio letal cuando estas recaen en las figuras recurrentes de los zombis y los vampiros. ¿Su origen? “El dragón”, escribe Gamerro, “que solía habitar pantanos miasmáticos y envenenaba regiones enteras con su aliento pestífero”.
Siete ensayos sobre la peste
Carlos Gamerro
Taurus
281 págs.
$ 5299