Reseña: Sierpień, de Paula Novoa
Oscuro y melancólico, Sierpień, el quinto libro de poemas de Paula Novoa (San Antonio de Padua, 1976), ahonda en un paisaje (interior y exterior) recreado antes por la autora: la soledad, la nostalgia del amor, las estaciones del año, un jardín que funciona como metáfora de la subjetividad (“Me obsesiona distinguir / el liquidámbar del roble”, “Me obsesiona distinguir / tu tristeza de la mía”), las pérdidas y el duelo imposible. El título se aclara en el primer verso: “Sierpień significa agosto en polaco”.
El sentido, en los poemas brevísimos de Novoa, se subordina a distintos signos de la naturaleza. Hojas de otoño, lluvias, raíces de un ficus, pájaros que cantan “su canción de fuego”, vuelos de insectos y de búhos llevan la delantera: “Un dibujo en el aire que no descifro / un lugar pendiente / un intento / de comprenderme y no / de sostenerme y no”. Entre cada poema de la primera parte, aparecen otros aún más breves al pie de página, en bastardilla; de acento lírico, se asemejan al “negativo” de aquel que preceden o prosiguen. En la segunda parte, “Tiempo sin tiempo”, se incluyen poemas escritos durante la pandemia: “Dentro intentamos el refugio / y una rutina mentirosa nos ordena”. En algunos se tensa una ligera cuerda narrativa.
En Sierpień, la experiencia amorosa se puede transformar súbitamente en ruina u orfandad y el misterio, en una filosófica congoja: “Luna / a veces tu belleza / no alcanza”. A lo largo del libro, además, se rinde homenaje a distintas escritoras como Irene Gruss, Laura Yasán, Graciela Cros, Idea Vilariño y Milagros King.
Sierpień
Por Paula Novoa
Cave Librum
66 páginas, $ 3000