Reseña: Parte del caos, de Ariel Urquiza
“En los retratos asoma una lucha interna entre lo que la persona es (o lo que se ha resignado a ser) y lo que pretende ser”, reflexiona el anónimo narrador de Parte del caos, novela del argentino Ariel Urquiza (Tres Arroyos, 1972).
Este concepto bien podría aplicarse a los conflictos de su propia identidad. Se trata de un fotógrafo de la sección cultural de un diario de Buenos Aires, descontento con su trabajo, y cuyo matrimonio con una periodista llamada Verónica ha entrado en crisis. Llevan ocho años de casados y tienen un hijo de siete, Maxi, que padece algún tipo de trastorno que ha requerido la consulta con especialistas y tratamientos.
Cada tanto, al perfil que creó en Sharedlife, sube fotos que le sacó a una muchacha muchos años atrás (“Nancy, una de las mujeres más hermosas que conocí”). A través de esta red social entabla un vínculo con Frank, un filósofo costarricense al cual le hace creer que es Nancy, y en sus chateos le va suministrando una frondosa biografía inventada.
Una mañana acompaña a un redactor encargado de entrevistar a David Yanguas, un rosarino erudito en textos bíblicos que sostiene haber “identificado a dos Jesús diferentes […] muy distintos entre sí que probablemente tenían el mismo nombre”. Yanguas le pide una sesión de fotos y al día siguiente de realizada se suicida.
La novela se encauza por esas tres vertientes fundamentales que se alternan con pericia, pero sin producir un argumento definido. A ellas se le suman –entre otros relatos– los recuerdos del narrador sobre la infancia y la adolescencia pasadas en San Lorenzo, que rememora aspectos de su vida familiar: la temprana muerte de su madre alcohólica y la muerte de su padre y de su hermano en un accidente automovilístico. Hay, tras separarse de Verónica, unas vacaciones en esa ciudad santafesina y, dentro de los hechos del pasado, referencias a los años en que vivió en Nueva York y a las circunstancias en las cuales conoció a Nancy.
El episodio con Yanguas no conduce a nada concluyente: se comenta una novela suya –una versión ficcionalizada de su teoría de los dos Jesús–, se efectúan consideraciones sobre la religión y se habla de un primo de Yanguas, miembro de una secta coreana.
Por momentos Parte del caos adopta el formato de un diario personal que se acerca a lo fragmentario y amenaza con dispersarse en diversas historias apenas conectadas, pero los tres núcleos temáticos mencionados son lo suficientemente sólidos para preservar la integridad estructural de una obra que, además, trasluce la búsqueda de un sentido existencial, porque –afirma el fotógrafo– “…si bien todo puede ser un gran absurdo, hay espacios […] en los que nuestra razón puede clavar sus raíces.”
Parte del caos
Por Ariel Urquiza
Cía. Naviera Limitada
216 páginas, $ 23.900