Reseña: Nuestras esposas bajo el mar, de Julia Armfield
Acaso no haya terror más extraño, más contradictoriamente inquietante, que el de desconocer al otro: ya se trate de un camino inverso, en el que se van abandonando certezas por dudas; o bien el de un nuevo aprendizaje, el otro entonces como un territorio falsamente virgen, revestido de signos ambiguos.
Sobre ese núcleo trabajó la inglesa y muy joven Julia Armfield (Londres, 1990) en su primera novela, cuyo título, Nuestras esposas bajo el mar, posee un carácter polisémico que con el correr de las páginas no hace más que expandirse. Armfield desembarcó hace muy poco en español con un libro de cuentos (El gran despertar) que dio con justicia bastante de que hablar, al margen del fervor compulsivo del medio por hallar un genio debajo de cada piedra.
El punto de partida aquí es el vínculo entre dos mujeres, una pareja que acaba de reencontrarse aunque, en rigor, lo único que parece haber entre ellas es un constante desencuentro. Leah, bióloga marina, regresa de una misión fallida en las profundidades del mar, una expedición que debía prolongarse tres semanas hasta que algo en la nave se descompuso y terminó depositando a la tripulación en el fondo del océano durante seis meses. Desde su regreso, Leah solo puede subsistir, aunque penosamente, haciendo correr el agua de las canillas de su departamento hasta el hartazgo y al amparo de una máquina que reproduce el sonido de aquel abismo marítimo. Miri es su esposa, con la que casi no habla, que a su vez ha decidido mudarse al cuarto de huéspedes y que lo único que puede hacer es recordar épocas más felices.
Narrada desde ambos puntos de vista, la novela alterna entre la historia de la relación entre ambas, el pasado reciente que para Miri representa un misterio al que quizá nunca termine de acceder y el presente, que se asemeja a un rompecabezas al que le faltan demasiadas piezas. “No es que sea difícil que haya vuelto –le confiesa Miri a una amiga–, es que no estoy convencida de que realmente haya vuelto”.
Pese a la capacidad de Armfield para situarse en terrenos incómodos y por lo tanto fértiles para la literatura, Nuestras esposas bajo el mar parece de a ratos funcionar como un largo tiempo muerto, un entramado cuyos mecanismos lucen demasiado expuestos. Cierto es que narrar implica manipular el tiempo, pero en este caso el pasado, si bien enriquece en algo el presente, parece estar al servicio exclusivo de su dosificación, sin tener mucho para decir. Leah es para Miri un enigma, pero esa incógnita permanece durante casi toda la novela en el mismo casillero, haciéndonos añorar la destreza que Armfield había mostrado en sus narraciones cortas para eslabonar distinto tipo de amenazas, de uno y otro lado de la realidad.
Nuestras esposas bajo el mar
Julia Armfield
Sigilo
Trad.: V. Higa
252 páginas
$3500