Reseña: Nosotros dos en la tormenta, de Eduardo Sacheri
Tensión, en una novela sobre los años setenta
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La historia argentina siempre ha marcado la literatura de Eduardo Sacheri (Buenos Aires, 1967), que no por nada, es licenciado en Historia. Todas sus novelas –entre muchos otros ejemplos, La pregunta de sus ojos, Papeles en el viento o La noche de la usina– podrían calificarse de “novela histórica”. Nosotros dos en la tormenta no es una excepción, siempre que el género se defina no como una narración sobre la vida de figuras conocidas (por ejemplo, Belgrano o San Martín) sino como una descripción e interpretación narrativa (siempre personal) de un momento histórico determinado: en este caso, el año anterior al golpe de 1976, dividido aquí en “Otoño”, “Invierno”, “Primavera” y un muy breve “Verano”. Como sucede siempre en este género, Sacheri juega con el conocimiento que tienen sus lectores de lo que pasaría a partir del 24 de marzo siguiente y lo contrasta con el desconocimiento absoluto de los personajes al respecto. Ese juego es clave para la construcción de la enorme tensión del relato.
Según el teórico Gérard Genette, el título de cualquier texto es una “instrucción de lectura” y por eso, hay que tenerlo muy en cuenta. ¿Quiénes forman el “nosotros dos” del título? La contratapa parece privilegiar la idea de que son Alejandro, un joven miembro del ERP y el Cabezón, su amigo y vecino, militante de Montoneros. Pero lo cierto es que los encuentros entre ellos se narran en tercera persona. Solamente las charlas entre el joven de izquierda y su padre están en primera plural: solo ahí se habla de un “nosotros”, cuyo centro es siempre el padre.
En general, el libro describe la forma en que ciertos sucesos de 1975 (no todos) modifican las vidas individuales de los argentinos. El autor toma una posición clara frente a lo que cuenta y la afirma desde el título. En la mayoría de los casos, se accede a los pensamientos de los personajes a través de una voz en “tercera persona limitada” que despliega una red compleja de puntos de vista. Se trata, sin duda, de una novela coral en la que cada voz muestra sus propios deseos, conflictos, dudas, opiniones. Pero entre esas voces, se destaca una: la de un solista que habla por sí mismo.
Así, la novela describe un mundo masculino (las mujeres son personajes secundarios), de clase media y distintas edades: el padre es el único que puede contarse a sí mismo y contar a los demás. Su generación es la elegida para dar opinión directa. Por eso, aunque el recurso de la multiplicidad de miradas permite al autor desplegar un abanico de posiciones individuales y también manejar la tensión con mucha eficacia, todo está teñido por el foco del padre. La comunicación con los lectores depende entonces, en gran medida, de que cada uno o cada una comparta o rechace el análisis que ese personaje hace sobre el momento histórico de que se trata.
Nosotros dos en la tormenta
Por Eduardo Sacheri
Alfaguara
478 páginas, $ 8999