Reseña: No te hagas ilusiones, de Inés Fernández Moreno
Dos planos –uno exterior y otro interior– conviven en varios de los dieciocho cuentos que componen No te hagas ilusiones, de Inés Fernández Moreno (Buenos Aires, 1947). Los desplazamientos entre el mundo que perciben los personajes y el que se genera dentro de sus mentes –a través de recuerdos, asociaciones o sentimientos– están elaborados con eficacia para resaltar aspectos de sus psicologías sin enturbiar la precisión de los hechos.
Un simple objeto puede convertirse en un profundo disparador emocional. Así sucede con una bota en la cinta transportadora de una sala de equipaje (“Impar”) o con la mesada de “Me rompe el alma, dice”, que adquiere un sugestivo poder simbólico (“Recordé la mesada de madera […]. Como nuestro amor: lustrada, brillante, parecía bien dispuesta a soportar golpes, calores excesivos, estocadas”). Otro ejemplo es “El arte de perder”: una enumeración de cosas perdidas a lo largo de una vida. El vínculo afectivo que representan desemboca en pérdidas existenciales.
En “Corazón traicionero”, la autora juega con el doble sentido del título para conducir el monólogo interior de una paciente durante una ergometría hacia la historia de un desengaño amoroso. La veta romántica también se halla presente en “El valor de un beso” (el reencuentro, cuarenta años después, de dos personas que fueron novios en su adolescencia) y en la conclusión de “Como la primera vez” (un taxista le confiesa a su pasajera por qué decidió volver a la Argentina, a pesar de que le iba muy bien en Miami).
“Preguntas raras” (un paseador de perros le cuenta a otro su aventura con una clienta) y “La verdad desnuda” (las mentiras de una mujer en sus conversaciones telefónicas) muestran un adecuado uso del lenguaje coloquial. “Deriva”, “Scrabble” y “Última salida” tratan con destreza el declive intelectual y físico de la vejez desde diferentes puntos de vista. “Buenas mascotas” enfatiza la competencia de dos parejas de abuelos por conquistar el cariño de sus nietos gemelos y en el final aporta una dosis de humor negro.
La diversidad temática del libro queda demostrada en dos textos muy bien logrados: “Mi perra y yo” describe la entrañable relación entre una mujer y su mascota que son “como dos capas geológicas de una misma vida”. “Incendiar una fábrica”, en cambio, se centra en la progresiva pesadilla psicológica que va atrapando a un hombre internado por Covid y que se origina en el obsesivo delirio de su compañero de cuarto.
En todos estos relatos, Fernández Moreno emplea puntos de partida sencillos para abrir ingeniosos caminos narrativos en los cuales impera una irónica perspicacia y una imaginación siempre atenta a la vulnerabilidad de la condición humana.
No te hagas ilusiones
Por Inés Fernández Moreno
Alfaguara
185 páginas, $ 4999