Reseña: Miseria, de Dolores Reyes
Después de su exitoso debut literario Cometierra, Dolores Reyes (Buenos Aires, 1978) continúa las aventuras de la protagonista homónima en Miseria y proyecta (dentro de las coordenadas de crítica social y de género, y el policial sobrenatural) una saga con todas las aptitudes para convertirse en serie de plataformas.
Peleada con su don (que le permite rastrear la ubicación de mujeres abducidas a través de la ingestión de la tierra que alguna vez pisaron o tuvieron cerca), en esta segunda parte Cometierra se ha mudado del conurbano al barrio porteño de Flores, donde el suelo natural no abunda aunque sí los carteles de chicas desaparecidas.
“Acá tu don es oro”, le repite Miseria, su amiga y cuñada, que, a la espera de su primogénito, intenta convencer a la médium de que retome la búsqueda a las víctimas de la trata o de violencia misógina.
El maltrato hospitalario, la explotación laboral, la educación sexual, los conflictos familiares de diverso tipo e incluso la adolescencia queer son algunos de los temas que la novela toca lateralmente mediante una narración alternada entre Cometierra y Miseria. Es recién hacia el final que termina de delinear la figura de la antagonista concreta que está detrás de las abducciones en el barrio: una vidente macabra para quien la misión de Cometierra representa una amenaza a destruir. Pero el enfrentamiento final con la bruja del ojo azul no se termina por resolver en Miseria, cuyo dilatado desarrollo apenas comprende la aceptación por parte de la heroína de su poder singular y de las deudas que aún le esperan en Pablo Podestá (dar con los cuerpos de Florensia y la seño Ana), sino que parece quedar aplazada para una eventual continuación que complete la trilogía.
Con un lenguaje llano y coloquial, Miseria es menos entretenida que Cometierra pero sí más pareja en su hechura. La trama y sus reveses se desenvuelven de a poco, dejando lugar para episodios secundarios, como fiestas de cumpleaños, un parto hogareño, los primeros pasos y palabras del recién nacido Pendejo [sic] y ocasionales escenas de sexo convencional, quizá pensadas como contrapunto para aligerar en parte el drama de los femicidios.
Consciente del plano social que trabaja en su ficción, Reyes da forma a un personaje colectivo, con anclaje inmediato en la realidad de los lectores, compuesto por mujeres de diversas edades, procedencias culturales y estratos sociales, que hacia el final de Miseria se organizan contra la violencia de género. Esta aparición de colectivos organizados, ausentes en la novela previa, de alguna manera libera al personaje Cometierra a seguir su aventura en una clave menos policial y cada vez más cercana al fantasy y la ficción juvenil.
Miseria
Por Dolores Reyes
Alfaguara
336 páginas, $ 4499