Reseña: Miramar, de Gloria Peirano
A orillas de los recuerdos, con el vaivén del oleaje
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Entre recuerdo y recuerdo, el tiempo va cosiendo una memoria tan ajustada que los vacíos del pasado simulan no estar. Sin embargo, persisten, como ocurre en Miramar, recuperada primera novela de la argentina Gloria Peirano, la autora de La ruta de los hospitales, que narra la historia de una mujer que descubre en los puntos ciegos de su infancia un secreto capaz de reordenar su historia familiar.
Desde que se divorcia, Victoria piensa en sus padres, en especial en los momentos anteriores a la muerte de su papá, cuando ella tenía diez años. Se detiene en episodios exactos, con tono contenido, como si recorriera con la mano el lomo de un animal lastimado, sin tocar las heridas, pero consciente de que están ahí. Y así, con sutileza, otro pasado se abre de a poco, en la tensión que oscila entre la obsesión y un misterio escondido.
No es el único movimiento de la novela. La narración fluye en un vaivén que sugiere el oleaje de la playa. Victoria se agita en la marea de una pesquisa que pone suspenso la trama y, al mismo tiempo, se desliza con suavidad por la orilla de sus recuerdos, con escenas de infancia que quedan ahí, sobre la arena, para mirar sus detalles, buscarles su doblez. El dolor une los dos tiempos en que los hombres centrales en la vida de la protagonista la abandonaron. Miramar no huye de ese lugar incómodo; por el contrario, encuentra el lenguaje simple y preciso que ilumina el lado silencioso, a veces oscuro, a veces cegador, del viejo paraíso perdido.
Miramar
Por Gloria Peirano
Alfaguara
202 páginas, $ 2199