Reseña: Max Weber. Nación y alienación, de Esteban Vernik
El sociólogo alemán Max Weber (1864-1920) es una figura fundacional de las ciencias sociales y su amplio campo de acción ha tenido una influencia decisiva en la disciplina. Baste citar su idea de la ética protestante del trabajo y su opera magna Economía y sociedad.
En Max Weber. Nación y alienación, Esteban Vernik (Buenos Aires, 1962) dirige su reflexión contra la manera canónica en que se han leído sus estudios: como el de un liberal modelo. Además de la manera en que se han conocido sus libros –casi todos póstumos–, apunta a desestructurar los efectos de la versión de Talcott Parsons, que, al traducirlo al inglés en la década de 1930, propuso una interpretación parcial que perdura.
Apoyándose en las miradas de José Aricó o Michael Löwy, el volumen pasa revista a los primeros trabajos de Weber (su tesis sobre la historia agraria romana antigua y su análisis de los trabajadores rurales de su época) a la economía mundial y la ética protestante del trabajo, los temas de etnia, clase y nación y, hacia el final de la primera guerra, la posibilidad de una era poscristiana. El segundo capítulo, “Trigo y semibarbarie en Argentina”, es de particular interés porque la mirada de Weber –al analizar las relaciones laborales rurales en Alemania– propone una comparación inesperada.
Uno de los atractivos de Max Weber. Nación y alienación deriva de la forma en que aborda su periplo: el análisis de la producción intelectual del alemán (que en realidad se tenía por economista) sigue su decurso biográfico y las encrucijadas que debió enfrentar.
Max Weber. Nación y alienación
Por Esteban Vernik
FCE
308 páginas, $ 26.000