Reseña: Mañana y tarde, de Jon Fosse
El Premio Nobel de Literatura es fácil de vilipendiar, pero a veces permite acceder a obras de otra manera inalcanzables. El de 2023 recayó en Jon Fosse (Haugesund, 1959) y su nacionalidad noruega, limítrofe de la sueca, llevó a que se lo considerara un galardón de entrecasa, como tantos que se daban en las primeras décadas del siglo XX.
Lo cierto es que las novelas que comenzaron a circular de Fosse –también un dramaturgo muy representado a lo largo del mundo– son una buena noticia. Mañana y tarde vuelve a dejar prueba de un estilo: la prosa es ágil, conscientemente repetitiva, como si ella misma fuera un monólogo omnisciente. También los temas resultan reconocibles por su modestia (con la excepción tal vez de Melancolía, que trata sobre un pintor del pasado). Sus personajes son seres en los bordes de la sociedad. Hay, por lo demás, algo onírico que surca sus textos, como si la vigilia y el sueño, la vida y la muerte se interpenetraran.
Mañana y tarde cumple con esos lineamientos. Su protagonista es Johannes, un pescador que vive en alguna costa apartada, pero que es retratado en los dos extremos de la vida. Primero, el lector asiste a su parto, con su madre Marta, el padre, Olai, y una partera orbitando alrededor. De ahí, en los dos siguientes capítulos, se pasa a Johannes ya viejo, que vive solo, viudo, con sus muchos hijos, a los que apenas ve, lejos. Hay una magia especial en el modo en que Fosse va sugiriendo el final, con la aparición de figuras espectrales, que convierten al relato en una melancólica puesta en escena sobre la parábola de toda vida.
Mañana y tarde
Por Jon Fosse
Nórdica/Deconatus. Trad: C. Gómez y K. Baggethun
102 páginas, $19.500