Reseña: Loca fuerte, de Oscar Contardo
Retrato de Pedro Lemebel, un escritor vital y reactivo
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Un poeta, decía Eugenio Montale, no debe renunciar a la vida. Es la vida la que se encarga de escapársele. La biografía del escritor y artista chileno Pedro Lemebel (1952-2015), Loca fuerte, parece refrendar ese pensamiento. En 2013, en Malba, hizo una performance con una voz esfumada, tocada por un cáncer de laringe. Casi una década después una fotografía que une a Lemebel y Francisco Casas –del dúo poético Yeguas del Apocalipsis– ocupa un lugar central en el mismo museo. Vale la mención de dos imágenes azarosas que remiten al corpus poético de Lemebel, una obra potente que no puede disociarse de los avatares del personaje. Entre esas aguas escurridizas trabaja Oscar Contardo (Curico, 1974) que apunta a completar algunos vacíos o, en todo caso, expandir la órbita de la vida privada de Lemebel.
Los testimonios de los amigos primigenios, vecinos o colegas refuerzan la idea de alguien marginado. Algunas preguntas del narrador (”¿Pedro tomaba mucho?, “¿Ella sabía que Pedro andaba en la marihuana?), si no encausan la óptica del retrato, funcionan como una reflexión alrededor de la sociedad chilena. Contardo apuesta a un registro periodístico. Las voces y archivos que reúne son señuelos que hablan de un escritor vital y reactivo. Solo cuando observa cierta correspondencia entre biografemas y obra, se detiene en el análisis de los escritos. Más que un ejercicio biográfico, Loca fuerte propone una mirada sobre la instalación de Lemebel en el campo literario y sus vicisitudes “fuera de la norma”, que, en algún punto, pierden de vista el trabajo del potente fraseo del escritor chileno.
Loca fuerte
Por Oscar Contardo
Ediciones Univ. Diego Portales
277 páginas, $ 5800