Reseña: Lluvia y viento sobre Telumée Milagro, de Simone Schwarz-Bart
Una voz puede ser un destino y, al mismo tiempo, otro modo de experimentar lo real, como ocurre en Lluvia y viento sobre Télumée Milagro, de la guadalupeña Simone Schwarz-Bart (Charante, 1938). La novela, de 1972, es considerada una obra maestra de la literatura antillana y se publica por primera vez en el país en una traducción que rescata sus sutilezas de escritura.
En un tono mítico que remite a los relatos fundacionales, Télumée cuenta la historia de cuatro generaciones. El relato empieza con su bisabuela Minerve que, gracias a la abolición, había sido liberada de un amo conocido por sus caprichos crueles. Su hija Toussine ya nace en libertad y despierta el amor de un pescador. Ella será una de las protagonistas de la historia porque es la encargada de criar a Télumée desde que su mamá Victoire la dejó para irse con un hombre. A pesar de ese abandono, la hija es capaz de entender el dolor materno, que entre muchas tragedias, arrastra la de un marido asesinado.
Ese hecho acerca a la narradora a su abuela, en una relación de sabiduría y amor que la acompaña gran parte de su vida. Toussine ampara a Télumée, la peina, le canta y encarna la voz ancestral de un conocimiento capaz de revelar la dignidad de ser quiénes son. La abuela concentra la fortaleza de los relatos orales, le muestra un modo gozoso de vincularse con su comunidad, con la naturaleza y con su cuerpo.
Si bien la narración comienza cuando el pueblo ya es libre, la herida de la esclavitud late con una pulsión arrebatadora que ayuda a estas mujeres a sostenerse donde, bajo otras formas, perduran el racismo y la opresión.
“El país depende muchas veces del corazón del hombre: es diminuto si el corazón es pequeño y enorme si el corazón es grande”: la primera frase da tono a una épica que la emparienta con grandes relatos latinoamericanos como Pedro Páramo, de Juan Rulfo, o Balún Canán, de Rosario Castellanos, obras que recuperan las voces ancestrales y proponen una identidad diversa a la impuesta por la colonización.
En la novela de Schwarz-Bart –que busca dar forma a la cultura creole– ninguna de las protagonistas tiene una vida fácil, pero sí momentos de felicidad radiante. Padecen la violencia del hombre negro, del hombre blanco, de otras mujeres en mejor posición por su raza, por su belleza, por su dominio de sí mismas. Así y todo, Toussine es apodada la Reina Sin Nombre porque posee un poder distinto, que no llega a ser sobrenatural, pero sí es capaz de revelar las fuerzas ocultas en las experiencias más traumáticas.
Con el tiempo, Télumée descubre en sus vivencias la libertad de ser más allá de toda imposición y, a medida que nombra la vida que la rodea, quiebra la sintaxis de la lengua para abrirle camino a otra visión del mundo.
Lluvia y viento sobre Telumée Milagro
Por Simone Schwarz-Bart
Cía. Naviera Ilimitada. Trad.: Claudia Ramón Schwartzman
266 páginas, $3500