Reseña: La promesa, de Damon Galgut
La literatura sudafricana no se reduce únicamente a nombres como los de Nadime Gordimer o J.M. Coetzee. Damon Galgut (Pretoria, 1963), otro de esos autores, es novelista y dramaturgo y con La promesa se alzó en 2021 con el premio Booker, prestigioso galardón británico.
La novela abarca cuarenta años de la compleja historia sudafricana –donde el apartheid fue ley ominosa– siguiendo los pasos de una familia blanca de granjeros, los Swart (en afrikans significa “negro”) y algunos de sus funerales. En un relato en que las historias íntimas y la del propio país se cruzan y hacen eco, se destacan como personajes Amor y Anton, hijos de los Swart (hay otra: Astrid), que no olvidan la promesa (sacada en el lecho de muerte por la madre al padre) de que la mujer negra que ha trabajado para ellos toda la vida, Salome, pueda quedarse con la casa en la que siempre vivió. Amor es en ese sentido el eje más sensible de la narración, alrededor de la que gira ese deseo siempre postergado.
Ese detalle argumental –central, pero no único– es realzado por la manera en que Galgut articula su novela por medio de una voz omnisciente que sabe explorar la privacidad de sus personajes, los cambios y la desintegración de Sudáfrica, pero también de todo lo que se le pone a mano, ya sea la anatomia de un animal o la minucia de un paisaje. Ese virtuosismo, que va ligando los diversos elementos con una prosa cadenciosa, es lo que impulsa una historia áspera que, sin embargo, de manera muy moderna, no evita la escatología ni le escapa al humor y la belleza.
La promesa
Por Damon Galgut
Libros del Asteroide. Trad.: C. Filipetto
324 páginas, $ 26.500