Reseña: La mujer maravilla y yo, de Claudia Masin
Un cambio de registro tan conmovedor como sorpresivo, o tal vez el refuerzo de una línea vocal presente en su obra, se expresa en el nuevo libro de Claudia Masin (Resistencia, 1972), donde la mujer maravilla del título no es el célebre personaje de cómic, cine y televisión sino la amada que acompaña, protege y también educa a un “yo” mortificado. “El amor a lo dañado es el reverso / del daño, el lazo de la verdad / que lo retiene. No dejes / de recordarme eso, / mujer maravilla, / cuando vuelva la fiebre”, se lee en el primero de los dieciocho poemas (en el último se reivindica el apodo de “Yegua” adjudicado a Cristina Kirchner). Si bien siempre ha sido una poeta de aliento largo y sostenido, donde lo personal se deja impregnar por la cultura, la política y la ideología, en este libro la intimidad (del que la sexualidad disidente sería apenas la punta del iceberg) marca el tono.
Para Masin, no hay belleza sin ética ni ética sin poesía. Podría juzgar o vengarse, y de hecho lo hace (como en “Los hombres que odian a las mujeres”), pero aun en los poemas que escenifican el combate contra la pena o los predadores se advierte “que la rabia desatada es obediencia /al círculo del terror”. Por sutil intervención de la mujer maravilla, de animales tibetanos y montaraces, de chamanes y antibióticos, y gracias al heroísmo que forja la supervivencia, el dolor retrocede y la cura (como se titula su libro de 2016) recomienza. “La bondad es activa a veces, / otras veces la bondad es abstenerse. / Yo me abstengo y pido, como si fuera un rezo / pero es un exorcismo”; entre la plegaria y la magia, la poeta prepara su medicina verbal.
La mujer maravilla y yo
Por Claudia Masin
Caleta Olivia
78 páginas
$ 2990