Reseña: Kaidú, de Paula Pérez Alonso
Kaidú es la quinta novela de Paula Pérez Alonso (Buenos Aires, 1958), escritora y editora. La trama es sencilla. Aína conoce a Juan por azar, un mediodía cualquiera, en una galería de arte. Esa misma tarde, conoce también al perro de Juan, de nombre mongol, Kaidú, que la cautiva de inmediato. De a poco todo se resignifica: ir a trabajar, caminar por el parque, comprar comida. ¿Qué la une a Kaidú?, ¿qué a Juan? ¿Qué la hace parecida? ¿Qué la diferencia? ¿En qué lugar de la experiencia se encuentran?
Kaidú no es un perro doméstico pero tampoco un can erotizado en su salvajismo. No es alegoría de nada, ni encarna otra cosa más que su puro presente. Y, sin embargo, esa manera de acompañar, ese vacío de la conciencia de sí mismo –no se reconoce en los espejos y la protagonista lo cuenta con admiración– empieza a ser, para Aína, una revelación. Sus hábitos la llenan de asombro.
La novela gira en torno a lo otro, lo que sale del patrón común. Plantea una posibilidad superadora del binarismo, sobre todo ese que separa lo humano de lo no humano. En ese punto entra a jugar la autora de uno de los epígrafes: la norteamericana Donna Haraway, bióloga y especialista en estudios de género y teorías queer. En Manifiesto para cyborgs (1991), frente a lo inmutable, Haraway piensa en la construcción y deconstrucción constante de “máquinas, identidades, categorías, relaciones, historias del espacio”.
La narradora de Kaidú se hace eco de esas reflexiones. “Definiciones, clasificaciones. Nada que aclare nada”, dice, a la vez que se pregunta una y otra vez: “¿Cómo vivir juntos sin delimitaciones de espacios y tiempos?”
Se refiere a Kaidú, pero además a Juan, que viaja primero a Mongolia en busca de los pastores nómadas y más tarde parte rumbo a Australia. Se refiere también a los celos, a las formas de la convivencia que Aína quiere desandar pero cuya sombra por momentos persiste. También a la dicotomía vida/muerte, a cómo franquear el abismo que impone la ausencia.
Breve y narrada casi exclusivamente en presente, la nouvelle evoca el relámpago de la poesía. El relato está sucediendo, ahora: el perro se lame, salta sobre Aína y un instante después pierde el interés en ella para echarse tranquilo a dormir. La prosa de Pérez Alonso es, al igual que Kaidú, “de movimientos elegantes y asertivos”. Las frases se encadenan con tranquilidad, como si no hubiese apuro. Logran el tono justo, siempre asombrado, preciso.
Quienes lean Kaidú se encontrarán con una autora de gran sensibilidad, de la que vale conocer el resto de su obra, que comenzó con No sé si casarme o comprarme un perro, una novela muy distinta pero que desde el título parece hacerle eco a esta historia.
Kaidú
Por Paula Pérez Alonso
Tusquets
120 páginas
$ 1000