Reseña: Falla humana, de Diamela Eltit
“Cada noche será una página de vida”, anuncia “la búha guardiana de la cuadra”, uno de los personajes de Falla humana, novela de la chilena Diamela Eltit. Esta búha, un poco como Sherezade, intentará evitar que un poderoso organismo denominado “la Compañía” (poseedora de “inagotables recursos tecnológicos y cibernéticos”) expulse a los vecinos de las veinte casas que ocupan esa cuadra.
En la primera parte del libro transcurren diecisiete noches que narran diversas historias de quienes habitan esas casas. En una, tres monjas de un convento queman sus hábitos, se convierten en conejas y son decapitadas por “una turba fascista”. En otras interviene “la joven vocera de la cuadra”, que tiene a su padre enfermo y “está dotada de múltiples cualidades que despliega de manera infatigable”. También se cuenta la metamorfosis del adolescente Misael en un “delfín famoso” y el amorío entre una vecina casada y un obrero de la construcción.
En Falla humana predomina un tono alegórico que recurre a lo disparatado y combina algunas dosis de realismo mágico con elementos del absurdo. Para la segunda parte, la impetuosa imaginación de Eltit despliega un libre fluir de la conciencia, y en la sección final relata la resistencia que los vecinos organizan para no ser echados de sus hogares (“Es rabia y es justa. La noche señala que el fuego de las barricadas es inminente y que empiezan a congregarse.”). Así consolida una feroz denuncia contra una variante extrema de capitalismo, simbolizada por la insaciable codicia de la Compañía que “oprime”, “ciega” y “destruye”.
Falla humana
Por Diamela Eltit
Seix Barral
202 páginas, $ 19.900
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