Reseña: Escuela nocturna, de Lee Child
Otra entrega de las novelas protagonizadas por Jack Reacher, ambientada ahora en los años noventa, después de la Guerra Fría
3 minutos de lectura'

Como cada año desde 1997, el británico Lee Child (Coventry, 1954) le entrega al mundo otro capítulo de la cruzada del policía militar (retirado) Jack Reacher, que con su “metro noventa y cinco y ciento quince kilos” deambula por donde sea que el azar lo lleve, asegurándose de que los malos en su camino reciban un castigo dentro o fuera de la ley.
Esta es una tarea violenta, y la mayoría de las veces irremediablemente sucia, pero Reacher no duda y Child, por eso mismo, confirma su dominio de un lenguaje depurado de todo idealismo, muy adecuado para darle forma a la voz de un héroe cínico sintonizado a la perfección con la época.
“Me sentí bastante bien apretando el gatillo”, cuenta sobre los dos criminales de guerra bosnios a los que mató a cambio de su segunda Legión al Mérito al comienzo de Escuela nocturna que, ambientada en el año 1996, nos muestra a Reacher cuando aún formaba parte del Ejército de los Estados Unidos. “Es como sacar la basura a la calle. Quizá no divertido en y por sí mismo, pero después tienes un garaje limpio y ordenado. Lo cual se siente bien. Sin duda”.
Espantada por las aberraciones de los hombres a los que Reacher ejecutó (que involucran violaciones en masa de civiles, con detalles que Child no se ahorra), su circunstancial interlocutora lamenta que “cosas así sucedan”. “Acostúmbrate”, le dice Reacher, “solo se puede poner peor”. Y, en efecto, después del año 2000, las cosas se pondrían peores.
Sin embargo, en Escuela nocturna Reacher es un investigador de apenas 35 años que cree en las instituciones de su país y la era del terrorismo global está todavía en ciernes, por lo que es convocado a una misión ultrasecreta.
Lo que está en juego es la venta de algún tipo de mercancía misteriosa por la que un grupo de extremistas árabes parece dispuesto a pagar cien millones de dólares a un traidor estadounidense con base en Alemania. A partir de ahí, para quienes conozcan la saga de novelas de Jack Reacher, las cosas se presentarán de una manera distinta: Escuela nocturna es una auténtica novela de espías, por lo que la tensión no se resuelve gracias a la mecánica de la fuerza, sino por la inteligencia aplicada a los detalles. Y esto implica otra novedad: Reacher no trabaja a solas, sino que lo acompaña su sargento Frances Neagley, una mujer eficiente (y tal vez enamorada) para la que “el primer deber de un sargento es mantener a su oficial a salvo”.
El resto es la magia habitual de Child en acción: la tensión de la trama crece al mismo tiempo que las páginas avanzan, y aunque todo gira alrededor de los rezagos de la Guerra Fría, Reacher no pierde oportunidad para dar sus habituales lecciones de vida (“come cuando puedas”), de amor y sexo (“la experiencia le gana a la conjetura cada vez”) y de filosofía (“el futuro no significa nada si no vivimos para verlo”). Aunque esta vez, aprovechando su estadía en Alemania, incluirá también algo sobre geopolítica: “¿Qué se siente cuando se pierde una guerra?”, le pregunta a un viejo nazi.

Escuela nocturna
Por Lee Child
Blatt&Ríos
Trad.: Aldo Giacometti
418 págs./ $ 3190
Temas
Otras noticias de Libros
Últimas Noticias
Ahora para comentar debés tener Acceso Digital.
Iniciar sesión o suscribite