Reseña: El reino errante, de Monica Ferrando
En épocas de crisis o de aparente agotamiento de alternativas políticas, suele despertarse el interés por formas de organización social que se perdieron en un pasado remoto. El hecho de que no hayan podido desarrollarse, ¿las hace merecedoras del olvido? ¿O es el interés por silenciar su existencia el que debe despertar expectativas de que allí pudiera haber indicios de vías alternativas que merecieran ser recuperadas?
El reino errante. La Arcadia como paradigma político, de la filósofa y artista plástica italiana Monica Ferrando (Novi Ligure, 1958), propone un viaje a las raíces de occidente, donde la mítica Arcadia cantada por poetas y citada como referencia por filósofos e historiadores, es presentada como fuente de nuevas perspectivas políticas.
Uno de los puntos centrales del texto se encuentra en la restauración del sentido originario del término griego Nómos, cuya resonancia plena parece haber tenido lugar en la Arcadia. Allí, esa palabra no aludía solamente, como lo haría más tarde, en la Atenas platónica, a “costumbre” o “ley convencional”, sino que tenía otros sentidos que la relacionaban con la música y el prado. No en vano los dioses asociados con este territorio son Pan y Hermes, inventores de instrumentos musicales como la siringa y la lira. La educación a través de la música, la conformación del carácter a través de ella, señalan la posibilidad de una ley no escrita, cuyo cumplimiento no demanda violencia, sino armonía con el cosmos. El prado, a su vez, como hábitat de múltiples especies que conviven en el marco de una justicia no punitiva, será lugar de enseñanza en la conformación de vínculos entre los seres humanos y en su relación con lo natural. Esta recuperación del sentido complejo del término Nómos no es una mera exhibición de erudición académica. Allí podría anidar un modo de concebir la organización política diferente del que terminó imponiéndose a partir de ciudades-estado como Atenas o Esparta.
Una de las ciudades que formaba parte de la Arcadia era Mantinea. Su nombre perdura asociado al de Diotima, personaje crucial de El banquete, de Platón. En una novedosa interpretación del texto, Ferrando señala que “la Arcadia era la depositaria de una sabiduría femenina” ligada a “ritos de la fecundidad humana” que Atenas no poseía. Por ello el personaje platónico podrá guiar al filósofo a un aprendizaje del camino del amor que conduzca al estado de contemplación a través de “todos los grados de atracción física, sin negarlos nunca”.
Sabiduría del amor que partiendo de los cuerpos lleva a la contemplación espiritual, armonía musical de la ley, justicia en la convivencia entre especies, son algunos de los tesoros ocultos en los prados de la Arcadia que Occidente haría bien en recuperar –según la filósofa italiana– mientras eso sea todavía posible.
El reino errante
Por Monica Ferrando
Adriana Hidalgo. Trad.: R. Zavalía y Teresa D’Meza Pérez
704 páginas, $ 35.900